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sábado, 31 de julio de 2021

"Canción de invierno y de verano", de ÁNGEL GONZÁLEZ MUÑIZ (ESPAÑA, 1925-2008, d.n.e.)





Cuando es invierno en el mar del Norte
es verano en Valparaíso.
Los barcos hacen sonar sus sirenas al entrar en el puerto de Bremen con jirones de niebla y de hielo en sus cabos,
mientras los balandros soleados arrastran por la superficie del Pacífico Sur bellas bañistas.

Eso sucede en el mismo tiempo,
pero jamás en el mismo día.

Porque cuando es de día en el mar del Norte
—brumas y sombras absorbiendo restos
de sucia luz—
es de noche en Valparaíso
—rutilantes estrellas lanzando agudos dardos
a las olas dormidas-.

Cómo dudar que nos quisimos,
que me seguía tu pensamiento
y mi voz te buscaba —detrás,
muy cerca, iba mi boca-
.
Nos quisimos, es cierto, y yo sé cuánto:
primaveras, veranos, soles, lunas.

Pero jamás en el mismo día.




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viernes, 18 de enero de 2019

"Empleo de la nostalgia", de ÁNGEL GONZÁLEZ MUÑIZ (España, 1925-2008 d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "Procedimientos narrativos", de fecha 1972  d.n.e.



 Amo el campus
              universitario,
              sin cabras,
              con muchachas
              que pax
              pacem
              en latín,
              que meriendan
              pas pasa pan
              con chocolate
              en griego,
              que saben lenguas vivas
              y se dejan besar
              en el crepúsculo
              (también en las rodillas)
              y usan
              la coca cola como anticonceptivo.

                   Ah las flores marchitas de los libros de 
                   texto
finalizando el curso
                   deshojadas
cuando la primavera
se instala
en el culto jardín del rectorado
                   por manos todavía adolescentes
y roza con sus rosas
                   manchadas de bolígrafo y de tiza
el rostro ciego del poeta
                   transustanciándose en un olor agrio
                   a naranjas
Homero
                   o semen...

                   Todo eso será un día
                   materia de recuerdo y de nostalgia.
                   Volverá, terca, la memoria
                   una vez y otra vez a estos parajes,
                   lo mismo que una abeja
                   da vueltas al perfume
                   de una flor ya arrancada:

                   inútilmente.

                           Pero esa luz no se extinguirá nunca:
                           llamas que aún no consumen,
...ningún presentimiento
puede quebrar las risas
                           que iluminan
                           las rosas y los cuerpos
y cuando el llanto llegue
                           como un halo
los escombros
la descomposición
                            que los preserva entre las sombras
                            puros
no prevalecerán
serán más ruina
                            absortos en sí mismos
y solo erguidos quedarán intactos
todavía más brillantes
                            ignorantes de sí
esos gestos de amor...
                            sin ver más nada.


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jueves, 14 de enero de 2016

"Me basta así", de ÁNGEL GONZÁLEZ MUÑIZ (España, 1925-2008 d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "Palabra sobre palabra", de fecha 1965  d.n.e.



Si yo fuese Dios
y tuviese el secreto,
haría un ser exacto a ti;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
—de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso—;
entonces,

si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar que si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,

para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo,
mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando —luego— callas...
(Escucho tu silencio.
Oigo
constelaciones: existes.
Creo en ti.
Eres.
Me basta).

[♪♫♪ Puedes escuchar aquí el poema♪♫♪ "Me basta así" cantado por Pedro Guerra].



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