martes, 30 de julio de 2019

"De somnio", ANÓNIMO (s. XII, d.n.e.)

Poema perteneciente al "Cancionero de Ripoll o Carmina Rivipullensia", del siglo XII  d.n.e.



Si uera somnia forent que somnio,
Magno perhenniter replerer gaudio.
Aprilis tempore, dum solus dormio
In prato uiridi, iam satis florido,
Virgo pulcerrima, uultu sydereo,
Et proles sanguine progressa regio,
Ante me uisa est, que suo pallio
Auram mihi facit cum magno studio.
Auram dum uentilat, interdum dultia
Hore mellifluo iungebat basia,
Et latus lateri iuncxisset pariter,
Sed primum timuit ne ferrem graviter.
Tandem sic loquitur: "Monitu Veneris
Ad te deuenio, dilecte iuuenis;
Face Cupidinis succensa pectore,
Mente te diligo cum toto corpore.
Ni me dilexeris sicut te diligo,
Credas quod moriar dolore nimio.
Quare te deprecor, o decus iuuenum,
Vt non me negligas, sed des solatium.
Nec iuste poteris nunc me negligere,
Quippe sum regio progressa sanguine.
Aurum et pallia, uestes purpureas,
Renones griseos et pelles uarias,
Plures tibi dabo, si gratus fueris
et, ut te diligo, sic me dilexeris.
Si pulcram faciem queris et splendidam,
Hic sum; me teneas, quia te diligam.
Cum nullus pulcrior te sit in seculo,
Vt pulcram habeas amicam cupio
".
His verbis uirginis commotus ilico,
Ipsam amplexibus duris circumligo.
Genas deosculans papillas palpito,
Post illud dulcius secretum compleo.
Inferre igitur possum quod nimium
Felix ipse forem et plus quam nimium,
Illam si uirginem tenerem uigilans
Quam prato tenui, dum fui somnians.
Si verdaderos fueran los sueños que sueño,
de un gran gozo de continuo me llenaría.
Era la época de abril: estando solo, dormía
sobre un prado verde, ya bastante florido,
cuando una doncella hermosísima, de rostro astral,
e hija sin duda de sangre regia,
ante mí se apareció, la cual con su manto
aire me daba con gran cuidado.
Mientras me abanicaba, entreveraba dulces
besos que con su boca meliflua me daba
,
y su cuerpo habría unido con el mío,
mas al principio temió un rechazo por mi parte.
Al fin así habló: —«Por consejo de Venus
a ti vengo, amado joven;
por la antorcha de Cupido inflamada en mi pecho,
con la mente te amo, y con todo el cuerpo.
Si no me amas como yo te amo,
créeme que moriré por dolor tan excesivo.
Por ello te ruego, oh belleza de los jóvenes,
que no me desdeñes, sino que me des solaz.
Y no podrás en justicia ahora desdeñarme,
pues procedo de regia sangre.
Oro y mantos, ropas purpúreas,
capas grises y pieles variadas,
muchas te daré, si grato me fueras,
y, si como yo te amo, así tú me amaras.
Si un bello rostro buscas, y espléndido,
aquí estoy: tómame, pues yo te amo.
Como nadie más hermoso que tú hay en el mundo,
que tengas una hermosa amiga deseo».
Por estas palabras de la doncella conmovido,
al instante con apretado abrazo la estrecho.
A la vez que sus mejillas beso, sus pechos palpo
y después aquel más dulce secreto alcanzo.
Deducir, por tanto, puedo, que demasiado
feliz sería yo, y más que en demasía,
si a aquella muchacha poseyera despierto,
y que en el prado tuve hasta que estuve despierto
(Traducción: Raúl Amores Pérez).



Leer más poemas de este autor en el blog BESOS.

Enlace recomendado:
 
Volver a la página principal





viernes, 26 de julio de 2019

"Ícaro encendido", de CELSA BARJA RODRÍGUEZ (ESPAÑA, 1966--, d.n.e.)

Caen los pétalos de los minutos
deshojando la flor del tiempo,
y yo me fotografío, desnuda de mí,
para regalarte en versos mi piel.
Así puedo sentir tu pecho
dialogando en braille con mi espalda,
tus dientes apostando fuerte
en mi oreja, todo o nada...
Y me giro entre tus brazos
sin disimular la urgencia de invadirnos
con las bocas
, con las manos, con la conciencia,
desleírnos en nuestras sombras,
combinación perfecta de substancias,
almas de cera, almas de cera...
Puedo sentirte como un Ícaro encendido
agitando entre saliva y sudor tus alas...

Vuélame, amor, surca mis húmedas nubes,
pregunta en mi mapa sus rutas arcanas
y abre incógnitas con tus labios,
transciende lo indefinido de sentir con la lengua
los alados abismos más sagrados.

Rompe la copa del amor y escánciame,
que quiero sentir tu boca abandonada
en la caricia prístina de mi pecho,

ser toda yo una estancia que te espera,
abiertas las ventanas donde posar tu vuelo.
Humedezcámonos con las lágrimas
que sólo saben llorar los cuerpos,
hasta que duerma tu estirpe divina
ahogada en el Olimpo de mi misterio.



Leer más poemas de este autor en el blog BESOS.

Enlace recomendado:
 
Volver a la página principal





jueves, 25 de julio de 2019

"Sed non satiata", de CHARLES PIERRE BAUDELAIRE (Francia, 1821-1867 d.n.e.)

Poema XXVI perteneciente al libro "Las flores del mal", de fecha 1868  d.n.e.



Bizarre déité, brune comme les nuits,
Au parfum mélangé de musc et de havane,
Œuvre de quelque obi, le Faust de la savane,
Sorcière au flanc d’ébène, enfant des noirs minuits,

Je préfère au "Constance", à l’opium, au "Nuits",
L’élixir de ta bouche où l’amour se pavane;
Quand vers toi mes désirs partent en caravane,
Tes yeux sont la citerne où boivent mes ennuis.

Par ces deux grands yeux noirs, soupiraux de ton âme,
Ô démon sans pitié ! verse-moi moins de flamme;
Je ne suis pas le Styx pour t’embrasser neuf fois,

Hélas! et je ne puis, Mégère libertine,
Pour briser ton courage et te mettre aux abois,
Dans l’enfer de ton lit devenir Proserpine!

(Traducción de Raúl Amores Pérez)

Extraña Diosa, morena como las noches,
con perfume mezclado de almizcle y habano,
obra de algún brujo negro (obis), el Fausto de la sabana,
hechicera con el costado de ébano, hija de las negras medias noches,

prefiero antes que el Constance, el opio, el Nuits
el licor de tu boca donde el amor se pavonea;

cuando hacia ti mis deseos parten en caravana,
tus ojos son la cisterna donde beben mis hastíos.

Por esos dos grandes ojos negros, tragaluces de tu alma,
¡oh demonio sin piedad,! sirveme menos llamas;
no soy la Estigia para abrazarte nueve veces,

¡qué lástima!, y no puedo, Megera libertina,
para detener tu coraje y que te des por vencida,
en el infierno de tu cama convertirme en Proserpina.



Leer más poemas de este autor en el blog BESOS.

Enlace recomendado:
 
Volver a la página principal





miércoles, 24 de julio de 2019

"Pequeñas lecciones de erotismo", de GIOCONDA BELLI (NICARAGUA, 1948-- d.n.e.)

I.
Recorrer un cuerpo en su extensión de vela
es dar la vuelta al mundo
Atravesar sin brújula la rosa de los vientos
islas golfos penínsulas diques de aguas embravecidas
no es tarea fácil -si placentera-
No creas hacerlo en un día o noche
de sábanas explayadas.
Hay secretos en los poros para llenar muchas lunas

II.
El cuerpo es carta astral en lenguaje cifrado.
Encuentras un astro y quizá deberás empezar
a corregir el rumbo cuando nube huracán
o aullido profundo
te pongan estremecimientos.
Cuenco de la mano que no sospechaste

III. Repasa muchas veces una extensión
Encuentra el lago de los nenúfares
Acaricia con tu ancla el centro del lirio
Sumérgete ahógate distiéndete
No te niegues el olor la sal el azúcar
Los vientos profundos
cúmulos nimbus de los pulmones
niebla en el cerebro
temblor de las piernas
maremoto adormecido de los besos

IV.
Instálate en el humus sin miedo
al desgaste sin prisa
No quieras alcanzar la cima
Retrasa la puerta del paraíso
Acuna tu ángel caído
revuélvele la espesa cabellera
con la espada de fuego usurpada
Muerde la manzana

V. Huele
Duele
Intercambia miradas saliva impregnante
Da vueltas imprime sollozos piel que se escurre
Pie hallazgo al final de la pierna
Persíguelo busca secreto del paso forma del talón
Arco del andar bahías formando arqueado caminar
Gústalos

VI.
Escucha caracola del oído
como gime la humedad
Lóbulo que se acerca al labio sonido de la respiración
Poros que se alzan formando diminutas montañas

Sensación estremecida de piel insurrecta al tacto
Suave puente nuca desciende al mar pecho
Marea del corazón susúrrale
Encuentra la gruta del agua

VII.
Traspasa la tierra del fuego la buena esperanza
Navega loco en la juntura de los océanos
Cruza las algas ármate de corales ulula gime
Emerge con la rama de olivo
Llora socavando ternuras ocultas
Desnuda miradas de asombro
Despeña el sextante desde lo alto de la pestaña
Arquea las cejas abre ventanas de la nariz

VIII.
Aspira suspira
Muérete un poco
Dulce lentamente muérete
Agoniza contra la pupila extiende el goce
Dobla el mástil hincha las velas
Navega dobla hacia Venus
estrella de la mañana
-el mar como un vasto cristal azogado-
Duérmete náufrago.



Leer más poemas de este autor en el blog BESOS.

Enlace recomendado:
 






martes, 23 de julio de 2019

"Bacteria", de ROXANA ELVRIDGE-Thomas (MÉJICO, 1964--, d.n.e.)

          Para hacer que te enamores
          de mí con pasión tan fuerte,
          que te consumas buscándome
          sin que jamás ya me encuentres.
                      Federico García Lorca
Son tus marcas las que surcan mi epidermis.
Son señales de mi ausencia de este mundo.
Del poseso que se enfrenta a la cicuta de tu ausencia,
de ese hueco que no alcanza a descifrar cómo sales de la almendra que te tallo.
Deseo con avidez tus pliegues que contengan mis anhelos,
Devorar uno a uno tus respiros,
arrojarme a tus pisadas y colar mi esencia por tus dedos,
hallar algún resquicio y penetrar, como bacteria, en tu interior.
Colarme por tus venas, por tus ritmos.
Infectar con mi presencia tus funciones.
Estar presente cuando comes, cuando bebes, cuando sueñas.
Ser parásito intangible, certero en mis afanes, logrando que respires mi memoria,
que en tu bilis se esculpan mis facciones,
que en tus nervios transiten mis sentencias.
Y que sean mis marcas las que surquen tu epidermis
señales de que vives en mi mundo
y seas poseso que se enfrenta a la cicuta de mi ausencia.



Leer más poemas de este autor en el blog BESOS.

Enlace recomendado:
 
Volver a la página principal





lunes, 22 de julio de 2019

"Celosa sábana", de TIRUPATHAMMA RAKHI (INDIA, 1993--, d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "Átame a tu boca", de fecha 2019  d.n.e.



Muerde con tu fuego,
olvida el amor,
pincela el pezón
sin miedo al dolor,
y que giman las carnes
detrás de cada sudor;
lame la piel, el gemido
y nútrela de sabor,

observa el dedo untado,
apacigua el ardor,
dale calor al frío,
grita en el jadeo desorbitado,
báñala de perversión,
que nazca otro orgasmo
en campo de silencio,
alborota el cielo,
que nadie diga
no puedo,
si al cantar de dice te quiero,
rómpela en pedazos
y suplique de mas sexo.



Leer más poemas de este autor en el blog BESOS.

Enlace recomendado:
 
Volver a la página principal





viernes, 19 de julio de 2019

"Marabunta", de ALBERTO RUY-SÁNCHEZ (MÉJICO, 1951--, d.n.e.)

Cuando te miro
me crece
un ejército de hormigas.

Avanza rumoroso por mis manos.
Me estira la piel.
Se anuncia, no me deja.

Desde mis piernas respiran
un aire diminuto, entrecortado.

Desde el fondo
de mi vientre
presienten la obscuridad
más húmeda
del tuyo.
Como un sol negro
las hipnotizas.

Te huelo y
mis hormigas
se trastornan,
se tambalean.

Te toco
¿o sueño que te toco?
y corren enloquecidas.

Desde el fondo
de mi sangre
apresuradas,
sueñan
que hunden sus dientes
en tu carne,
y en la mordida sienten
tu parpadeo.

Crece en el aire
la anchura palpitante
de labios largos
entre tus piernas,
enrojecidos.

Tu más bella flor
carnívora
saborea sin cesar
el paso tenaz
demorado y repetido
de todas mis hormigas.

Adentro
te descubro
hecha de hormigas negras
desquiciadas,
tan necias como las mías.

En el espejo doble
de hambre y sed
y sed y hambre
que ilusamente llamamos
nuestros cuerpos,
tus hormigas y las mías,
se topan boca a boca.
Se reconocen o se imitan,
se devoran o se extravían
confundidas
entre tantas hormigas
tan mordidas.



Leer más poemas de este autor en el blog BESOS.

Enlace recomendado:
 
Volver a la página principal





viernes, 12 de julio de 2019

"Tu súcubo", de MARÍA TERESA BRAVO BAÑÓN (ESPAÑA, 1954--)

Eras ángel andrógino
y te ofrecí la turbación de mis dedos
entre el roce furtivo del pantalón
– prieto dique que aprisionaba tu sexo-.
Y quise encenderte la sangre,
deslizándote al oído mil presagios
del naufragio que te esperaba
entre el abrazo de mis muslos.
O corromperte en la tentación,
de la manzana y su dulce
hendidura palpitante.
Arrancarte la mácula,
el estigma de pureza
-impropio de un hombre-.
Conducirte hasta la lenta agonía
de tu primer estertor, mientras te recitaba
el “Ars Amandi“ de Ovidio ,
siendo yo, tu súcubo,
tu meretriz de Astarté,
en los Jardines colgantes de Babilonia.
Y descubrirte el caracol lascivo de mi lengua
dibujando un laberinto de plata,
en cada recodo de tus secretas virginidades.

Pero tú me apartaste
– cáliz agrio-.

Mañana, nadie se extrañará si Salomé
pide tu cabeza en bandeja de plata,
para besar tu fría boca,
con sus labios de infierno y de despecho.



Leer más poemas de este autor en el blog BESOS.

Enlace recomendado:
 
Volver a la página principal





jueves, 11 de julio de 2019

"Mi osadía", de ROSARIO BERSABÉ (ESPAÑA, 1944--, d.n.e.)

Enredo mi osadía entre tus sábanas
y el tacto ireverente de mis manos
busca el latido de tu sangre
y por el laberinto de mi cuerpo
arden las llamas inmisedicordes

y la moderación es utopía.

Crepitan las candelas desbordando la noche,
mi voluntad ya no me pertenece.

Y me ovillo en tus brazos
mientras me habitan en mi entraña
agitadas palomas surcando las alturas.

Leer más poemas de este autor en el blog BESOS.

Enlace recomendado:
 
Volver a la página principal





domingo, 7 de julio de 2019

"Colgada de Bruno... otra vez", de LINA GALÁN (ESPAÑA, d.n.e.)

Framento del capítulo 7, del libro "Algunas princesas no buscamos príncipe azul".




Cuando cesaron sus risas y me miró de forma tan profunda, supe de antemano lo que iba a pasar. Me puse bastante nerviosa, para qué negarlo, pues hacía siglos de mi último escarceo sexual, que había sido en un motel de mala muerte con un tipo que conocí en un bar con unas copas de más.
Podría aprovechar para explicar mi nefasta vida sexual. No os preocupéis, en unas pocas líneas lo resumo todo. Perdí la virginidad a los veinte años en un coche. Me decidí porque mi amiga Laura ya lo había hecho con Martín y quise cerciorarme de que era tan maravilloso como ella contaba…, pero no, nada más lejos de la realidad. Fue horrible y me dolió. Después de eso y de unas pocas veces más con tipos que no me interesaban, decidí que yo solita obtenía más placer.
Qué patética vuelvo a sonar, ¿verdad?
Sin embargo, con Bruno fue tan distinto… Mientras desabotonaba mi blusa y mis vaqueros y me dejaba en ropa interior, ya presentí que iba a vivir la mejor experiencia sexual de mi vida. Ávida de tocarlo, posé mis manos en su pecho desnudo y las deslicé sobre su piel, que estaba tan caliente que traspasó ese calor a través de todo mi cuerpo.
Pero él no parecía querer ir tan despacio. Se lanzó sobre mi boca y me besó como si pretendiera beberse mi alma. Al mismo tiempo, se deshizo de mi sujetador y bajó su cabeza para tomar uno de mis pechos en su boca. Enroscó su lengua caliente en un pezón mientras pellizcaba el otro entre sus dedos.
No alcancé el orgasmo de milagro.
Me volví loca de deseo. Forcejeé con sus pantalones mientras él bajaba mis bragas hasta los tobillos, aunque tuvo que echarme una mano y acabó deshaciéndose él mismo de su ropa. Al quedarnos ambos desnudos, todavía de pie, abrazados y besándonos, las sensaciones me desbordaron. Mi cuerpo estaba en llamas y creí explotar de placer de un momento a otro. Sus manos me tocaban por todas partes, su lengua dejó mi boca para deslizarse por mi cuello, mis pechos, mi vientre…
—¡Bruno! —grité cuando lo vi de rodillas frente a mí. Estaba claro que iba a chuparme entre las piernas
No penséis que me asusté o me escandalicé, pero lo cierto es que nunca me lo habían hecho. Por eso, cuando abrió mis piernas y posó sus labios sobre mi sexo, solté un suspiro que me dejó la garganta seca. Y cuando su lengua se adentró en mi vagina y sus dientes rozaron mi clítoris, grité como una posesa. Me corrí de una forma tan explosiva que mis piernas fallaron y caí al suelo como un saco de patatas. Bruno se asustó y salió de entre mis piernas con cara de preocupación.
—¿Estás bien? —me preguntó—. ¿Te has hecho daño?
Su boca aparecía húmeda y brillante, y saber cuál era el origen de aquella humedad me llenó de una increíble satisfacción a la par que me hizo reír.
—Estoy bien —balbucí entre risas—. Jamás en mi vida había estado mejor.
—Ven conmigo —me dijo al tiempo que me cogía en brazos. Me dejó sobre la cama y lo vi alejarse un momento hasta el baño. Volvió con una caja de preservativos de la que extrajo un sobre que rompió con los dientes.
—¿Me dejas ponértelo? —le pregunté en un alarde de osadía. Tampoco había hecho nunca algo así y me apetecía tanto…

—Claro —me respondió. Me ofreció el sobre rasgado y se acercó a la cama. Su pene erecto apuntaba hacia mí y tragué saliva. Juro que estuve tentada de meterme en la boca semejante muestra de potencia masculina, porque, otra vez, no lo había hecho nunca, más que nada porque siempre me había dado un poco de asco. Sin embargo, no lo hice porque tampoco quise darle a entender que fuera una experta folladora, sobre todo porque temía que mi inexperiencia me hubiese delatado.—Si sigues mirándome así —declaró—, acabaré follándote a lo bestia.
Para no quedar mal, no le dije que, por mí, encantada de la vida.
—Perdona —solté, no obstante—, es que no me acuerdo muy bien…
—Tranquila —contestó con una sonrisa comprensiva—, yo te ayudo.
Acabé demostrando mi ineptitud, pero a él no pareció importarle, como tampoco se quejó cuando terminé por romper el preservativo. Torpe no, lo siguiente.
Me sonrió con dulzura y alargó el brazo hasta la mesilla de noche para volver a extraer otro sobre plateado de la caja y colocarse el condón con facilidad. Cuando estuvo listo, volvió a tenderme sobre la cama y se posicionó sobre mí. Me miró con una intensidad tan impactante que no me dio tiempo ni a pensar que ese pedazo de hombre y su alucinante cuerpo iban a ser míos de un momento a otro.
—Quiero que sepas —me susurró mientras colocaba su miembro a la entrada de mi sexo— que voy a cumplir uno de mis sueños de adolescente. No imaginas las veces que soñé que salíamos juntos, que te besaba de verdad, que te acariciaba, que hacía el amor contigo.
—Bruno… —gemí en cuanto me penetró. Lo miré a los ojos, buscando algún indicio de falsedad, pero no lo hallé. Realmente, yo le gustaba a Bruno… y estaba haciendo el amor con él.

—Rebeca… —jadeó al tiempo que comenzaba a moverse. Sus movimientos se hicieron cada vez más rápidos, por lo que tuve que sujetarme al cabezal de la cama para acoger sus fuertes embestidas. Se me removieron las entrañas, mi sangre entró en ebullición… Observé mis pechos, bamboleando por los envites, y después vi a Bruno lamerlos con frenesí. Incapaz de soportarlo más, me rompí por dentro en un orgasmo sobrecogedor. Grité como nunca y mis gritos acabaron en el interior de su boca, pues decidió besarme mientras a él le sobrevenía su propio clímax. No dejamos de movernos ni de gemir hasta que dejamos de sentir el último estremecimiento de placer.Todavía tratando de recuperar el aliento, fui consciente de la realidad. Seguía sintiendo su peso sobre mi cuerpo, pero un estremecimiento de frío recorrió mi piel. Bruno debió de notarlo, porque tiró de la colcha y acepté que nos cubriera a ambos, pero no le dije que el frío ambiental no era la razón de mi temblor.
Antes de cerrar los ojos y acurrucarme en su pecho, emití un hondo suspiro. Estaba colgada de Bruno… otra vez.


Leer más poemas de este autor en el blog BESOS.

Enlace recomendado:
Volver a la página principal





jueves, 4 de julio de 2019

"Ojos de gato tentador. Dos especies unidas", de MHAVEL N. (ESTADOS UNIDOS)

Fragmento perteneciente al libro "Ojos de gato tentador. Dos especies unidas", de fecha 2014  d.n.e.




«Su hermosa voz me hizo estremecer. Me acerqué a sus labios de forma deliberadamente lenta y nos besamos. Fue suave e intenso, me deleité de nuevo con sus ricos labios, su aroma, su liento.
Mis manos recorrieron su cabello, bajé acariciando su cuello, introduje un poco mis dedos por debajo del cuello de la camisa, acariciando su clavícula. Mordió suavemente mi labio inferior y empecé a desabrochar los botones mientras él besaba mi mejilla y bajaba hacia el mentón. Mis manos recorrieron su cálido pecho, mordió mi mentón y sentí sus colmillos hincándome. Mi respiración se volvió acelerada y profunda.
Le deslicé la camisa por sus hombros, quitándosela. Al fin lo tenía solo para mi. Lo empujé un poco y se tendió en el colchón llevándome con él. Lo besé de forma más intensa mientras acariciaba su pecho, pero sus manos se colaron por mi cintura: me empecé a perder estando completamente lúcida. Besé su mejilla y mordí su mentón: él soltó un seductor suspiro. Empecé a bajar besando su cuello, y bajé más, besando su pecho.
Soltaba suspiros y ahogó un par de cortos gemidos cuando le mordí. El aroma de su piel húmeda por mis besos era como una droga para mí. Volví a subir directo a sus labios y me recibió con intensidad. Volvió a sentarse mientras me besaba y acariciaba mi cintura. Sus manos subieron un poco más por debajo de mi blusa, hacia mis costillas, haciendo que un impulso nervioso me estremeciera.
—¿Puedo besarte...? —preguntó. —Sí, hazlo —solté antes de que terminara su pregunta y yo terminara de analizarla. Me tomó la cintura y con agilidad me tendió por completo en el colchón. Me besó mientras el calor de su torso desnudo y el peso de su cuerpo me envolvían. Estaba a su merced, acariciaba su espalda mientras él empezaba a bajar comiéndome a besos. Había empezado a desabotonarme la blusa sin que lo notara, aunque más parecía que los iba desabrochando a tirones mientras bajaba. Siguió bajando, besando mi abdomen.
Bajó más hacia mi vientre y luego se dirigió a mi cintura ladeando el rostro y abriendo los labios. Hincó sus colmillos en mi piel con una suave y apasionada mordida, haciéndome jadear.
Regresó a mis labios y la piel ardiente de su torso se unió a la mía. Rozó la punta de su lengua en la parte interna de mi labio superior, sonreí e introduje la mía en su boca, rodeando su cuello y presionándolo contra mí. Mis dedos recorrían y se entrelazaban en su cabello. Sonrió contra mis labios mientras acariciaba mi cintura.
—¿Me ayudas? —susurré mientras desabrochaba el botón de mi pantalón.
Echó un vistazo cuando sintió el roce de mis manos en su vientre bajo mientras me bajaba el cierre del pantalón. Me miró unos segundos y se reincorporó para ayudarme, estaba algo confundido pero no se detuvo a hacerme preguntas. «Muy listo». Introdujo sus dedos debajo del pantalón con cuidado de no rasparme con las puntas de sus uñas. Sus penetrantes ojos se posaron en los míos un par de segundos antes de deslizar la prenda hacia abajo, levanté mi cadera un segundo para ayudar.
El corazón se me había acelerado y golpeaba mi pecho. Deslicé mi blusa por mis hombros y la dejé a un lado, él arrojó mi pantalón a un costado también y se me quedó observando. Estaba en ropa interior ante sus ojos, ruborizada, me faltaba el aliento. Se acercó, besó mi rodilla y continuó bajando, besando la parte interior de mi muslo. Solté sin querer otro jadeo ante el roce de sus colmillos.
Cerró los ojos y rozó su mejilla en mi piel, subiendo a mi rodilla y soltando un bajo y grave ronroneo, como un gran felino. Eso me desarmó como siempre. Plantó nuevamente su penetrante mirada de depredador en mí y volvió a mi boca con rapidez.
Darío Morales
"Desnudo"
Rodeó mi cintura y pegó su frente a la mía. También le faltaba el aliento, el calor de su cuerpo se apoderó de mí. Ardía en amor, pasión y deseo, ardía en serio.
—Eres hermosa, ¿lo sabes? —murmuró con su grave y seductora voz.
Me hizo vibrar, me derretí. Noté que también estaba ruborizado, eso me prendió por completo y le besé, su calor me estaba embriagando. Le di un suave empujón haciendo que giremos, así quedar encima y poder despojarlo del pantalón, le besé más después de eso. No podía parar, él era mío, su cuerpo era mío, sus besos, su amor, su intensa pasión, su deseo. Todo mío.
—Eres mío —susurré contra su piel mientras lo devoraba a besos.
Le pedí que me desnudara y en su mirada hubo todo un cruce de pensamientos. Jamás en la vida había creído que le pediría algo así a un hombre, bueno, él no era técnicamente un hombre. Volvió a besarme, haciéndome olvidar lo que estaba pensando con su calor, y no le fue un problema desgarrar la poca ropa que quedaba.
Enloquecí al sentir toda su ardiente piel junto a la mía. Sus colmillos me hincaban casi sin piedad pero sólo conseguían hacerme gemir contra sus labios, deseando más. Besó mi mejilla mientras jadeaba de placer igual que yo.
Fue fácil guiarlo por la posición en la que estábamos. Para cuando llegó el momento, no pude evitar separar mis labios de los suyos por la fuerte e intensa sensación, y quejarme. Él juntó las cejas y soltó un grave gemido de placer, como si se tratara de la más dulce de las torturas, mientras apretaba su agarre en mi cintura. Abrió los ojos apenas para hacer contacto visual, su cálido aliento llenaba mi boca, ardí en pasión y volví a besarlo mientras terminábamos de unirnos.
Sentí que le pertenecía en cuerpo y alma, me volví vulnerable, la electricidad me recorría, impulsándome. Besó mi cuerpo, sus colmillos me rozaban la piel en sus apasionados besos, me sentía en el cielo.
Sus manos volvieron a recorrerme mientras nos besábamos de forma sensual y candente, callaba con mi boca los suaves gemidos que emitía de vez en cuando, y viceversa. Mordí suave su mejilla en otro arrebato de pasión y deseo. Él era delicioso, se me había entregado al cien por ciento, y tocaba y besaba mi cuerpo, haciendo cada centímetro suyo. Besé su cuello, su pecho, acariciaba su cabello enredándolo en mis dedos, besaba cada parte de su piel que lograba alcanzar».
(...).



Leer más poemas de este autor en el blog BESOS.

Enlace recomendado:
Volver a la página principal





miércoles, 3 de julio de 2019

"Desnudez", de MAMEN (MARIA DEL CARMEN) SOMAR (ESPAÑA, 1976--, d.n.e.)

Zack Zdrale
"Sillas rojas"

Tu boca desnuda mi nombre.

Por eso es tan difícil olvidarte.
Por eso es tan difícil que me olvides.

Aquella vez primera que lo escuché de tu labios.

Ese aliento nervioso
del despojar de la ropa.

Casi sin permiso,
casi sin dudarlo.

Un susurro
y todo fue a parar al suelo.

Por eso no hemos conseguido superarlo.

Porque es mi boca sólo si me llamas.
Porque es mi boca sólo si te nombra.


Leer más poemas de este autor en el blog BESOS.









Enlace recomendado:
Volver a la página principal





martes, 2 de julio de 2019

"Geografía", de KARÍN ARTIGAS (CHILE, 1975--, d.n.e.)

Felipe Santiago Gutiérrez (1824-1904)
"La cazadora de Los Andes"
En cada calle,
En las montañas que amasas y degustas
En los bosques enmarañados,
En los océanos profundos de mi vientre
Corren tus aguas salinas.
Tus dedos de alabastro
Erizan mis sentidos con caricias,
La lámpara de tu risa
Perversa y acuosa,
Saca arpegios acallados por mi piel.
Tu lengua húmeda surcó mi arcilla
Tu saliva la convirtió en cieno fecundo,

Tus manos modelaron mi cántaro infinito
Donde sacias tu deseo
Bebiendo mis torrentes agridulces.
Es en tu luz crepuscular donde cabe mi penumbra
Es en tu carne donde amortiguo mis pasiones telúricas,
Es en tu voz donde se escriben mis ecos
Y es en tu follaje donde abrigo mis preguntas.
Tú a mi lado, tú a la distancia
Tú, perdido entre la gente
Tú hombre, tú estío
Tú, volcán derramador de fuegos siderales,
Artífice de mis lágrimas
Orfebre de mis resplandores nocturnos.


Leer más poemas de este autor en el blog BESOS.






Enlace recomendado:
Volver a la página principal





lunes, 1 de julio de 2019

"Universo de tu cuerpo", de RAÚL JURADO PÁRRAGA (PERÚ, 1962--, d.n.e.)

Algunos aprenden a tocar melodías hermosas en el piano
pero a mi me basta tocar tu cuerpo
y arrancarle el fuego dormido a tu edad.
Algunos se vuelven sabios de tanto leer el cielo infinito
pero a mi me basta explorar la geografía pálida de tus latidos.
Algunos escriben cartas de pasión
mirando las tardes pobladas de gorriones y estrellas
a mi me basta dibujar con mi lengua los pliegues de tu saliva de azúcar y vino
y así, estrellarme de puro gozo en la profundidad de tus gemidos.

Algunos dicen sentir la felicidad
cuando cogen gotas de agua de un cuerpo
y recorren las calles abrazando la misma sombra del deseo y la locura
a mi sólo me basta dormirme en tu cuerpo de duna
sentir tu olor a algas
atizar tu boca encendida
silenciar mi voz con tu risa
aprender la lección de tu limpieza
recorrer de punta a punta tus venas
ahogarme de música con tus murmullos
dibujarme en el lunar secreto de tus músculos
esculpir tu cuello de humo con el cristal de mis dedos
beberme el sudor del surtidor de tu ombligo
respirar tus palabras de agua y tierra
adornar de hormigas ebrias tu cintura
vivir infinitamente sobre tu bóveda de paraíso
sólo eso me basta para entenderte.



Leer más poemas de este autor en el blog BESOS.

Enlace recomendado:
 
Volver a la página principal