sábado, 31 de marzo de 2018

"Rima XXIX: Sobre la falda tenía", de GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER (1836-1870)

Sobre la falda tenía
el libro abierto,
en mi mejilla tocaban
sus rizos negros:
no veíamos las letras
ninguno, creo,
mas guardábamos entrambos
hondo silencio.

¿Cuánto duró? Ni aun entonces
pude saberlo;
sólo sé que no se oía
más que el aliento,
que apresurado escapaba
del labio seco.
Sólo sé que nos volvimos
los dos a un tiempo
y nuestros ojos se hallaron
y sonó un beso.


Creación de Dante era el libro,
era su Infierno.

Cuando a él bajamos los ojos
yo dije trémulo:
"¿Comprendes ya que un poema
cabe en un verso?
"
Y ella respondió encendida:
"¡Ya lo comprendo!"


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viernes, 30 de marzo de 2018

"La urgencia", de SARA CASTELAR LORCA (ESPAÑA, 1975--, d.n.e.)


Cuerpo que sobrepasa la dimensión del hielo
y caliente aletea en otro cuerpo.

Vienes en las cadenas de la sombra
donde el vuelo desgrana su seminal lenguaje,
existes,
sobre el matiz sangrante del descenso,
tras la farola tibia que curva su cartílago
o sus membranas ciegas,

yo te amo en el vértigo del mundo,
con la piel traspasada por el hilo
donde se amarra el aire con tu aire
o se ovilla la sal a la lengua marina
donde el sonido lame sus fisuras.

Mi corazón es una urgencia líquida,
bebedizo para tus labios rotos.


Soy esa niña sucia que juega entre los nardos,
el alfiler desnudo que te perfora el nombre.


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jueves, 29 de marzo de 2018

"Elogio de mi cuerpo", de ALAÍDE FOPPA (GUATEMALA, 1914-1980, d.n.e.)


1. LOS OJOS.
Mínimos lagos tranquilos
donde tiembla la chispa
de mis pupilas
y cabe todo
el esplendor del día.
Límpidos espejos
que enciende la alegría
de los colores.
Ventanas abiertas
ante el lento paisaje
del tiempo.
Lagos de lágrimas nutridos
y de remotos naufragios.
Nocturnos lagos dormidos
habitados por los sueños,
aún fulgurantes
bajo los párpados cerrados

2. LAS CEJAS.
Las breves alas
tendidas sobre mis párpados
sólo abrigan
el espacio escaso
en el que flota
una interrogación latente,
al que asoma
un permanente asombro.

3. LA NARIZ.
Casi un apéndice
en la serena geometría
de mi rostro,
única recta
en la gama de curvas suaves,
el sutil instrumento
que me une al aire.
Cándidos olores,
Acres aromas,
densas fragancias
de flores y de especias
-desde el anís hasta el jazmín-
aspira trepidante
mi nariz.

4. LA BOCA.
Entre labio y labio
cuánta dulzura guarda
mi boca abierta al beso,
estuche en que los dientes
muerden vividos frutos,
cuenca que se llena
de jugos intensos,
de ágiles vinos,
de agua fresca,
donde la lengua,
leve serpiente de delicias,
blandamente ondula,

y se anida el milagro
de la palabra.

5. LAS OREJAS.
Como dos hojas
de un árbol ajeno
nacen a los lados
de mi cabeza.
Por el tallo escondido
se desliza
la opulencia
de los sonidos,
me alcanzan
las vivas voces
que me llaman.

6. EL PELO.
Dulce enredadera serpentina,
única vegetación
en la tierra tierna de mi cuerpo,
hierba fina
que sigue creciendo
sensible a la primavera,
ala de sombra
contra mi sien,
leve abrigo sobre la nuca.
Para mi nostalgia de ave
mi penacho de plumas.

7. LAS MANOS.
Las manos
débiles, inciertas,
parecen
vanos objetos
para el brillo de los anillos,
sólo las llena
lo perdido,
se tienden al árbol
que no alcanzan,
pero me dan el agua
de la mañana,
y hasta el rosado
retoño de mis uñas
llega el latido.

8. LOS PIES.
Ya que no tengo alas,
me bastan
mis pies que danzan
y que no acaban de recorrer el mundo.
Por praderas en flor
corrió mi pie ligero,
dejó su huella
en la húmeda arena,
buscó perdidos senderos,
holló las duras aceras
de las ciudades
y sube por escaleras
que no sabe a donde llegan.

9. LOS SENOS.
Son dos plácidas colinas
que apenas mece mi aliento,
son dos frutos delicados
de pálidas venaduras,
fueron dos copas llenas
próvidas y nutricias
en la plena estación
y siguen alimentando
dos flores en botón.

10. LA CINTURA.
Es el puente cimbreante
que reúne
dos mitades diferentes,
es el tallo flexible
que mantiene
el torso erguido,
inclina mi pecho
rendido
y gobierna el muelle
oscilar de la cadera.
Agradecida
adorno mi cintura
con un lazo de seda.

11. EL SEXO.
Oculta rosa palpitante
en el oscuro surco,
pozo de estremecida alegría
que incendia en un instante
el turbio curso de mi vida.

12. LA PIEL.
Es tan frágil la trama
que la rasga una espina,
tan vulnerable
que la quema el sol,
tan susceptible
que la eriza el frío.
Pero también percibe
mi piel delgada
la dulce gama
de las caricias,
y mi cuerpo sin ella
sería una llaga desnuda.

13. LOS HUESOS.
Alabo
el tibio ropaje,
la apariencia,
el fugitivo semblante.
Y casi olvido
la obediente armazón
que me sostiene,
el maniquí ingenioso,
el ágil esqueleto
que me lleva.

14. EL CORAZÓN.
Dicen que es del tamaño
de mi puño cerrado.
Pequeño, entonces,
pero basta
para poner en marcha
todo esto.
Es un obrero
que trabaja bien,
aunque anhele el descanso,
y es un prisionero
que espera vagamente
escaparse.

15. LAS VENAS.
La floración azulada
de las venas
dibuja laberintos
misteriosos
bajo la cera de mi piel.
Tenue hidrografía
apenas aparente,
ágiles cauces que conducen
deseos y venenos
y entrañable alimento.

16. LA SANGRE.
Secreto corre el torrente
de mi sangre rápida.
Inmenso es el río
que en subterráneos meandros
madura
y nutre el ámbito
de mi vida profunda.
La cálida corriente
que me inunda
en la flor de la herida
se derrama.

17. EL SUEÑO En tan blando nido
mi corazón descansa,
ni lo asombran
los perdidos fantasmas
que se asoman.
Pasa por mi sueño
la ola calma
de mi respiro.
En tanto olvido
el tiempo de mañana
se prepara,
mientras estoy viviendo
efímera muerte.

18. EL ALIENTO.
No sé de dónde viene
el viento que me lleva,
el suspiro que me consuela,
el aire que acompasadamente
mueve mi pecho
y alienta
mi invisible vuelo.
Yo soy apenas
la planta que se estremece
por la brisa,
el sumiso instrumento,
la grácil flauta
que resuena
por un soplo de viento.


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miércoles, 28 de marzo de 2018

"Ars Amandi", de ESTHER GARBONI (seud. de ESTHER GARCÍA BONILLA) (ESPAÑA, 1973--, d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "Tarjeta de embarque", de fecha 2009  d.n.e.



Obedezca mi piel a los sentidos
y venza mi saliva el crisol
de tu cuello que, como caramelo,
habrá de deshacerse lentamente
en mi boca
.
Que dance tu latido
entre los pliegues de mis ansias
y, por mi infierno,
fieras palomas vuelen
al paso de la noche;
pues, sin permiso,
antes de que amanezca habré bebido
ese licor amargo
que ya con estos ojos
hoy he saboreado.


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martes, 27 de marzo de 2018

"Sensación en el labio", de CONCHA GARCÍA (ESPAÑA, 1956--, d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "Ayer y calles", de fecha 1994  d.n.e.



Me da sorpresa bajar
por la ventura de mis emociones
porque para qué haber estado alta
si la fiebre la produce el recorrido.
Tengo un beso junto a la boca
y un tiempo para que dure
la sensación del beso que recibo
y la inscripción de la sinceridad.
Otro tiempo no lloraré sin saberlo
que es como ahora que por encima
de la conciencia está la voluntad
de sentir un beso junto a la boca.
Si ese beso se parte y va al labio
una senda del beso que se fue
se irá sin mí también
y no será simétrico.

Por eso es gran cosa.


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lunes, 26 de marzo de 2018

"Isotermia", de SAGRARIO TORRES CALDERÓN (ESPAÑA, 1922-2006)



Te supe un condenado otoño
Al ras de las cortezas
En el sinuoso curso de meandros

Choque brutal de pupilas perplejas
Vorágine apretando estupro con el cielo
Acunándonos el vértigo Iniciados babilonios

Te supe a media voz Con un deseo mágico
Rozándonos tobillos los secretos más
Profundos del pecado

Sabía que existías
Que te extendías grave en severos firmamentos
Que conjugabas hechizos y serpientes

Que mecías tu cuerpo entre sombras ajenas y neblina
Que tu gula era salvaje
Que te enviaba Belili el infernal

Me convenció tu juego irreverente
Tu descarnada afrenta Tu azul arcano
Tu ser de sorpresiva ráfaga encantador heraldo

Y pregunté mil cosas esa noche
Era otoño Contestabas de perfil
Repasando obrajes de tu lengua por mis labios

Desbaratamos trágicas hipótesis empanadas ordalías
Amable triunfó la rosa de los vientos
Y mi mano fue a tu mano

Sentimos nos unía la linea el tiempo el color
Robando el paraíso lo trepamos entre estelas jeroglíficas
Colmamos tabernáculos de Ishtar con corderos y un buey blanco

Ondulando recíprocos por una ciencia infusa
Por una rara geometría acortando distancias de mortales
ufanos entre sables curvos propicia luna vino en cráteras

Tu calor era regresando del exilio
Incontenidas pasiones estallaban las arterias
Isotérmicos derruímos prologales muros del temor o la vergüenza

Aquella noche la primera Era otoño
Estación para gente de savoir vivre de savoir faire
Nosotros
Aquella vez se perdieron tus ojos en los míos
Y yo sin detener el alma
logré despedazar a tu tristeza


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viernes, 23 de marzo de 2018

"Soneto", de RUBÉN MARTÍNEZ VILLENA (CUBA, 1899-1934 d.n.e.)


Te vi de pie, desnuda y orgullosa
y bebiendo en tus labios el aliento,
quise turbar con infantil intento
tu inexorable majestad de diosa.

Me prosternó a tus plantas el desvío
y entre tus piernas de marmórea piedra,
entretejí con besos una hiedra
que fue subiendo al capitel sombrío
.

Suspiró tu mutismo brevemente,
cuando en la sed del vértigo ascendente
precipité el final de mi delirio;

y del placer al huracán tremendo,
se doblegó tu cuerpo como un lirio
y sucumbió tu majestad gimiendo.


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jueves, 15 de marzo de 2018

"Me besabas los ojos con tus ojos", de AMADA ELSA LÓPEZ RODRÍGUEZ (ESPAÑA, 1943--, d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "Al final del agua", de fecha 1993  d.n.e.



Me besabas los ojos con tus ojos.
Con tus ojos mi vientre y tu ternura
se engarzaban felices en el arco lunar de tu alegría.
Y en ese resplandor de los atardeceres
me ofrecías el milagro de renacer por ellos.
Doraba la sonrisa y el amor que me dabas,
podía descubrirte,
regresarte,
hacerte mío,
a través de una mesa de fibra aguamarina.


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domingo, 11 de marzo de 2018

"Junto a este mar azul", de JOSÉ ÁNGEL BUESA (Cuba, 1910-1982 d.n.e.)

Aquí estuvimos ambos, junto a este mar azul...
Fue una mañana rubia como tu cabellera...
Entonces nos amábamos... Quizá por eso, era
tan fragante la brisa, y tan clara la luz...

Del Sol caían gotas
de oro tibio y espeso;
sobre el mar destrenzaban su vuelo las gaviotas,
y en nuestros labios húmedos revoloteaba el beso...

Junto a este mar azul estuvimos un día,
y yo besé tu boca, junto a este mar azul...
La brisa se hizo aroma, el mar se hizo armonía,
y espejismo la luz...

Aquí estuvimos ambos, junto a la mar sonora,
bajo el chorro de oro del Sol primaveral...
Son iguales la brisa, el mar, el Sol... Pero, ahora,
sin ti, la luz del Sol no es tan deslumbradora,
ni tan fresca la brisa, ni tan azul el mar...

Hoy este mar azul se encrespa entre los dos,
y la brisa, al oído me repite tu adiós...
Acaso un día... ¡Oh, mar azul! ¡Oh, mar! ¡Oh, Dios!...


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sábado, 10 de marzo de 2018

"En aquel beso, tu boca", de JUAN RAMÓN JIMÉNEZ (España, 1881-1958 d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "Estío (a punta de espina)", de fecha 1915  d.n.e.


En aquel beso, tu boca
en mi boca me sembró
el rosal cuyas raíces
se comen el corazón.


—Era otoño. El cielo inmenso
arrancaba, con su sol,
todo el oro de la vida
en columnas de esplendor.—

Estío, seco, ha venido.
El rosal —¡todo pasó!—
ha abierto, tardo, en mis ojos
dos capullos de dolor.


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jueves, 8 de marzo de 2018

"Bajo tu clara sombra", de OCTAVIO PAZ LOZANO (Méjico, 1914-1998 d.n.e.)

Un cuerpo, un cuerpo solo, un sólo cuerpo
un cuerpo como día derramado
y noche devorada;
la luz de unos cabellos
que no apaciguan nunca
la sombra de mi tacto;
una garganta, un vientre que amanece
como el mar que se enciende
cuando toca la frente de la aurora;
unos tobillos, puentes del verano;
unos muslos nocturnos que se hunden
en la música verde de la tarde;
un pecho que se alza
y arrasa las espumas;
un cuello, sólo un cuello,
unas manos tan sólo,
unas palabras lentas que descienden
como arena caída en otra arena….
Esto que se me escapa,
agua y delicia obscura,
mar naciendo o muriendo;
estos labios y dientes,
estos ojos hambrientos,
me desnudan de mí
y su furiosa gracia me levanta
hasta los quietos cielos
donde vibra el instante;
la cima de los besos,
la plenitud del mundo y de sus formas.


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miércoles, 7 de marzo de 2018

"El beso de Marat", de JAROSLAV SEIFERT (CHEQUIA, 1901-1984 d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "Praga en el sueño", de fecha 1950  d.n.e.



Cruzan las flores aquel grupo de estatuas
y ya huele a verdor en el barrio de Letná;
pasa el amor y dobla las piernas;
las piernas dobla y destruye el corazón.

Pasa la primavera, las hojas del sauce
con el viento ligero suavemente tiemblan.
Pasan enamorados y son felices pues tienen esperanza.
Pero la muerte, por supuesto, besa también apasionadamente.


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martes, 6 de marzo de 2018

"Bajo mis manos crece...", de JAIME SABINES GUTIÉRREZ (MÉJICO, 1926-1999, d.n.e.)



Bajo mis manos crece, dulce, todas las noches. Tu vientre manso, suave, infinito. Bajo mis manos que pasan y repasan midiéndolo, besándolo; bajo mis ojos que lo quedan viendo toda la noche.

Me doy cuenta de que tus pechos crecen también, llenos de ti, redondos y cayendo. Tú tienes algo. Ríes, miras distinto, lejos.

Mi hijo te está haciendo más dulce, te hace frágil. Suenas como la pata de la paloma al quebrarse.

Guardadora, te amparo contra todos los fantasmas; te abrazo para que madures en paz.


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lunes, 5 de marzo de 2018

"A mil besos de profundidad", de LEONARD NORMAN COHEN (CANADÁ, 1934-2016 d.n.e.)

Viniste a verme esta mañana
y me trataste como si fuera carne,
hay que ser un hombre para saber
lo bueno y dulce que es eso.
Mi doble en el espejo, mi pariente más cercano,
te conocería hasta durmiendo.
¿Y quién sino tú podría llevarme
a mil besos de profundidad?


Te amé cuando te abriste
como una azucena al calor.
Yo sólo soy otro muñeco de nieve
bajo la lluvia y la cellisca,
que te amó con su amor helado
y su físico de segunda mano,
con todo lo que es y todo lo que fue
a mil besos de profundidad.

Sé que tenías que mentirme.
Sé que tenías que engañarme,
posar con todo el ardor y la altivez.
Tras los velos de la pura falsedad
nuestro perfecto porno aristócrata,
tan elegante y barato.
Soy viejo pero aún me gusta
a mil besos de profundidad

Aún funciono con vino,
aún bailo, mejilla con mejilla.
La banda está tocando Auld Lang Syne ,
el corazón no piensa retirarse.
hice una carrera con Diz y Danté,
aunque nunca tuve su fondo,
pero una o dos veces me dejaron tocar
a mil besos de profundidad.

El otoño se coló en tu piel.
Algo me ha entrado en el ojo.
Una luz que no necesita vivir
ni necesita morir.
Un enigma en el libro del amor,
oscuro y obsoleto,
hasta que con el tiempo y la sangre lo vea
a mil besos de profundidad.

Soy bueno con el amor, soy bueno con el odio.
Es en medio donde me quedo paralizado.
He estado preparándome, pero es demasiado tarde.
Hace años que es demasiado tarde.
Pero tú estás muy guapa, de verdad.
El orgullo de Boogie Street.
Alguien debe de haber muerto por ti
a mil besos de profundidad.

Te amé cuando te abriste
como una azucena al calor,
yo sólo soy otro muñeco de nieve
bajo la lluvia y la cellisca.
Pero ahora no necesitas oírme,
y cada palabra que diga
sólo irá en contra mía,
a mil besos de profundidad.


Los potros corren, las chicas son jóvenes,
las apuestas están para batirlas;
ganas un poco y ya está...,
tu pequeña racha de suerte.
Y emplazado a enfrentarte
con tu invencible derrota
vives tu vida como si fuera real,
a mil besos de profundidad.

Hago la calle, me estoy pinchando,
he vuelto a Boggie Street.
La cosa se te escapa y caes
en la Obra Maestra
y quizá aún tuviera kilómetros que recorrer
Y promesas que guardar.
Lo dejas todo para seguir vivo,
a mil besos de profundidad.

Y a veces cuando la noche es lenta,
los miserables y los mansos
recogemos nuestros corazones y vamos
a mil besos de profundidad.

Confinados al sexo, nos apretamos contra
los límites del mar.
Entonces vi que no quedaban océanos
para carroñeros como yo.
Alcancé la cubierta de proa
y bendije al resto de la flota,
consintiendo naufragar
a mil besos de profundidad.

Hago la calle, me estoy pinchando,
he vuelto a Boggie Street.
No creo que te cambien los regalos,
que tendrías que haber guardado.
Tu recuerdo es fragante,
tu ficha está completa,
a excepción de lo que olvidamos hacer
a mil besos de profundidad.

Y a veces cuando la noche es lenta,
los miserables y los mansos
recogemos nuestros corazones y vamos
a mil besos de profundidad.


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domingo, 4 de marzo de 2018

"Paseo sentimental", de LEOPOLDO LUGONES (ARGENTINA, 1874-1938 d.n.e.)



Íbamos por el pálido sendero
hacia aquella quimérica comarca,
donde la tarde, al rayo del lucero,
se pierde en la extensión como una barca

Deshojaba tu amor su blanca rosa
en la melancolía de la estrella,
cuya luz palpitaba temerosa
como la desnudez de una doncella.

El paisaje gozaba su reposo
en frescura de acequia y de albahaca
Retardando su andar, ya misterioso,
lenta y oscura atravesó la vaca.

La feliz soledad de la pradera
te abandonaba en égloga exquisita
y el vibrante silencio sólo era
la pausa de una música infinita.

Púsose la romántica laguna
sombríamente azul, más que de cielo,
de serenidad grave, como una
larga quejumbre de «violoncello»,

La ilusión se aclaró con indecisa
debilidad de tarde en tu mirada,
y blandamente perfumó la brisa,
como una cabellera desatada.

La emoción del amor que con su angustia
de dulce enfermedad nos desacerba,
era el silencio de la tarde mustia
y la piedad humilde de la hierba.

Humildad olorosa y solitaria
que hacia el lívido ocaso decaía,
cual si la tierra, en lúgubre plegaria,
se postrase ante el cielo en agonía.

Al sentir más cordial tu brazo tierno,
te murmuré, besándote en la frente,
esas palabras de lenguaje eterno,
que hacen cerrar los ojos dulcemente.


Tus labios, en callada sutileza,
rimaron con los míos ese idioma
,
y así, en mi barba de leal rudeza,
fuiste la salomónica paloma.

Ante la demisión de aquella calma
que tantos desvaríos encapricha,
sentí en el beso estremecerse tu alma,
al borde del abismo de la dicha.


Mas en la misma atónita imprudencia
de aquel frágil temblor de porcelana,
a mi altivez confiaste tu inocencia
con una fiel seguridad de hermana,

y de mi propio triunfo prisionero,
me ennobleció la legendaria intriga
que sufre tanto aciago caballero
portante el mal de rigorosa amiga.

Sonaba aquel cantar de los rediles
tan dulce que parece que te nombra,
y florecía estrellas pastoriles
el inmenso ramaje de la sombra.

La noche armonizábase oportuna
con la emoción del cántico errabundo,
y la voz religiosa de la luna
iba encantando suavemente al mundo.

Sol del ensueño, a cuya magia blanca
conservas, perpetuado por mi afecto,
el azahar que inmarcesible arranca
la novia eterna del amor perfecto.

Tonada montañesa que atestigua
una quejosa intimidad de amores,
apalabrando con su letra antigua
«El dulce lamentar de dos pastores».

Y vino el llanto a tu alma taciturna,
en esa plenitud de amor sombríos
con que deja correr la flor nocturna
su venturoso exceso de rocío;

desvanecida de tristeza, cuando
pues, ¡quién no sentirá la paz agreste
un plenilunio lánguido y celeste
cifre el idilio en que se muere amando!

Bajo esa calma en que el deseo abdica,
yo fui aquel que asombró a la desventura,
ilustre de dolor como el pelícano
en la fiera embriaguez de su amargura.

Así purificados de infortunio,
en ilusión de cándida novela,
bogamos el divino plenilunio
como debajo de una blanca vela.

Íbamos por el pálido camino
hacia aquella quimérica comarca,
donde la luna, al dejo vespertino,
vuelve de la extensión como una barca.

Y ante el favor sin par de la fortuna
que te entregaba a mi pasión rendida,
con qué desgaire comulgué en la luna
la rueda de molino de la vida.

Difluía a lo lejos la inconclusa
flauta del agua, musical delirio;
y en él embebecida mi alma ilusa,
fue simple como el asno y como el lirio.

Sonora noche, en que como un cordaje
la sombra azul nos dio su melodía.
Claro de luna que, al nupcial viaje,
alas de cisne en su blancura abría...

Aunque la verdad grave de la pena
bien sé que pronto los ensueños trunca,
cada vez que te beso me enajena
la ilusión de que no hemos vuelto nunca
.

Porque esa dulce ausencia sin regreso,
y ese embeleso en victorioso alarde,
glorificaban el favor de un beso,
una tarde de amor
... Como esa tarde...


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sábado, 3 de marzo de 2018

"Entrega". de LAURA VICTORIA VALENCIA (COLOMBIA, 1904-2004)

Envuélveme. No temas.
Ante tu fuego vivo
mi carne se deslumbra,
y surge castamente
entre el temblor rosado
de mi liviano traje
para poder ser tuya.

¿No aspiras en el aire
una fragancia débil
que enerva y que conturba?
¿No sientes que tu aliento
se prende como un velo
de sombra en mi cintura?
Ya ves que hasta mis ojos
en esta noche tienen
fulguración oscura,
y en tus rodillas firmes
mis manos se desgranan
como rosas maduras.
Y al enredar tus dedos
en mis cabellos claros
siento extraña frescura,
mientras caen tus besos
en mi boca sedienta
con la humedad fragante
que se raja una fruta.

Aspírame despacio.
Iniciaré mi entrega
sobre tu carne oscura,
y me alzaré del fuego
santificada y bella
como se alza del mármol
una estatua desnuda.


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viernes, 2 de marzo de 2018

"Ardiente y cautiva", de ANA'D MEJÍA DANGOND (COLOMBIA, 1957-- d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "Danza del colibrí", de fecha 2014  d.n.e.



    
Quiero ver 
      en tus ojos 
              el destello...
la inquietud de mi fibra, 
el rocío en tus manos 
asidas a mi río...
el recodo en que habita 
lo más bello.

Quiero ser en la sangre de tu sello
hoja nueva en el vaso antes vacío.

Ser, amor, tu sabor en el estío,
la delicia en el pulso de tu cuello.

Quiero andar tu sudor y tu saliva,
atreverme a probar el agua viva
que en tu beso refleja la dulzura
del estanque aromado y su tersura.

Agua rauda, 
ardiente que cautiva,
brillo de agua 
       que colma 
               mi hendidura...
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jueves, 1 de marzo de 2018

"Fábricas de amor", de JUAN GELMAN BURICHSON (Argentina, 1930-2014).

I.

Y construí tu rostro.
Con adivinaciones del amor, construía tu rostro
en los lejanos patios de la infancia.
Albañil con vergüenza,
yo me oculté del mundo para tallar tu imagen,
para darte la voz,
para poner dulzura en tu saliva.
Cuántas veces temblé
apenas si cubierto por la luz del verano
mientras te describía por mi sangre.
Pura mía,
estás hecha de cuántas estaciones
y tu gracia desciende como cuántos crepúsculos.
Cuántas de mis jornadas inventaron tus manos.
Qué infinito de besos contra la soledad
hunde tus pasos en el polvo.
Yo te oficié, te recité por los caminos,
escribí todos tus nombres al fondo de mi sombra,
te hice un sitio en mi lecho,
te amé, estela invisible, noche a noche.
Así fue que cantaron los silencios.
Años y años trabajé para hacerte
antes de oír un solo sonido de tu alma.

II.
Alza tus brazos, ellos encierran a la noche,
desátala sobre mi sed,

tambor, tambor, mi fuego.
Que la noche nos cubra como una campana

que suene suavemente a cada golpe del amor.
Entiérrame la sombra, lávame con ceniza, cávame del dolor,

límpiame el aire:
yo quiero amarte libre.

Tú destruyes el mundo para que esto suceda,
tú comienzas el mundo para que esto suceda.

III.
Me has amado las manos y caerán con el otoño.
Has amado mi voz y está arrasada.
Mi rostro ha reventado sobre ti como una piedra 

impura.
Me has amado y amado
para que huya de mí, señor de sombras.

Me has destruido para que yo sea luz humana
cantando
como las criaturas de tu sangre.

IV.
Que del recuerdo suba el olor de tu cuerpo y se
haga tu cuerpo.
Que la noche devuelva tu dulzura.
Que tus manos sean dadas por el temblor que dieron.
Que tus ojos regresen de todo lo mirado.

Paloma del amor
en vez
asciendes pura en libertad
giras y cantas como el cielo vas invadiendo el mundo.

V.
Como un niño te canto bajo la noche oscura.

Cofre de los secretos, juegos hondos,
temblores del otoño como pañuelos rápidos,
te canto allí para que seas.

Señora del candor,
con boca limpia digo uno a uno tus nombres,
pongo mi rostro en la penumbra que de ellos
desciende,
hago un gran fuego con tus nombres bajo la
noche oscura.

En realidad quiero decir: me haces andar contra la muerte.


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