Mostrando entradas con la etiqueta Ricardo Molina Tenor. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Ricardo Molina Tenor. Mostrar todas las entradas

miércoles, 26 de octubre de 2022

"Mientras tierna mejilla y ojos verdes", de Ricardo Molina Tenor (ESPAÑA, 1917-1968, d.n.e.)

"Dánae", de Alexandre Jacques Chantron (1891)


Mientras tierna mejilla y ojos verdes
y rojos labios y morena frente
y primavera en pecho delicado
y tallo en flor, lánguido, en cintura,
y dios sin velo en astro al mediodía,
y rosa, rama, abeja y vino canten,
tú, narciso de olvido,
tú, música cantándose a sí misma,
Medina Azahara, besa que te besa,
tú y yo, viviendo, amando,
dulce leyenda, vivos
y muertos y olvidados,
y presentes y eternos, en canción, en amor.




Leer más poemas de este autor en el blog BESOS.

Enlace recomendado:
 






sábado, 20 de noviembre de 2021

"Elegía X", de RICARDO MOLINA TENOR (ESPAÑA, 1917-1968)


En las tardes de mayo cuando el aire brillaba
con un azul radiante y en las olas del musgo
se mecía la blanca flor de la sanguinaria,
te amaba casi más que a nadie en este mundo.

Por tus ojos tan graves del color de la hierba,
por tus cabellos negros y tus hombros desnudos,
por tus labios suaves un poco temblorosos,
te amaba casi más que a nadie en este mundo.

Aunque no te lo dije tú acaso lo sabías,
por eso una mañana en el bosque de pinos
me saliste al encuentro a través de la niebla
y de las verdes jaras cubiertas de rocío.

Era yo entonces estudiante, todos los días
a las nueve tenía clase en el Instituto,
pero aquella mañana me fui solo a la Sierra
y me encontré contigo en el gran bosque húmedo.

Mis amigos me daban consejos excelentes
y me hablaban de ti sin velar sus escrúpulos,
y yo les respondía: «Odio vuestra prudencia»,
pues casi más que a nadie te amaba en este mundo.

Mis padres me reñían a la hora del almuerzo.
Me decían que iba a perder todo el curso,
pero yo soportaba sus riñas en silencio
y ellos seguían hablando, amargos, del futuro.

Yo me decía mientras: «¿Qué importan los amigos,
qué importa el porvenir, los padres, los estudios,
si las tardes de mayo son tan claras y bellas
y te amo, amor mío, más que a nadie en el mundo?

¿Qué importan estas cosas si me estás esperando
en el vasto pinar, al borde del camino,
y tus ojos son verdes como las hojas verdes
y tu aliento fragante lo mismo que el tomillo?

¿Qué importan las palabras si tus labios son rojos
como la roja adelfa y la flor del granado
y sólo hablan de amor, de risas y de besos
y mi alma es el aire que respiran tus labios?

¿Qué consejo podría distraer al Amor
de los tiernos deseos que en su pecho suspiran,
si el Amor es lo mismo que un zagalillo ebrio
coronado de pámpanos en mitad de las viñas?

»

Así te hablaba entonces mi corazón, ¿te gustan
todavía sus palabras?
Así te amaba entonces mi corazón, ¿recuerdas
todavía su amor?

Y una de aquellas tardes te dije que algún día
escribiría en mi casa solitario
esta Elegía triste y bella como el recuerdo
y tú me interrumpiste besándome los labios.

No creíste, ah, nunca creíste que pudiera
acabar el amor de aquella primavera,
pero la vida es siempre más larga que el amor
y si la dicha es bella como una flor de mayo,
como una flor de mayo breve es también su flor.




Leer más poemas de este autor en el blog BESOS.

Enlace recomendado:
 






sábado, 16 de mayo de 2020

"Invitación a la dicha", de RICARDO MOLINA TENOR (ESPAÑA, 1916-1968, d.n.e.)

                   Es dulce ser amado pero amar,
                   oh dioses, qué ventura...
                               Goethe

Ámame ahora que tengo los cabellos negros
y una corona de junco
y el perfume del agua y de la jara
en los brazos desnudos.

Ámame ahora que tengo en los ojos
la suave llama de la tarde
y la gracia de la sonrisa
y la leve frescura de los manantiales.

Ámame ahora que tengo en los labios
el fuego deslumbrante del Mediodía

y la serenidad del cielo en las mejillas.

Ámame ahora que tengo en el cuello
el resplandor de los lirios quemados.
Ámame ahora que corre por mis hombros
el torrente divino del deseo.
Ámame ahora que tengo el pecho ebrio
como una flor de vino.

Ahora y no luego, ahora y no mañana,
ahora que besa mi alma todo tu cuerpo
confundiendo su aliento al de mis labios.

Bésame ahora que es primavera
y el chamariz canta y vuela en un árbol,
ahora, amor mío, que estamos en mayo
y zumban en el aire las abejas,
ahora que todo es hermoso y feliz,
ahora y no mañana,
ahora y no luego.

Bésame los labios, el cabello, los hombros
ahora que en los huertos florecidos
es tan dulce la flor primera del granado.

Dame todo tu amor ahora, amor mío,
¿no ves que soy en la tierra dichosa,
dulce como el árbol del paraíso?

Ahora que soy un manantial virgen
donde cada onda es una caricia,
una colina verde
donde cada florecilla es un labio encendido,
un valle misterioso
donde cada viento es un suspiro,
un río de amores
cuya música frágil es tu nombre.

¿No son nuestros estos días tan bellos?
¿No es hermosa la tierra bajo el sol y la luna?
¿No habla todo de amor desde el alba a la tarde?

¡Ámame!
¡Ahora y no mañana; ahora y no luego!




Leer más poemas de este autor en el blog BESOS.

Enlace recomendado:
 
Volver a la página principal