miércoles, 27 de octubre de 2021

"Versos con falda", de ROSA LENTINI (ESPAÑA, 1957--, d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "La noche es una voz soñada", de fecha 1994  d.n.e.




En horas insomnes como rocas
veo tu frente herida por el aire,
tu espalda que el aire descubre y explora,
tu boca entreabriéndose y tus manos huecas
oreadas en la densidad de la noche.
Te escucho arder en gestos desvelados, largos,
veo tus muslos tensos que guardan para sí
su piel más fina y secreta;
me quedan solos tus ojos cerrados al misterio del aire.

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martes, 26 de octubre de 2021

"Palpitaba un aroma", de ABU JAFAR Ahmad ibn Abd al-Malik ibn Said (ESPAÑA, s. XII d.n.e.)


Palpitaba un aroma desde Naid,
que, al soplar, se agitaba con olor de claveles,
zureaba una tórtola en los árboles,
se inclinaban las ramas de los mirtos sobre el arroyo
y el jardín se mostraba alborozado
por lo que presenció:
abrazos, besos y caricias...




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jueves, 21 de octubre de 2021

"¡Oh, puertas de tu cuerpo", de GUILLAUME APOLLINAIRE (Wilhelm Albert Włodzimierz Apolinary de Kostrowicki) (FRANCIA, 1880-1918 d.n.e.)


Oh puertas de tu cuerpo
Son nueve y las he abierto todas
Oh puertas de tu cuerpo
Son nueve y para mí se han vuelto a cerrar todas

En la primera puerta
La Clara Razón ha muerto
Era ¿te acuerdas? el primer día en Niza
Tu ojo izquierdo así como una culebra se desliza
Hasta mi corazón
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta de tu mirada izquierda

En la segunda puerta
Ha muerto toda mi fuerza
Era ¿te acuerdas? en un albergue en Cagnes
Tu ojo derecho palpitaba como mi corazón
Tus párpados latían como en la brisa laten las flores
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta de tu mirada derecha

En la tercera puerta
Escucha latir la aorta
Y todas mis arterias hinchadas por tu sólo amor
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta de tu oído izquierdo

En la cuarta puerta
Me escoltan todas las primaveras
Y aguzando el oído se escucha del bonito bosque
Subir esta canción de amor y de los nidos
Tan triste para los soldados que están en la guerra
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta de tu oído derecho

En la quinta puerta
Es mi vida que te traigo
Era ¿te acuerdas? en el tren que volvía de Grasse
Y en la sombra muy cerca muy bajito
Tu boca me decía
Palabras de condenación tan perversas y tan tiernas
Que pregunto a mi alma herida
Cómo pude oírlas sin morir
Oh palabras tan dulces tan fuertes que cuando lo pienso me parece tocarlas
Y que se abra de nuevo la puerta de tu boca

En la sexta puerta
Tu gestación de putrefacción oh Guerra está abortando
He aquí todas las primaveras con sus flores
He aquí las catedrales con su incienso
He aquí tus axilas con su divino olor
Y tus cartas perfumadas que huelo
Durante horas
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta del lado izquierdo de tu nariz

En la séptima puerta
Oh perfumes del pasado que la corriente de aire se lleva
Los efluvios salinos daban a tus labios el sabor del mar
Olor marino olor de amor bajo nuestras ventanas se moría el mar
Y el olor de los naranjos te envolvía de amor
Mientras en mis brazos te acurrucabas
Quieta y callada

Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta del lado derecho de tu nariz

En la octava puerta
Dos ángeles mofletudos cuidan de las rosas temblorosas que soportan
El cielo exquisito de tu cintura elástica
Y heme aquí armado con un látigo hecho con rayos de luna
Los amores coronados con jacinto llegan en tropel.
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta de tu alma

Con la novena puerta
Es preciso que salga el amor mismo
Vida de mi vida
Me junto contigo para la eternidad
Y por el amor perfecto y sin ira
Llegaremos a la pasión pura y perversa
Según lo que queramos
A todo saber a todo ver a todo oír
Yo me renuncié en el secreto profundo de tu amor
Oh puerta umbrosa oh puerta de coral vivo
Entre dos columnas de perfección
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta que tus manos saben abrir tan bien.





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martes, 19 de octubre de 2021

"No me digas ahora", de JOSÉ ANTONIO LABORDETA SUBIAS (cantautor) (ESPAÑA, 1935-2010 d.n.e.)


No me digas ahora
que la vida vuelve,
la vida no vuelve,
ya lo entenderás.

Quedan los recuerdos
como tenues sombras
perdidas al viento
y a la soledad.

Quedan los paisajes,
los días agrestes,
los labios vacíos
sin poder besar,

jolgorios de aulas,
domingos de fútbol,
noches increíbles
de alcohol y amistad.

Eso es lo que queda
de este tren que va,
al que llaman vida
y no volverá.

También quedan plazas,
rincones difusos,
ríos increíbles
que no van al mar,
ojos diminutos
que miran atentos
las voces que vienen
por la oscuridad.

Y quedan los puños
crispados de rabia,
la sangre aterida
dentro de un fanal,
y el rostro increíble
de aquella muchacha
que tenía el cielo
como libertad.

Y eso es lo que queda
de este tren que va,
al que llaman vida
y no volverá.




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viernes, 15 de octubre de 2021

"Te he visto en sueños", de AL-MUTÁMID DE SEVILLA (Abu l-Qasim al-Mu‘tamid ‘alà Allah Muhammad ibn ‘Abbad) (ESPAÑA, 1040-1095 , d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "Poesías (edición bilingüe)", traducida por María Jesús Rubiera, de fecha 1982 .




Te he visto en sueños en mi lecho
y era como si tu brazo mullido fuese mi almohada,
era como si me abrazases y sintieses
el amor y el desvelo que yo siento,
es como si te besase los labios, la nuca,
las mejillas, y lograse mi deseo.

¡Por tu amor!, si no me visitase tu imagen
en sueños, a intervalos, no dormiría más.




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miércoles, 13 de octubre de 2021

"Como Dios manda", de AGUSTÍN RIVERO TORRES (ESPAÑA, 1919-2002)


Sí... yo me casé por la Iglesia, me casé como Dios manda...

Yo me casé por la iglesia,
me casé como Dios manda:
un ramito de azahar
mustio sobre la solapa
santiguando los pecados
de un hombre que apunta canas.

Ella vestida de blanco
¡pureza certificada!
Una alfombra hasta la puerta,
órgano, misa, campanas,
y un anillo de oro
con una fecha grabada.

Pero fue lo que Dios quiso
por esa cosas que pasan
entre hombres y mujeres
que nadie puede explicarlas.

Ella torció su camino
de la noche a la mañana...
no sé si fueron razones
o fue un cariño que abraza;
pero a nadie...a nadie deseo
ese tormento que mata.

La duda entre ceja y ceja
como un cuchillo clavada,
viendo irse de las manos
algo que se nos escapa.

Nunca le hice reproche
ni le dije una palabra,
pero yo lo presentía,
que el corazón nunca engaña;
y un día.....nos separamos
y aquí la historia se acaba.

Y más solo que la una
me quedé solo en mi casa
con un silencio de muerte
y las puertas empestilladas.

Lo que pasé, Dios lo sabe,
hay penas que nunca se acaban.

Un día encontré a la otra....
¡La otra!... esa palabra
que sin tener filo muerde
y sin ser cuchillo mata.

La otra...
una mujer de la calle
con un corazón de oro
y una vergüenza en la cara....
Un cariño recio y hondo,
fuerte como una muralla,
trabajadora y sencilla
alegre, risueña, casta;
leona pa´ defenderme
y una hormiga pa´ la casa.

¡Y a esa le llaman la otra!
como una espina que daña...
¡y es la que sufre conmigo,
y es la que seca mis lágrimas
y se funde en mi alegría
igual que el oro en la fragua!

¡Sí...yo me casé por la Iglesia
me casé como Dios manda...!
Ella vestida de blanco...
"pureza certificada..."

La otra...
ni se ha vestido de blanco
ni le han tocado campanas
ni le han prendido azahares
que a ella no le hacen falta
para ser pura y sencilla
como una fuente sellada...
Y aunque la llamen "la otra",
yo sé que es la mía ¡y basta!

Pero que nadie la toque,
nadie diga una palabra
que pueda ofender su nombre;
que nadie intente humillarla,
que me juego de hombre a hombre
y me mato cara a cara
con quien sea y donde sea.
Que si no tiene un anillo
con una fecha grabada,
yo le he regalado uno
con besos limpios, sin mancha,
y la he vestido de novia
con rayos de luna blanca...

Y aunque no es mi 'señora',
ni le han tocado campanas,
ni le han prendido azahares,
me quiere......¡como Dios manda!





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martes, 12 de octubre de 2021

"Una pieza de jazz (nocturno)", de ADOLFO CABALLERO GUIRADO (ESPAÑA)


Fluía seductora por el aire
una ardiente y desnuda melodía,
la luz tenue y árida se hilaba
temblorosa entre láminas y tapices
que encubrían el espíritu del antro.
Sombreaban los perfiles de las notas,
un humo ondulado y soñoliento mientras
una voz grave y rajada de mujer
rompía la tibia brisa del ambiente.
Canto y música se anudaban armoniosos
entre el halo apasionado de la atmósfera,
y mis manos se deslizaban trepidantes
buscando la tersura de tus senos.
El piano, con sus ritmos sutiles
buscaba entre lo oscuro la luz
donde filtrar sus tonos afilados,
mientras mi mente recorría
los abismos misteriosos de tus ingles.
Una pieza de jazz se escapaba
del malva aureola de unos labios
y nosotros, sumidos entre pasiones,
hurgábamos silenciosos en el pecado.





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viernes, 8 de octubre de 2021

"Mientras yo te besaba", de ANTONIO GALA VELASCO (ESPAÑA, 1930-- d.n.e.)

Mientras yo te besaba
te dormiste en mis brazos.

No lo olvidaré nunca.
Asomaban tus dientes
entre los labios:
fríos, distantes, otros.
Ya te habías ido.
Debajo de mi cuerpo seguía el tuyo,
y tu boca debajo de mi boca.
Pero tu navegabas
por mares silenciosos en los que yo no estaba.
Inmóvil y en silencio
nadabas alejándote
acaso para siempre....
Te abandoné en la orilla de tu sueños.
Con mi carne aún caliente
volví a mi sitio:
también yo mío ya, distante, otro.
Recuperé el disfraz sobre la arena.
"Adiós", te dije,
y entré en mi propio sueño,
mi propio sueño,
en el que tú no habitas.






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sábado, 2 de octubre de 2021

"Soneto: esta cabeza, cuando viva, tuvo", de FÉLIX MARÍA LOPE DE VEGA CARPIO (ESPAÑA, 1562-1635, d.n.e.)

Esta cabeza, cuando viva, tuvo
sobre la arquitectura de estos huesos
carne y cabellos, por quien fueron presos
los ojos que mirándola detuvo.

Aquí la rosa de la boca estuvo,
marchita ya con tan helados besos
;
aquí los ojos, de esmeralda impresos,
color que tantas almas entretuvo;

aquí la estimativa, en quien tenía
el principio de todo movimiento;
aquí de las potencias la armonía.

¡Oh hermosura mortal, cometa al viento!
¿En donde tanta presunción vivía
desprecian los gusanos aposento?






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viernes, 1 de octubre de 2021

"Y que haya cuerpos, de ADRIANA DÍAZ ENCISO (MÉJICO, 1964--, d.n.e.)

Y que haya cuerpos. Vivos, abiertos yacientes y ávidos aún entre la bruma de la melancolía. Que haya siempre cuerpos, en habitaciones suaves que respiren, en calles arboladas y entre flores. Cuerpos capaces del desnudo completo, limpio, perfecto. Manos con ganas de viajar por los cuerpos. Labios que húmedos se comuniquen las últimas noticias de la espera. Húmedos cuerpos que respiren y duerman en calma profundísima junto al deseo que duerme, y que en el deseo despierten y se muevan suaves en la oscuridad lo mismo que en la más clara luz.

Que ya la soledad deje de ponerle candados a los cuerpos y el frío no nos reseque más la piel y las ganas y la entrega fragilísima.

Que no quede nadie ignorante de su cuerpo, con el vacío en el alma y la amargura de la piel intacta en la mirada. Que nadie se confunda ni confunda la vida con su ansia oculta, insatisfecha del amante.

Que no quede un solo cuerpo indigno del amor, ni un solo freno para el cuerpo amoroso y su bellísimo despliegue de sombras en vaivén.

Y que pueda yo andar con mi cuerpo por la calle, y nada en mí ni en mi ropaje me oculte con mi cuerpo para nadie, y que nadie se sorprenda ni se ensucie ni se ofenda por mí, por mi orgullo de mi cuerpo ni por mi andar de entrega. Que podamos andar y rozarnos al andar en el silencio, brazo con brazo y con mirada.

Que haya cuerpos, que las tristezas caigan rodeando nuestro abrazo como un mar oscuro que protege. Que el dolor de estar vivo no nos duela en el cuerpo. Que esta sorpresa de criaturas sobre el mundo sea luminosidad de azoro en las miradas de cara hacia la vida, de frente a nuestros cuerpos, y que sea inmenso y amoroso el beso que nos salve del miedo espeluznante ante la muerte.







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