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miércoles, 14 de diciembre de 2022

"Soneto: La lumbre, que murió de convencida", de FRANCISCO DE QUEVEDO Y VILLEGAS (ESPAÑA, 1580-1646 d.n.e.)

La lumbre, que murió de convencida
con la luz de tus ojos y, apagada
por sí, en el humo se mostró enlutada:
exequias de su llama ennegrecida.

Bien pudo blasonar su corta vida
que la venció beldad tan alentada
que, con el firmamento en estacada,
rubrica en cada rayo una herida.

Tú, que la diste muerte, ya piadosa
de tu rigor, con ademán travieso
la restituyes vida más hermosa.

Resucitola un soplo tuyo impreso
en humo, que en tu boca es milagrosa
aura que nace con facción de beso.





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lunes, 24 de octubre de 2022

" Romance: No pueden los sueños, Floris", de FRANCISCO DE QUEVEDO Y VILLEGAS (ESPAÑA, 1580-1645)

"Aurora y Céfalo", de Baron Pierre Narcisse Guérin (1810)


No pueden los sueños, Floris
ofender prendas divinas,
pues permiten a las almas
el mentir para sí mismas.

Prevenir un sueño quiero,
que, por hacerme caricias,
hurtó mis ojos al llanto,
que los aniega la vista.

Soñé (gracias a la noche),
no sé, Floris, si lo diga
(mas perdona, que los sueños
no saben de cortesía),

que estaban entre mis brazos,
pues eres, diosa divina,
de un amante bullicioso
las obras ejecutivas.

Soñaba el ciego que veía
y soñaba lo que quería.

Tus voces y tus razones
me di, Floris, tanta prisa
a beberlas de tu boca,

que me excusaba de oírlas.

Es no decir lo que vi
apiadarme de la envidia,
y guardar para mí solo
mis glorias con avaricia.

Lo que tocaron mis manos,
adiestradas de mentiras,
no lo darán por el cetro
de todas las monarquías.

Hechas demonios, andaban
tentando abajo y arriba,
y al escondite jugaban
mis obras con tu basquiña.

Soñaba el ciego que veía
y soñaba lo que quería.

Andúvete con la boca
rosa a rosa las mejillas,

y aun dentro de tus dos ojos
te quise forzar las niñas.

Dime una hartazga de cielo
en tan altas maravillas;
maté la hambre al deseo,
y enriquecí la codicia.

No hay estación en tu cuerpo
que no adore de rodillas;
con mis cuentas en la mano,
lloré en la postrer ermita.

De beso en beso me vine,
tomándote la medida,
desde la planta al cabello,
por rematar en las Indias.

El apetito travieso,
con sola mi fantasía,
más entremetido andaba
que fraile con bacinica.

Andando de esta manera,
topé con las barandillas,
desperté con un chichón,
estando en la cuna el día.

Perdona el sueño sabroso
lisonjeras demasías,
que, aun despierto, en la memoria
me están haciendo cosquillas.

Soñaba el ciego que veía
y soñaba lo que quería.





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jueves, 4 de agosto de 2022

"Pues quita al año Primavera el ceño", de de FRANCISCO DE QUEVEDO Y VILLEGAS (ESPAÑA, 1580-1646 d.n.e.)

"Cupido y Psique", de John Hoppner (1785)


Pues quita al año Primavera el ceño
y el verano risueño
restituye a la tierra sus colores,
y en donde vimos nieve vemos flores,
y las plantas vestidas
gozan las verdes vidas
dando, a la voz del pájaro pintado,
las ramas sombras y silencio el prado,
ven, Aminta, que quiero
que, viéndote primero,
agradezca sus flores este llano
más a tu blanco pie que no al verano.

Ven; veraste al espejo de esta fuente,
pues, suelta la corriente
del cautiverio líquido del frío,
perdiendo el nombre, aumenta el suyo al río.
Las aguas que han pasado
oirás por este prado
llorar no haberte visto, con tristeza;
mas en las que mirares tu belleza,
verás alegre risa,
y cómo las dan prisa,
murmurando su suerte a las primeras,
por poderte gozar las venideras.

Si te detiene el sol ardiente y puro,
ven, que yo te aseguro
que, si te ofende, le has de vencer luego,
pues se vale él de luz y tú de fuego;
mas si gustas de sombra,
en esta verde alfombra
una vid tiene un olmo muy espeso
(no sé si diga que abrazado o preso)
y a sombra de sus ramas
le darán nuestras llamas,
ya los digan abrazos o prisiones,
invidia al olmo y a la vid pasiones.

Ven, que te aguardan ya los ruiseñores,
y los tonos mejores,
porque los oigas tú, dulce tirana,
los dejan de cantar a la mañana.
Tendremos invidiosas
las tórtolas mimosas,
pues, viéndonos de gloria y gusto ricos,
imitarán los labios con los picos:
aprenderemos dellas
soledad y querellas,
y, en pago, aprenderán de nuestros lazos
su voz requiebros y su pluma abrazos.

¡Ay, si llegases ya, qué tiernamente,
al ruido de esta fuente,
gastáramos las horas y los vientos,
en suspiros y músicos acentos
Tu aliento bebería
en ardiente porfía

que igualase las flores de este suelo
y las estrellas con que alumbra el cielo,
y sellaría en tus ojos,
soberbios con despojos,
y en tus mejillas sin igual, tan bellas,
sin prado, flores, y sin cielo, estrellas.

Halláramos aquí la blanca Aurora
riendo, cuando llora;
la noche, alegres, cuando en cielo y tierra
tantos ojos nos abre como cierra.
Fuéramos cada instante
nueva amada y amante:
y ansí tendría en firmeza tan crecida
la muerte estorbo y suspensión la vida;
y vieran nuestras bocas,
en ramos de estas rocas,
ya las aves consortes, ya las viudas,
más elocuentes ser cuando más mudas.





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martes, 13 de abril de 2021

"Soneto: Si mis párpados, Lisi, labios fueran", de FRANCISCO DE QUEVEDO Y VILLEGAS (ESPAÑA, 1580-1646 d.n.e.)


Si mis párpados, Lisi, labios fueran,
besos fueran
los rayos visuales
de mis ojos, que al sol miran caudales
águilas, y besaran más que vieran.

Tus bellezas, hidrópicos, bebieran,
y cristales, sedientos de cristales;
de luces y de incendios celestiales,
alimentando su morir, vivieran.

De invisible comercio mantenidos,
y desnudos de cuerpo, los favores
gozaran mis potencias y sentidos;

mudos se requebraran los ardores;
pudieran, apartados, verse unidos,
y en público, secreto, los amores.





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viernes, 3 de enero de 2020

"Bésame, espejo dulce, ánima mía", de FRANCISCO DE QUEVEDO Y VILLEGAS (ESPAÑA, 1580-1645)

Bésame, espejo dulce, ánima mía,
bésame, acaba, dame este contento,
y cada beso tuyo engendre ciento
sin que cese jamás esta porfía.

Bésame cien mil veces cada día,
porque encontrando aliento con aliento
salgan de aqueste intrínseco contento
dulce suavidad, dulce armonía.

¡Ay boca, venturoso el que te toca!
¡Ay labios, dichoso es el que os besa!
Acaba, vida, dame este contento,

y dame ya ese gusto con tu boca,
bésame, vida,
ya, si no te pesa,
aprieta, muerde, chupa, y sea con tiento.





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domingo, 11 de junio de 2017

" Comunicación de amor invisible por los ojos", de FRANCISCO DE QUEVEDO Y VILLEGAS (ESPAÑA, 1580-1645)


Si mis párpados, Lisi, labios fueran,
besos fueran los rayos visüales
de mis ojos
, que al sol miran caudales
águilas, y besaran más que vieran.

Tus bellezas, hidrópicos, bebieran,
y cristales, sedientos de cristales;
de luces y de incendios celestiales,
alimentando su morir, vivieran.

De invisible comercio mantenidos,
y desnudos de cuerpo, los favores
gozaran mis potencias y sentidos;

mudos se requebraran los ardores;
pudieran, apartados, verse unidos,
y en público, secretos, los amores.


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