viernes, 18 de agosto de 2017

"Caracoles de nieve", de LUCAS BUCHILLÓN CARVAJAL (CUBA, 1935-1977 d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "Poesía escogida", de fecha 2001  d.n.e.



La realidad es lisa y con la cara triste
pero es potente, dura; correctamente existe.
La luna, no es la luna que sueñan los poetas
un disco de oro viejo luciendo una coqueta
sonrisa desde el cielo. Es una bola inmensa
con cráteres crecidos. Más pobre que la tierra.

El mar no es el eterno santuario del marino
sino un temible acuario con humedad y frío
donde la sal estorba y es sal todo su giro
con un color distinto en cada nuevo sitio.

El agua de los lagos con su azul transparencia
donde se mece el junco y anidan las estrellas
no es el remanso dulce que buscan los poetas
para escribir el verso donde aparece ella.
Es la masa incolora, insípida y compacta
de hidrógeno y oxígeno, con su fórmula rara
con su tiempo y su espacio, sus piedras y su lodo
en luchas inconclusas debajo de su fondo.

El cuerpo no es conjunto armónico y perfecto
creado por Natura cual producto supremo.
Es un montón de carne cubriendo el esqueleto
con apetencias raras de sol y firmamento.

El corazón del hombre no es el blasón del alma
repleto de ternuras, sediento de esperanzas
que tiembla ante los ojos de la mujer amada
y se seangra y gime con la infantil desgracia.

Es un órgano sordo y además, insensible
con ventrícolas venas, válvulas y tabiques.
Y puede transplantarse de un hombre para otro
lo mismo que un dinamo a un automóvil roto.

La piel de las mujeres, sensiblemente tersas
con transmisible hechizo de lirios y aguas frescas
que incita en el delirio de las noches de fiesta
un espumoso encanto como las rosas nuevas.

No es amapola inmensa, que cubre el infinito
santuario de las formas, donde comienza el mito
de la ilusión más honda. Es dermis, epidermis
periferias y poros, con bellos incoherentes
un espejismo hermoso que el tiempo arruga y muerde.

Los senos de la hembra no son palomas blancas
con suavidad de lirios -como de ropa y nácar-
sino un montón de venas que se ocultan y aplastan
con la intención morbosa de dilatar las ansias.
Caracoles de nieve sobre un mundo de llamas
santificado sólo cuando el pequeño mama.

La risa de una boca, donde brotan las perlas
de ocho incisivos no es cascabel que rueda
para incitar el beso
ni es palpitar de alas
sino un reflejo incierto al contraer la cara
un escape exprofeso cuando un espasmo agrada.

El beso no es vuelo secreto de dos almas
cruzando sobre el puente de la ilusión más alta.
Es el pobre contacto de dos bocas cruzadas
en ligazón de huesos, de virus y de balas
el germen transmisor -según los autosabios
que ponen el pañuelo para besar los labios-
.

La música, ese arpegio que ejecutara Orfeo
para embriagar los dioses de los Olimpos griegos
que nos endulza el alma y nos empina el cuerpo
cuando florece el arco sagrado de un recuerdo
es el sonido acorde -de cuerdas o de vientos-
escrito con un lápiz, medido con un metro
logrado con desganas en noches de desvelo
entre ensayos, borrones, cigarros y bostezos.

El canto de las aves con su rumor de nidos
no es el violín del viento naciendo entre los pinos
es un esbozo torpe del cuello comprimido
un ruego o una queja carentes de sentido.

Y la flor, esa ninfa de incomparables galas
mueve bajo el viento sus transparentes alas
la que perfuma el aire con su tenaz fragancia
y da la miel más pura y da vida, alas mansas
mariposas del mundo. ¡Y las enamoradas!
No es el color del sueño ni el labio de la amada
sino cáliz, corola, estambres y pistilos,
la punta de un retoño con un color bonito
que se insemina y pare a voluntad de un bicho.

Y el amor, ese hechizo sublimemente grande
que brota desde el fondo de nuestra propia sangre
en reclamo de todo lo ansiado y lo soñable.
¿Es la atracción del sexo? ¿Es la pasión del hambre?
¿Es el miedo de estar solo como un perro en la calle?

No resisto el "realismo". Venid pues a juzgarme.
No resisto esta pobre verdad despoetizante
que aniquila lo bello para llorar cobarde
la sequedad de un mundo sin nada idealizable.

Yo seguiré mirando la vida con destellos
de soles milenarios, terriblemente bellos.
Aunque me juzguen tonto. Aunque me llamen necio.
Yo soy un hombre y amo. Soy un poeta y sueño.

Leer más poemas de este autor en el blog BESOS.

Enlace recomendado:
 
Volver a la página principal





No hay comentarios:

Publicar un comentario