miércoles, 23 de febrero de 2022

Soneto: "Bebió en tu boca el tiempo", de ANTONIO GALA VELASCO (ESPAÑA, 1930-- d.n.e.)

Bebió en tu boca el tiempo enamorado
y la cuajó con besos de paloma.
Casto tu cuello, sobre el oro asoma
tan sólo por el oro acariciado.

Lunado el pelo, el corazón lunado,
rubor apenas por el aire aroma.
Amapola ritual tu torso toma
y te aparta del mar verde azulado.

Tu mirada de miel, marisma ardiente,
la luz antigua con las luces nuevas
-recién despierta y ya cansada- alía.

Te duele la victoria, y dócilmente
a cuestas tu destino de amor llevas,
delicada y sangrienta vida mía.






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lunes, 21 de febrero de 2022

"LA DESESPERACIÓN", de JOSÉ DE ESPRONCEDA (ESPAÑA, 1808-1842 d.n.e.)

Me gusta ver el cielo
con negros nubarrones
y oír los aquilones
horrísonos bramar,
me gusta ver la noche
sin luna y sin estrellas,
y sólo las centellas
la tierra iluminar.

Me agrada un cementerio
de muertos bien relleno,
manando sangre y cieno
que impida el respirar,
y allí un sepulturero
de tétrica mirada
con mano despiadada
los cráneos machacar.

Me alegra ver la bomba
caer mansa del cielo,
e inmóvil en el suelo,
sin mecha al parecer,
y luego embravecida
que estalla y que se agita
y rayos mil vomita
y muertos por doquier.

Que el trueno me despierte
con su ronco estampido,
y al mundo adormecido
le haga estremecer,
que rayos cada instante
caigan sobre él sin cuento,
que se hunda el firmamento
me agrada mucho ver.

La llama de un incendio
que corra devorando
y muertos apilando
quisiera yo encender;
tostarse allí un anciano,
volverse todo tea,
y oír como chirrea
¡qué gusto!, ¡qué placer!

Me gusta una campiña
de nieve tapizada,
de flores despojada,
sin fruto, sin verdor,
ni pájaros que canten,
ni sol haya que alumbre
y sólo se vislumbre
la muerte en derredor.

Allá, en sombrío monte,
solar desmantelado,
me place en sumo grado
la luna al reflejar,
moverse las veletas
con áspero chirrido
igual al alarido
que anuncia el expirar.

Me gusta que al Averno
lleven a los mortales
y allí todos los males
les hagan padecer;
les abran las entrañas,
les rasguen los tendones,
rompan los corazones
sin de ayes caso hacer.

Insólita avenida
que inunda fértil vega,
de cumbre en cumbre llega,
y arrasa por doquier;
se lleva los ganados
y las vides sin pausa,
y estragos miles causa,
¡qué gusto!, ¡qué placer!

Las voces y las risas,
el juego, las botellas,
en torno de las bellas
alegres apurar;
y en sus lascivas bocas,
con voluptuoso halago,
un beso a cada trago
alegres estampar.

Romper después las copas,
los platos, las barajas,
y abiertas las navajas,
buscando el corazón;
oír luego los brindis
mezclados con quejidos
que lanzan los heridos
en llanto y confusión.

Me alegra oír al uno
pedir a voces vino,
mientras que su vecino
se cae en un rincón;
y que otros ya borrachos,
en trino desusado,
cantan al dios vendado
impúdica canción.

Me agradan las queridas
tendidas en los lechos,
sin chales en los pechos
y flojo el cinturón,
mostrando sus encantos,
sin orden el cabello,
al aire el muslo bello...
¡Qué gozo!, ¡qué ilusión!






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viernes, 18 de febrero de 2022

"Perséfone", de HOMERO ARIDJIS (MÉJICO, 1940--, d.n.e.)



Un río carnal abre los muslos.
Perséfone se abre como una escalera estrecha y empinada.
Perséfone ríe al borde sus fibras nerviosas.
Navegan barcos por mar desconocido.
Navega un dios en sí mismo enlazado.
El cuello de los cisnes en un solo cuello.
Perséfone me mira como yesca que acecha el fuego.
Pone los codos sobre las rodillas, mete la cabeza entre las manos.
Se sienta en sus cojines suaves.
Se sienta sobre un lecho que por las arrugas de las mantas parece un trono rudo.
Mis manos friccionan con ardor sus miembros.
En sus miembros se confunde lo blanco de su piel, lo rojo de su ardor.
A sus miembros que fricciono llegan su silencio, su emoción, sus gestos.
Un mismo calor anima su corazón, sus pies, sus dedos.
El fuego le abre el cuerpo, igual que un incendio descubre en una casa muchas ventanas, muchos ojos. Igual que si se hubiera vuelto su interioridad hacia afuera, y un color propio la recorriera matizando sus rasgos.
Me adentra.
No pienso.
Mis sentidos despiertan.
Oigo mi cuerpo, oigo su cuerpo enredarse en el mío.
Crecen los dos, enmudecen, maduran, se avejentan, mueren.
Oigo el eco de su desaparición, de su nacimiento.
Oigo. Que no están, que llegan, que se van.
Siento su cuerpo.
Toca con mil poros abiertos a mi piel.
Me roza con mil manos y muslos.
Me roza con pedazos de carne que se labia, se hiende.
Mojándome.

Huelo su origen.
Su deseo.
Su ceniza.
Sus cabellos húmedos de mis cabellos.
Su roce que es mi roce.
Veo la palabra que no dice en su lengua curvada, alargada hasta mi lengua.
Su sexo que entraña mi sexo.
Sus pies extendidos.
Su movimiento sacando chispas de las sábanas con las caderas.
Su hundimiento en el colchón.

Su levantarse y caer y sonar.
La oscuridad momentánea de su boca, de sus axilas, de su cuello y sus brazos.
Llena mi ver una rodilla.
Un brazo.
Un ojo.
Un cabello entre mis labios.
Un trozo de muslo.
Un pedazo de vientre.
El ombligo.
Sus cabellos.
Su ombligo.
Su cara vuelta a la derecha.
Su cara vuelta a la izquierda. Su mentón apuntando hacia arriba y hacia abajo.
Su cuerpo recogido.
Su cuerpo diagonal.
Su oreja.
Sus cabellos.
Su sexo.
Su boca que se ahonda y se ahonda, que se sumerge por adentro de ella, que cae y cae, toca mi sexo, sube por mi cuerpo, se convierte en mi boca que la besa, en su boca que se ahonda.
Y cae en mí, y cae en ella.



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miércoles, 16 de febrero de 2022

"Soneto: Los fantasmas de Lisboa", de ÓSCAR ARTURO HAHN GARCÉS (CHILE, 1938--, d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "Apariciones profanas", de fecha 2002  d.n.e.




Dónde estará el pasado que tuvimos
el pasado que tuve entre tus brazos
En la calle resuenan nuestros pasos
pero no estamos: nos desvanecimos

Dónde estarán los besos que nos dimos
la tristeza tan dulce de los fados
tus promesas tus llantos mis enfados
nuestros cuerpos que un día compartimos

Asustados los nuevos ocupantes
de nuestro cuarto en el hotel escuchan
la risa de personas que se duchan

Como los personajes de Pessoa
somos almas sin cuerpo: dos amantes
que penan en las noches de Lisboa.





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martes, 15 de febrero de 2022

"Soneto: Descripción de la belleza perfecta", de CHRISTIAN HOFMANN VON HOFMANNSWALDU (ALEMANIA, 1617-1679, d.n.e.)


Un cabello que temerario a Berenice esquiva,
Una boca que exhibe rosas, plena de perlas,
Una lengua que emponzoña mil corazones,
Dos senos, donde el rubí alabastro tramaría.

Un cuello que en todo aventaja al cisne,
Dos mejillas, donde la majestad de Flora se agita,
Una mirada que derriba hombres, que convoca rayos,
Dos brazos, cuya fuerza al león han ejecutado.

Un corazón, del cuál no brota más que mi ruina,
Una voz, tan celestial que mi condena sentencia,
Dos manos, cuyo rencor al destierro me envían,

Y con dulce veneno la misma alma envuelve
Un adorno, así parece, en Paraíso creado,
De todo ingenio y libertad me ha privado.

Ein Haar, so kühnlich Trotz der Berenice spricht,
Ein Mund, der Rosen führt und Perlen in sich heget,
Ein Zünglein, so ein Gift vor tausend Herzen träget,
Zwo Brüste, wo Rubin durch Alabaster bricht.

Ein Hals, der Schwanenschnee weit, weit zurücke sticht.
Zwei Wangen, wo die Pracht der Flora sich beweget,
Ein Blick, der Blitze führt und Männer niederleget,
Zwei Armen, derer Kraft oft Leuen hingericht,

Ein Herz, aus welchem nichts als mein Verderben quillet,
Ein Wort, so himmlisch ist und mich verdammen kann,
Zwei Hände, derer Grimm mich in den Bann getan

Und durch ein süßes Gift die Seele selbst umhüllet,
Ein Zierat, wie es scheint, im Paradies gemacht,
Hat mich um meinen Witz und meine Freiheit bracht.

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viernes, 11 de febrero de 2022

Romancillo: "Vals de los enamorados y unidos hasta siempre", de MIGUEL HERNÁNDEZ GILABERT (ESPAÑA, 1910-1942, d.n.e.)


No salieron jamás
del vergel del abrazo.
Y ante el rojo rosal
de los besos rodaron.

Huracanes quisieron
con rencor separarlos.
Y las hachas tajantes
y los rígidos rayos.

Aumentaron la tierra
de las pálidas manos.
Precipicios midieron,
por el viento impulsados

entre bocas deshechas.
Recorrieron naufragios,
cada vez más profundos
en sus cuerpos, en sus brazos.
Perseguidos, hundidos
por un gran desamparo
de recuerdos y lunas,
de noviembres y marzos,
aventados se vieron
como polvo liviano:
aventados se vieron,
pero siempre abrazados.






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jueves, 10 de febrero de 2022

Glosa: "Si osase decir mi boca", ANÓNIMA (ESPAÑA (S. XVI, d.n.e.)


Si osase decir mi boca
lo que siente el alma mía,
señora, tocar querría
donde la camisa os toca.

No es mucho no tener tasa
este temor de perderos,
pues, señora, en el quereros
de la misma suerte pasa:
desde el chapín a la boca
os adora el alma mía,
y sólo tocar querría
donde la camisa os toca.

Si os viese yo, mi señora,
y sin camisa os tocase,
y otro bien no desease
aquesta alma que os adora,
y entonces ojos y boca
tocase la boca mía,

lo demás yo tocaría,
donde la camisa os toca.

Siento yo extrañamente
de ver que os está tocando,
y con morir deseando
lo que ella goza y no siente;
pues diferencia hay poca
de su tocadura y mía,
señora, tocar querría
donde la camisa os toca.






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miércoles, 9 de febrero de 2022

"Soneto: ¡On dulce gusto extraño", de GREGORIO SILVESTRE (ESPAÑA, 1520-1569)


¡Oh dulce gusto extraño y peregrino
Gustado en esos labios divinales,
Veneras de las perlas orientales
Y puertas del imperio cristalino!

Más colorados que el coral más fino,
Más dulce que la miel de los panales
Y que la ambrosía y néctar celestiales
Que a dioses por manjar no más convino.

Aquel dichoso rato que gozaba
La paz a tanta fe solo debida,
El ser de nuestras almas se trocaba.

La una con la otra tan unida,
Y un alma en los dos cuerpos animaba
Y dos en cada cuerpo daban vida.





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lunes, 7 de febrero de 2022

"Soneto: ¡Ventura prisión!", de LUDOVICO ARIOSTO (ITALIA, 1474-1533 d.n.e.)


¡Venturosa prisión, cárcel suave,
no por amor, no por venganza fiera,
me tiene la más linda carcelera
a quien es bien que agradecido alabe!

Otros cautivos, al sonar la llave,
temen llegada su hora postrimera;
mas yo me alegro, que el placer me espera,
no juez severo ni sentencia grave.

Me aguarda el más cortés recibimiento,
libre plática exenta de embarazos,
dulces halagos y caricias siento:

de cadenas en vez floridos lazos,
y besos sabrosísimos sin cuento,
y largos, estrechísimos abrazos.





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viernes, 4 de febrero de 2022

"Huellas del beso", de FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO (ESPAÑA, 1935-2014, d.n.e.)


Mis besos eran pájaros heridos
flotando entre los juncos del pantano,
dedos glaciales de invisible mano,
recuerdos en un pozo sumergidos...

Mis labios pálidos y adormecidos,
mudas teclas de onírico piano,
nubes que trato de alcanzar en vano,
explosiones carentes de estallidos.

Tan sólo me quedó una vaga idea
del contacto encendido, que desea
la humedad, el gemido y el temblor.

Pero cuando absorbí tu propio aliento
despertó mi universo en un momento,
y el alma se me abrió como una flor.



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jueves, 3 de febrero de 2022

"Friné ante los jueces", de LUZ MÉNDEZ DE LA VEGA (GUATEMALA, 1919-2012, d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "Helénicas", de fecha 1998  d.n.e.



Friné ante el areópago, de Jean-Léon Gérôme (1861)


Indefensa y vulnerable.
Sola,
sin otro puñal
o espada heridora, que
mi palabra
y sin otro escudo
que mi belleza,
dejo caer mi túnica
ante vosotros.
Desnudo mi cuerpo
que adoraríais
si fuera de mármol frío,
o si estuviéramos solos,
sin otros ojos
que nos vieran
acariciarnos en el lecho.
¿Quién puede culpar
a la belleza plasmada
en carne y no en mármol,
por entregarse desnuda
-igual que la estatua-
a las manos que la acarician
y que en ellas se deleitan?
¿Quién puede culpar a la flor
que impúdica exhibe
la fresca plenitud
y el sexual aroma de su corola,
o a la fruta que sin ropaje
reluce bajo el sol e incita
voluptuosamente
a ser mordida?
Como la flor o la fruta,
aquí, yo, ante vosotros,
desnuda
como me vieran tantos ojos,
estatua viva
que modelaron tantas manos
y que gozaron tantos cuerpos,
os pregunto:
¿Es delito escuchar
la dulce voz de Eros
que incendia nieves
¿o es crimen obedecer
el mandato
de la divina Afrodita
que me se señaló el camino
donador de placeres?
Inerme y vulnerable,
como mi desnudez,
espero la sentencia.
Yo,
sólo cumplí con mi destino.

EPÍLOGO
Cuando todos se fueron
el cuerpo de Friné
brillaba bajo el sol poniente
como una estatua de oro
y el más viejo de los jueces
se acercó
y, como si fuera a la diosa,
le puso un casto beso
sobre el sexo.






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miércoles, 2 de febrero de 2022

"Mujer, yo hubiera sido tu hijo", de PABLO NERUDA (seudónimo de RICARDO ELIÉCER NEFTALÍ REYES BASOALTO) (CHILE, 1904-1973 d.n.e.)


Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por beberte
la leche de los senos como de un manantial
,
por mirarte y sentirte a mi lado y tenerte
en la risa de oro y la voz de cristal.
Por sentirte en mis venas como Dios en los ríos
y adorarte en los tristes huesos de polvo y cal,
porque tu ser pasara sin pena al lado mío
y saliera en la estrofa -limpio de todo mal-.
Cómo sabría amarte, mujer, cómo sabría
amarte, amarte como nadie supo jamás!
Morir y todavía
amarte más.
Y todavía
amarte más
y más.





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martes, 1 de febrero de 2022

Soneto: "La dulce lucha de la blanda cama", de MELCHOR DE LA SERNA (ESPAÑA, segunda mitad del s. XVI d.n.e.)

La dulce lucha de la blanda cama:
aquel abrazalla y defenderse,
aquel trabajo que hay en el ponerse
el furioso galán sobre la dama;

Aquel estremecerse si derrama
las dulces gotas, sin poder moverse;
aquel estar encima, aquel no verse,
procurando matar la ardiente llama;

aquel jugar de boca tan suave
y aquel: “¡Ay, señora, cómo sabe!.”
Y aquel jugar a veces al trocado,

y aquel refocilarse, aunque se acabe.
¿Qué lengua habrá perfecta que lo alabe
si no fuere del fraile arrufianado?






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