martes, 22 de octubre de 2019

"Las dos cabezas", de GUILLERMO VALENCIA CASTILLO (COLOMBIA, 1873-1943 d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "Ritos", de fecha 1898  d.n.e.

         Omnis plaga tristitia cordis est 
         et omnis malitia, nequitia mulieris.
                        El Eclesiástico
          JUDITH y HOLOFERNES
                  (TESIS)
Blancos senos, redondos y desnudos, que al paso
de la hebrea se mueven bajo el ritmo sonoro
de las ajorcas rubias y los cintillos de oro,
vivaces como estrellas sobre la tez de raso.

Su boca, dos jacintos en indecible vaso,
da la sutil esencia de la voz
. Un tesoro
de miel hincha la pulpa de sus carnes. El lloro
no dio nunca a esa faz languideces de ocaso.

Yacente sobre un lecho de sándalo, el Asirio
reposa fatigado, melancólico cirio
los objetos alarga y proyecta en la alfombra...

Y ella, mientras reposa la bélica falange
muda, impasible, sola, y escondido el alfanje,
para el trágico golpe se recata en la sombra.

                      * * *
Y ágil tigre que salta de tupida maleza,
se lanzó la israelita sobre el héroe dormido,
y de doble mandoble, sin robarle un gemido,
del atlético tronco desgajó la cabeza.

Como de ánforas rotas, con urgida presteza,
desbordó en oleadas el carmín encendido,
y de un lago de púrpura y de sueño y de olvido,
recogió la homicida la pujante cabeza.

En el ojo apagado, las mejillas y el cuello,
de la barba, en sortijas, al ungido cabello
se apiñaban las sombras en siniestro derroche

sobre el lívido tajo de color de granada
y fingía la negra cabeza destroncada
una lúbrica rosa del jardín de la Noche.

                      * * *
   SALOMÉ y JOAKANANN
               (ANTÍTESIS)
Con un aire maligno de mujer y serpiente,
cruza en rápidos giros Salomé la gitana
al compás de los crótalos. De su carne lozana
vuela equívoco aroma que satura el ambiente.

Danza todas las danzas que ha tejido el Oriente:
las que prenden hogueras en la sangre liviana
y a las plantas deshojan de la déspota humana
o la flor de la vida, o la flor de la mente.

Inyectados los ojos, con la faz amarilla,
el caduco Tetrarca se lanzó de su silla
tras la hermosa, gimiendo con febril arrebato:

«Por la miel de tus besos te daré Tiberiades»,
y ella dícele: «En cambio de tus muertas ciudades,
dame a ver la cabeza del Esenio en un plato».

                      * * *
Como viento que cierra con raquítico arbusto,
en el viejo magnate la pasión se desata,
y al guiñar de los ojos, el esclavo que mata
apercibe el acero con su brazo robusto.

Y hubo grave silencio cuando el cuello del Justo,
suelto en cálido arroyo de fugaz escarlata,
ofrecieron a Antipas en el plato de plata
que él tendió a la sirena con medroso disgusto.

Una lumbre que viene de lejano infinito
da a las sienes del mártir y a su labio marchito
la blancura llorosa de cansado lucero.

Y —del mar de la muerte melancólica espuma—
la cabeza sin sangre del Esenio se esfuma
en las nubes de mirra de sutil pebetero.

          LA PALABRA DE DIOS
              (SÍNTESIS)
Cuando vio mi poema Jonatás el Rabino
(el espíritu y carne de la bíblica ciencia),
con la risa en los labios me explicó la sentencia
que soltó la Paloma sobre el Texto divino.

Nunca pruebes, me dijo, del licor femenino,
que es licor de mandrágoras y destila demencia;
si lo bebes, al punto morirá tu conciencia,
volarán tus canciones, errarás el camino.

Y agregó: Lo que ahora vas a oír no te asombre:
la mujer es el viejo enemigo del hombre;
sus cabellos de llama son cometas de espanto.

Ella libra la tierra del amante vicioso,
y Ella calma la angustia de su sed de reposo
con el jugo que vierten las heridas del santo.




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domingo, 20 de octubre de 2019

"Qasida de la mujer tendida", de FEDERICO GARCÍA LORCA (ESPAÑA, 1898-1936, d.n.e.)

Konstantin Razumov, "Bata rosa".

Verte desnuda es recordar la tierra,
la tierra lisa, limpia de caballos,
la tierra sin un junco, forma pura,
cerrada al porvenir; confín de plata.

Verte desnuda es comprender el ansia
de la lluvia que busca débil talle,
o la fiebre del mar de inmenso rostro
sin encontrar la luz de su mejilla.

Verte desnuda es recordar la tierra,
la tierra lisa, limpia de caballos.
Verte desnuda es comprender el ansia
de la lluvia que busca débil talle.

La tierra sin un junco, forma pura,
cerrada al porvenir; confín de plata.
O la fiebre del mar de inmenso rostro
sin encontrar la luz de su mejilla.

La sangre sonará por las alcobas
y vendrá con espadas fulgurantes,
pero tú no sabrás dónde se ocultan
el corazón de sapo o la violeta.

Tu vientre es una lucha de raíces.
Tus labios son un alba sin contorno.
Bajo las rosas tibias de la cama
los muertos gimen esperando turno.




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jueves, 17 de octubre de 2019

"Recinto. XI", de CARLOS PELLICER CÁMARA (Méjico, 1897-1977 d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "Recinto y otras imágenes", de fecha 1941  d.n.e.



"Retrato de una joven", de Pierre Auguste Cot (1869)
La primera tristeza ha llegado. Tus ojos
fueron indiferentes a los míos. Tus manos
no estrecharon mis manos.
Yo te besé y tu rostro era la piedra seca
de las alturas vírgenes. Tus labios encerraron
en su prisión inútil mi primera amargura
.
En vano tu cabeza puse en mi hombro y en vano
besé tus ojos. Eras el oasis cruel
que envenenó sus aguas y enloqueció a la sed.
Y se fue levantando del horizonte una
nube. Su tez morena voló a color. De nuevo
fue oscureciendo el tono de los días de antes.
Yo abandoné tu rostro y mis manos
ausentaron las tuyas. Mi voz se hizo silencio.
Era el silencio horrible de los frutos podridos.
Oí que en mi garganta tropezó la derrota
con las piedras fatales.
Yo me cubrí los ojos
para no ver mis lágrimas que huían hacia mí.
Luego tú me besaste, dijiste algo. Yo oía
llorar mis propias lágrimas en el primer silencio
de la primer tristeza. El alma de ese día
llegó de lejos —tu alma— y se quedó en mi pecho.




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lunes, 14 de octubre de 2019

"Los recelos", de JOSÉ MARÍA HEREDIA (CUBA, 1803-1839 d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "Poesías líricas de don José María de Heredia". Poesías amatorias.", de fecha 1893  d.n.e.



"La primavera", de Rosalba Carriera (1675-1757)

¿Por qué, adorada mía,
mudanza tan cruel? ¿Por qué afanosa
evitas encontrarme, y si te miro,
fijas en tierra lánguidos los ojos y
y triste amarillez nubla tu frente?
¡Ay! do volaron los felices días
En que risueña y plácida me vías,
y tus ardientes ojos me buscaban,
y de amor y placer me enajenaban?
¡Cuántas veces en medio de las fiestas,
de una fogosa juventud cercada,
me aseguró de tu cariño tierno
una veloz simpática mirada!
Mi bien, ¿por qué me ocultas
el dardo emponzoñado que desgarra
tu puro corazón?... Mira que llenas
mi existencia de horror y de amargura:
dime, dime el secreto que derrama
el cáliz de dolor en tu alma pura.
Mas, ¿aún callas? ¡Ingrata! Ya comprendo
la causa de tu afán: ya no me amas,
ya te cansa mi amor... No, no; ¡perdona!
¡Habla, y hazme feliz!... ¡Ay! yo te he visto,
la bella frente de dolor nublada,
alzar los ojos implorando al cielo.
Yo recogí las lágrimas que en vano
pretendiste ocultar; tu blanca mano
estreché al corazón llena de vida
que por tu amor palpita, y azorada
me apartaste de ti con crudo ceño:
volví a coger tu mano apetecida,
sollozando a mi ardor la abandonaste,
y mientras yo ferviente la besaba,
bajo mis labios áridos temblaba
.
¿Te fingirás acaso
delito en mi pasión? Hermosa mía,
no temas al amor: un pecho helado,
al dulce fuego del sentir cerrado,
rechaza la virtud, a la manera
de la peña que en vano
riega a torrentes la afanosa lluvia,
sin que fecunde su fatal dureza;
y el amor nos impone
por ley universal Naturaleza.

Rosa de nuestros campos, ¡ah! no temas
que yo marchite con aliento impuro
tu virginal frenor. ¡Ah! ¡te idolatro!...
Eres mi encanto, mi deidad, mi todo.
¡Único amor de mi sencillo pecho!
Yo bajara al sepulcro silencioso
por hacerte feliz... Ven a mis brazos,
y abandónate a mí; ven, y no temas.
La enamorada tórtola tan solo
sabe aqueste lugar, lugar sagrado
ya de hoy más para mí... ¿Su canto escuchas
que en dulce y melancólica ternura
baña mi corazón?... Déjame, amada,
sobre tu seno descansar... ¡Ay! vuelve...
tu rostro con el mío
une otra vez, y tus divinos labios
impriman a mi frente atormentada
el beso del amor... Ídolo mío,
tu beso abrasador me turba el alma:

toca mi corazón cual late ansioso
por volar hacia ti... deja, adorada,
que yo te estreche en mis amantes brazos
sobre este corazón que te idolatra
¿Le sientes palpitar? ¿Ves cual se agita
abrasado en tu amor? ¡Pluguiera al cielo
que a ti estrechado en sempiterno abrazo
pudiese yo espirar! ¡Gozo inefable!
aura de fuego y de placer respiro;
confuso me estremezco:
¡ay! mi beso recibe... yo fallezco...
Recibe, amada mi postrer suspiro.




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miércoles, 9 de octubre de 2019

"Me sobra la poesía", de ELVIRA SASTRE SANZ (ESPAÑA, 1992--, d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo", de fecha 2014  d.n.e.



           Me sobró el resto
           desde el primer beso.
Amor,
a mí desde que estás
me sobra amor por los cuatro puntos cardinales
de este país que no quería ser conquistado
y acabó enamorado de tu bandera.
Se me han roto las brújulas
y ahora mire donde mire
solo
estás
tú,
y un trozo de mar conjugado en futuro
y un beso en cada ola de tu marea
y varias frases cosidas a tu frente
para que leas poesía cada vez que te mires al espejo.

De igual manera
que me sobran las manos cuando no estás
y tengo demasiados latidos
para tan poco pecho
—aunque me hayas
hecho el corazón más grande que la pena—,
del mismo modo
que mis pies pierden el ritmo
cuando no van a tu casa
—el aire solo se mueve
cuando tú bailas—
y el cartero me pregunte por ti
de tanto escribirle tu nombre…

De igual manera,
me sobran las formas
y las excusas
y las palabras,
me sobra hasta el silencio
y el eco de las estaciones,
me sobra el pasado
y la tristeza
y los poemas,
me sobra la ciudad
y los enamorados que cabalgan sobre ella,
me sobran las mentiras
—menos esas que consiguen
que te quedes un ratito más—,
me sobran todos los besos llenos de tinta
y todas las palabras manchadas de saliva,

me sobra tu casa
y la mía
y las noches que duran días,
me sobra esta bendita paz
y esta ausencia de ruidos
que me has regalado,
me sobran mis dedos
y mis sueños
y mis dedos que te sueñan
y mis sueños con tus dedos,
me sobra el miedo
y los callejones
y la luz,
me sobran las huellas
porque me sobra el camino.

Desde que estás
me sobra todo lo que tengo
—me sobra hasta lo que no tengo—
porque tú me das todo.

Mi vida,
desde que estás tú
lo único que me falta
es la muerte.

Y no la echo de menos.





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domingo, 6 de octubre de 2019

"Bésame", canción de RICARDO MONTANER (Héctor Eduardo Reglero Montaner) (ARGENTINA, 1957--, d.n.e.)

Canción perteneciente al álbum "Sueño repetido", de fecha 2001  d.n.e.


Tamara Lempicka - Rozowa tunika, 1927


Bésame la boca, con tu lágrima de risa.
Bésame la luna y tapa el sol con el pulgar.
Bésame el espacio entre mi cuerpo y tu silueta,
y al mar más profundo, bésale con tu humedad.

Bésame el susurro que me hiciste en el oído.
Bésame el recorrido de mis manos a tu altar.
Con agua bendita de tu fuente, bésame toda la frente,
que me bautiza y me bendice... Esa manera de besar...

Besa mis campos y mis flores, con tus gotitas de colores.
Besa la lluvia, que resbala en la ventana.

Besa mi vida y mis cenizas... y me dirás que voy deprisa.
Bésame y déjame con un grito que lo logre.
Besa el torrente de ilusiones. Bésame todas la pasiones.
Besa mi río hasta su desembocadura.

Besa mi vida y mis cenizas... y me dirás que voy deprisa.
Besa mis días y mis noches, mis diluvios y mi cielo a pleno sol.

Bésame los ojos, aún dormido en la mañana.
Y bésame la piel, con el caudal de tu estrechez.
Con agua bendita de tu fuente, bésame toda la frente,
que me bautiza y me bendice... Esa manera de besar...

Besa mis cantos y mis flores, con tus gotitas de colores.
Besa la lluvia que resbala la ventana.

Besa mi vida y mis cenizas... y me dirás que voy deprisa.
Bésame y déjame con un grito que lo logre.
Besa el torrente de ilusiones. Bésame todas la pasiones.
Besa mi río hasta su desembocadura.
Besa mi vida y mis cenizas... y me dirás que voy deprisa.
Besa mis días y mis noches, mis diluvios y mi cielo a pleno sol.

...Y mi cielo a pleno sol...



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martes, 1 de octubre de 2019

"Río turbio", de GONZALO ROJAS PIZARRO (CHILE, 1916-2011 d.n.e.)

"Desnudo", de Taras Loboda

No con semen de eyacular sino con semen de escribir
le digo a la paloma: —ábrete, paloma, y
se abre; —recíbeme,
y me recibe, erecto
y pertinaz, ahí mismo volamos

inacabables hasta más allá del Génesis setenta veces siete, y así
vaciado el sentido: —«Vuestra soy
gime con gemido en su éxtasis, para vos nací,
¿que mandáis hacer de mí?
». Ciego
de su olor, beso entonces un aroma
que no olí en mujer
: —«Guárdame
—irrumpo arterial— esta leche de dragón
hasta la Resurrección en la tersura
de tu figura de piel, clítoris
y más clítoris en el frenesí
de la Especie. No haya mortaja
entre nosotros
».

A lo que la posesa: —«Ay, cuerpo,
quien fuera eternamente cuerpo, tacto
de ti, liturgia
y lascivia de ti y el beso
corriera como huracán y yo fuera el beso
de mujer para aullarte
loba de mí,
Río
Turbio abajo hasta la Antártica, loca
como soy, zumbido del príncipe
».

De histeria y polvo, amor,
fuimos hechos, uno lee
ocioso en maya, en sánscrito las estrellas; ¡uno!
¿de qué escribe uno? —«Dínoslo
de una vez Teresa de Avila, Virginia
Woolf, Emily mía
Brónte de un páramo
a otro, Frida mutilada
que andas volando por ahí, ¿de qué
escribe uno?
»




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