miércoles, 29 de julio de 2020

"Tus gritos y mis gritos en el alba", de GABRIEL MÚGICA CELAYA (ESPAÑA, 1911-1991 d.n.e.)


Poema perteneciente al libro "Marea del silencio", de fecha 1935  d.n.e.




II.

Tus gritos y mis gritos en el alba.
Nuestros blancos caballos corriendo
con un polvo de luz sobre la playa.

Tus labios y mis labios de salitre.
Nuestras rubias cabezas desmayadas.

Tus ojos y mis ojos,
tus manos y mis manos.
Nuestros cuerpos
escurridizos de algas.

¡Oh amor, amor!
Playas del alba.



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jueves, 23 de julio de 2020

"Suplantaciones", de JOSÉ MANUEL CABALLERO BONALD (ESPAÑA, 1926--, d.n.e.)

"Conjugación de mi última máscara", de Merlina Mendoza.jpg


Unas palabras son inútiles y otras
acabarán por serlo mientras
elijo para amarte más metódicamente
aquellas zonas de tu cuerpo aisladas
por algún obstinado depósito
de abulia, los recodos
quizá donde mejor se expande
ese rastro de tedio
que circula de pronto por tu vientre,

y allí pongo mi boca y hasta
la intempestiva cama acuden
las sombras venideras, se interponen
entre nosotros, dejan
un barrunto de fiebre y como un vaho
de exudación de sueño
y otras cavernas vespertinas,

y ya en lo ambiguo de la noche escucho
la predicción de la memoria:
dentro de ti me aferro
igual que recordándote, subsisto
como la espuma al borde de la espuma
mientras se activa entre los cuerpos
la carcoma voraz de estar a solas.




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martes, 21 de julio de 2020

"Los cisnes. X. El verso sutil que pasa o se posa", poema en prosa de RUBÉN DARÍO (seud. de Félix Rubén García Sarmiento) (NICARAGUA, 1867-1916)

Poema perteneciente al libro "Cantos de vida y esperanza", de fecha 1905  d.n.e.



El verso sutil que pasa o se posa
sobre la mujer o sobre la rosa,
beso puede ser, o ser mariposa.

En la fresca flor el verso sutil;
el triunfo de Amor en el mes de Abril:
Amor, verso y flor, la niña gentil.

Amor y dolor. Halagos y enojos.
Herodías ríe en los labios rojos.
Dos verdugos hay que están en los ojos.

¡Oh, saber amar es saber sufrir,
amar y sufrir, sufrir y sentir,
y el hacha besar que nos ha de herir!

Rosa de dolor, gracia femenina;
inocencia y luz, corola divina,
y aroma fatal y crüel espina...

Líbramos, Señor, de Abril y la flor,
y del cielo azul, y del ruiseñor;
de dolor y amor, libranos, Señor.






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lunes, 20 de julio de 2020

"Cartas a una desconocida", de NICANOR PARRA SANDOVAL (CHILE, 1914-2018, d.n.e.)


Cuando pasen los años, cuando pasen
los años y el aire haya cavado un foso
entre tu alma y la mía; cuando pasen los años
y yo sólo sea un hombre que amó,
un ser que se detuvo un instante frente a tus labios,
un pobre hombre cansado de andar por los jardines,
¿dónde estarás tú? ¡Dónde
estarás, oh hija de mis besos!






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viernes, 17 de julio de 2020

"Rosa panida", de RAMÓN MARÍA DEL VALLE-INCLÁN (ESPAÑA, 1866-1936, d.n.e.)


¡Cómo me hablaste en las rosas
cuando rosas segó mi hoz,
voz de las cosas,
lejana voz!

¡Cuántas victorias me contaste,
con cuántas divinas batallas
mi alma alumbraste,
voz que callas!

¡Cómo encendiste mis deseos,
cómo me hablaste del placer
con tus trofeos
de mujer!

¡Verso dorado y pitagórico
como el verso que dice el mar!
¡Verso eufórico!
¡Verso solar!

¡Rosa! ¡Divina flor del rito
de amar, cantar y adormecer!
¡Amor en grito!
¡Boca de mujer!

Flor tu enigma reminiscente
pasa el recuerdo venusino
del beso ardiente
como el vino.

Rosa ungida, ¿por qué no exuda
la carne que amamos, tu olor,
cuando es desnuda
para el amor?





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jueves, 16 de julio de 2020

"Alma en pena", de RAMÓN LÓPEZ VELARDE (MÉJICO, 1888-1921, d.n.e.)


A fuerza de quererte
me he convertido, Amor, en alma en pena.

¿Por qué, Fuensanta mía,
si mi pasión de ayer está ya muerta
y en tu rostro se anuncia los estragos
de la vejez temida que se acerca,
tu boca es una invitación al beso
como lo fue en lejanas primaveras
?

Es que mi desencanto nada puede
contra mi condición de ánima en pena
si a pesar de tus párpados exangües
y las blancuras de tu faz anémica,
aún se tiñen tus labios
con el color sangriento de las fresas.

A fuerza de quererte
me he convertido, Amor, en alma en pena,
y con el candor angélico de tu alma
seré una sombra eterna.





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miércoles, 15 de julio de 2020

"El beso de Safo", de EFRÉN REBOLLEDO (Méjico, 1877-1929 d.n.e.)


Más pulidos que el mármol transparente,
más blancos que los blancos vellocinos,
se anudan los dos cuerpos femeninos
en un grupo escultórico y ardiente.

Ancas de cebra, escorzos de serpiente,
combas rotundas, senos colombinos,
una lumbre los labios purpurinos,
y las dos cabelleras un torrente.

En el vivo combate, los pezones
que se embisten, parecen dos pitones
trabados en eróticas pendencias,

y en medio de los muslos enlazados,
dos rosas de capullos inviolados
destilan y confunden sus esencias.







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martes, 14 de julio de 2020

"El precio de una rosa", de NICASIO ÁLVAREZ CIENFUEGOS (ESPAÑA, 1764-1809 d.n.e.)


En todos sus rosales
la madre primavera
jamás a rosa alguna
miró con más terneza.
En mil graciosos rizos
¡cuán varia purpurea
sobre el regazo amante
del botón que la estrecha!
Cómo en silencio suben
desde el pie contrapuestas
dos bien labradas hojas,
y se mecen sobre ella.
Una, tal vez, se dobla,
gira y, fugaz, la besa.
La otra lo ve cobarde,
y quiere, y va, y no llega.
Ella, entretanto, ríe
mil fragantes esencias,
y a su reír, ¡oh cuántos!,
¡cuántos deseos vuelan!
¡Oh rosa, honor del año!
Tu singular belleza,
¡oh cuán feliz sería
si Filis te quisiera!
-Tómala, Filis, toma,
y deme en recompensa
la dulce miel de un beso
tu boquita risueña.

Ya vale más la rosa.
-No te la doy, no; suelta,
que el beso fue, y lozana
mi flor aquí se queda.
-Seis besos y otros tantos
me has de pagar por ella.

-Es poco.

No; tú ignoras

los ayes que me cuesta.
Fui y, al cortarla, impías
me hirieron dos abejas
de un numeroso enjambre
que a par giraba de ella.
-¿No ves cuán lastimada
está mi triste diestra?
¡Ay Filis! Sí; mi rosa
precio mayor desea.
Un beso, ¿y qué es un beso?
Quiero por cada abeja
del numeroso enjambre
que a par giraba de ella.







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lunes, 13 de julio de 2020

"Cuerpo a la vista", de OCTAVIO PAZ LOZANO (Méjico, 1914-1998 d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "Semillas para un himno", de fecha 1954  d.n.e.



Y las sombras se abrieron otra vez y mostraron tu cuerpo:
tu pelo, otoño espeso, caída de agua solar,
tu boca y la blanca disciplina de sus dientes caníbales, prisioneros en llamas,
tu piel de pan apenas dorado y tus ojos de azúcar quemada,
sitios en donde el tiempo no transcurre,
valles que sólo mis labios conocen,
desfiladero de la luna que asciende a tu garganta entre tus senos,
cascada petrificada de la nuca,
alta meseta de tu vientre,
playa sin fin de tu costado.

Tus ojos son los ojos fijos del tigre
y un minuto después son los ojos húmedos del perro.

Siempre hay abejas en tu pelo.

Tu espalda fluye tranquila bajo mis ojos
como la espalda del río a la luz del incendio.

Aguas dormidas golpean día y noche tu cintura de arcilla
y en tus costas, inmensas como los arenales de la luna,
el viento sopla por mi boca y su largo quejido cubre con sus dos alas grises
la noche de los cuerpos,

como la sombra del águila la soledad del páramo.

Las uñas de los dedos de tus pies están hechas del cristal del verano.
Entre tus piernas hay un pozo de agua dormida,
bahía donde el mar de noche se aquieta, negro caballo de espuma,
cueva al pie de la montaña que esconde un tesoro,
boca del horno donde se hacen las hostias,
sonrientes labios entreabiertos y atroces,
nupcias de la luz y la sombra, de lo visible y lo invisible
(allí espera la carne su resurrección y el día de la vida perdurable).

Patria de sangre,
única tierra que conozco y me conoce,
única patria en la que creo,
única puerta al infinito.







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sábado, 11 de julio de 2020

"Vivir o naufragar", de ÁNGEL CRESPO PÉREZ DE MADRID (ESPAÑA, 1996-1925 d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "En medio del camino", de fecha 1971  d.n.e.



Déjame que me acerque a ti
a mojarme en tu piel,
en el olor
de tu voz, pues ya quiero
vivir o naufragar de muerte tuya.

Déjame

decir para que no
me entiendas las palabras,
igual que el mar no sabe
de vientos.

Déjame

dejarme junto a ti:
que yo me ahogue
en la luz de tus hombros,
haga pies
por donde tu cintura.

Déjame

beberme el mar,
amar el mar,
al abra de tus ojos.

Déjame

dejarme estar, bien hondo,
allá donde solemos,
donde no
se oye la brisa siempre.

Es cuando veo
caer un arco iris, levantarse
un pozo de tus manos.
O, como suele ser,
cierras el mundo
y sólo hay mar.

Un río

somos los dos, andamos
para que yo me hunda
en tus innumerables
olas,
pasamos juntos
por el solo paisaje
que se nos vive.

Déjame

cortar todos los árboles.






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viernes, 10 de julio de 2020

"Sé tú mi límite", de JOSÉ ÁNGEL VALENTE DOCASAR (ESPAÑA, 1929-2000 d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "La memoria y los signos", de fecha 1966  d.n.e.



Tu cuerpo puede
llenar mi vida,
como puede tu risa
volar el muro opaco
de la tristeza.

Una sola palabra tuya quiebra
la ciega soledad en mil pedazos.

Si tú acercas tu boca inagotable
hasta la mía, bebo
sin cesar la raíz de mi propia existencia.

Pero tú ignoras cuánto
la cercanía de tu cuerpo
me hace vivir o cuánto
su distancia me aleja de mí mismo,
me reduce a la sombra.

Tú estás, ligera y encendida,
como una antorcha ardiente
en la mitad del mundo.

No te alejes jamás:

Los hondos movimientos

de tu naturaleza son
mi sola ley.

Retenme.

Sé tú mi límite.
Y yo la imagen
de mí feliz, que tú me has dado.







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jueves, 9 de julio de 2020

"A Jarifa en una orgía", de JOSÉ DE ESPRONCEDA Y DELGADO (ESPAÑA, 1808-1842, d.n.e.)

Trae, Jarifa, trae tu mano,
ven y pósala en mi frente,
que en un mar de lava hirviente
mi cabeza siento arder.
Ven y junta con mis labios
esos labios que me irritan,
donde aún los besos palpitan
de tus amantes de ayer.

¿Qué la virtud, la pureza?
¿qué la verdad y el cariño?
Mentida ilusión de niño,
que halagó mi juventud.
Dadme vino: en él se ahoguen
mis recuerdos; aturdida
sin sentir huya la vida;
paz me traiga el ataúd.

El sudor mi rostro quema,
y en ardiente sangre rojos
brillan inciertos mis ojos,
se me salta el corazón.
Huye, mujer; te detesto,
siento tu mano en la mía,
y tu mano siento fría,
y tus besos hielos son.

¡Siempre igual! Necias mujeres,
inventad otras caricias,
otro mundo, otras delicias,
o maldito sea el placer.
Vuestros besos son mentira,
mentira vuestra ternura:
es fealdad vuestra hermosura,
vuestro gozo es padecer.

Yo quiero amor, quiero gloria,
quiero un deleite divino,
como en mi mente imagino,
como en el mundo no hay;
y es la luz de aquel lucero
que engañó mi fantasía,
fuego fatuo, falso guía
que errante y ciego me tray.

¿Por qué murió para el placer mi alma,
y vive aún para el dolor impío?
¿Por qué si yazgo en indolente calma,
siento, en lugar de paz, árido hastío?

¿Por qué este inquieto, abrasador deseo?
¿Por qué este sentimiento extraño y vago,
que yo mismo conozco un devaneo,
y busco aún su seductor halago?

¿Por qué aún fingirme amores y placeres
que cierto estoy de que serán mentira?
¿Por qué en pos de fantásticas mujeres
necio tal vez mi corazón delira,

si luego, en vez de prados y de flores,
halla desiertos áridos y abrojos,
y en sus sandios o lúbricos amores
fastidio sólo encontrará y enojos?

Yo me arrojé cual rápido cometa,
en alas de mi ardiente fantasía:
doquier mi arrebatada mente inquieta,
dichas y triunfos encontrar creía.

Yo me lancé con atrevido vuelo
fuera del mundo en la región etérea,
y hallé la duda, y el radiante cielo
vi convertirse en ilusión aérea.

Luego en la tierra la virtud, la gloria,
busqué con ansia y delirante amor,
y hediondo polvo y deleznable escoria
mi fatigado espíritu encontró.

Mujeres vi de virginal limpieza
entre albas nubes de celeste lumbre;
yo las toqué, y en humo su pureza
trocarse vi, y en lodo y podredumbre.

Y encontré mi ilusión desvanecida
y eterno e insaciable mi deseo:
palpé la realidad y odié la vida;
sólo en la paz de los sepulcros creo.

Y busco aún y busco codicioso,
y aún deleites el alma finge y quiere:
pregunto y un acento pavoroso
«¡Ay! me responde, desespera y muere.

Muere, infeliz: la vida es un tormento,
un engaño el placer; no hay en la tierra
paz para ti, ni dicha, ni contento,
sino eterna ambición y eterna guerra.

Que así castiga Dios el alma osada,
que aspira loca, en su delirio insano,
de la verdad para el mortal velada
a descubrir el insondable arcano.»

¡Oh! cesa; no, yo no quiero
ver más, ni saber ya nada:
harta mi alma y postrada,
sólo anhela descansar.
En mí muera el sentimiento,
pues ya murió mi ventura,
ni el placer ni la tristura
vuelvan mi pecho a turbar.

Pasad, pasad en óptica ilusoria
y otras jóvenes almas engañad:
nacaradas imágenes de gloria,
coronas de oro y de laurel, pasad.

Pasad, pasad mujeres voluptuosas,
con danza y algazara en confusión;
pasad como visiones vaporosas
sin conmover ni herir mi corazón.

Y aturdan mi revuelta fantasía
los brindis y el estruendo del festín,
y huya la noche y me sorprenda el día
en un letargo estúpido y sin fin.

Ven, Jarifa; tú has sufrido
como yo; tú nunca lloras;
mas ¡ay triste! que no ignoras
cuán amarga es mi aflicción.
Una misma es nuestra pena,
en vano el llanto contienes…
Tú también, como yo, tienes
desgarrado el corazón.







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miércoles, 8 de julio de 2020

"Madrigal desesperado", de JOSÉ GARCÍA NIETO (ESPAÑA, 1914-2001 d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "Del campo y soledad", de fecha 1946  d.n.e.



El silencio es un lobo
solitario y en guardia,

que se nutre un momento
sólo de mis pisadas.

El silencio es un árbol
derribado y sin ramas

que señala ese punto
donde la tierra acaba.

Donde están nuestros besos
cuando ya no son nada;

donde están las manos
con que te acariciaba,

donde irán con tu olvido
a morir mis palabras.






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lunes, 6 de julio de 2020

"Soneto: A la luna", de PABLO GARCÍA BAENA (España, 1923-2018 d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "Almoneda", de fecha 1971x  d.n.e.



Suspiro de la noche, perla fría
que el estival ardor cambias en nieve.
Fuente donde la alondra trinos bebe,
azor de la nocturna cetrería.

Alas que navegáis la helada ría
del cielo en brazos de la brisa leve.
Rosa dormida en luz, de donde llueve
frescura de silencio y melodía.

Amantes que en la noche serenada
empañáis los cristales de la luna
con el suspiro que os destroza el seno:

besad, que ya la aurora viene alada,
antes que Febo salte de su cuna
y que el olvido vierta su veneno.







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domingo, 5 de julio de 2020

"Pasabas por el mundo claramente", de CARLOS BOUSOÑO PRIETO (ESPAÑA, 1923-2015 d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "Primavera de la muerte", de fecha 1946  d.n.e.



Pasabas por el mundo claramente
como el viento. Decías que me amabas.
Yo te quería. Rozabas mi frente
con el amor que en tus manos llevabas.

Volaban nuestras almas, se querían.
Se juntaban acaso entre los cielos.
Aladamente iban y venían
olas felices y claros anhelos.

Nunca tristeza el amor enturbiara.
¡Oh, más allá de la dicha era el mundo,
eran los besos de mi boca, para
el cuerpo amado en la dicha errabundo!

Vivía el mundo en la clara corriente.
Lluvia de dicha del cielo caía.
En la lluvia calado ciegamente,
libre, inmortal nuestro cuerpo reía.







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viernes, 3 de julio de 2020

"De memoria ", de DELFINA ACOSTA (PARAGUAY, 1956-, d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "Versos de amor y de locura", de fecha 2007  d.n.e.



Tienen las ramas esta madrugada
el bienvenido aliento de las rosas.
Las blancas mariposas de mis manos
nadie las ve ¡y cómo te devoran!
Donde tú estás, allí, mi amor te llama.
Yo quiero que me escuches. Es ahora
el tiempo del encuentro. ¿No percibes
cómo se buscan, sin saber, las cosas?
Amigo, amante, déjame decirte
y dime tú también. Llegó la hora.
Las lágrimas con luces del rocío,
el soplo de cristal, las altas olas
nos buscan, llameando, desde ayer.
Abren caminos, árboles, auroras.
Amado, nuestros besos, tantos besos
y un beso yo los supe de memoria.

Debajo del rojizo sol de flores
te aguardo siempre dentro de mi sombra.




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"Los ataúdes enamorados", de CARLOS CASTRO SAAVEDRA (COLOMBIA, 1924-1989, d.n.e.)

"Eterno", de Christiane Vleugels

Nuestras tumbas, mujer, se darán besos,
nuestros cajones besos y mordiscos,

y no serán sudarios los nuestros sino sábanas
para engendrar trigales
y construir el pecho de los cedros.

Nos volverán a ver sobre la tierra,
a ti llena de polen y de pétalos,
cubierta de azaleas y azahares,
y a mí con un pedazo de primavera roja
entre la boca de madera.

Sobre la tierra, amada, sobre el campo,
tú con trenzas de musgo,
con un manto de plumas y de orquídeas,
y yo con un relámpago extendido en mis ramas
como una fruta elástica y madura.

La muerte será apenas un fecundo reposo,
un sueño recorrido por gusanos labriegos,
otra luna de miel entre raíces,
otro rodar los dos dulces y mudos,
por un salón de terciopelo verde.

Que no pongan el nombre tuyo sobre la bóveda,
ni el mío sobre el hueco que se trague mis tigres,
sino que nos abonen y nos rieguen,
pues esto es suficiente, compañera,
para tu corazón y mi semilla.






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