martes, 19 de abril de 2022

"Me han tirado un beso", de RAMÓN DE ALMAGRO (seud. de RAMÓN VALDEZ) (ARGENTINA, 1934--, d.n.e.)


Me han tirado un beso esta mañana,
me lo enviaron los labios de un niño
y tú sabes cuánta sed hay en mi alma,
de una simple muestra de cariño.

Me han tirado un beso esta mañana,
y mira como influyen, estas cosas,
que un aburrido día de semana,
de golpe... se llenó de mariposas.



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lunes, 18 de abril de 2022

"BESOS DORMIDOS", de FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO (ESPAÑA, 1935-2014, d.n.e.)


Vendrán los besos, y traerán silencio,
y nos preguntaremos quiénes somos,
dónde nos conocimos, qué buscamos,
y tal vez nos respondan nuestros ojos,
ignorantes del miedo a la palabra,
pues la verdad les grita desde el fondo.

Y al mirarnos, habrá una luz recóndita
de tibio colorido melancólico,
que abrirá perspectivas imprevistas,
y que será en sí misma testimonio
de algo que fue, que ya es insostenible,
tan quimérico como el unicornio.

Ayer los besos, aunque amortiguados,
llevaban un clamor de intenso gozo,
entretejían lágrimas y risas
en verdes primaveras y en otoños,
calendario de pétalos dormidos,
dormido el tiempo sobre nuestros rostros.

¿Qué sucedió? Tal vez una mañana,
a la orilla del río, entre los olmos,
se despertó la niebla del cansancio,
y repobló el paisaje de abandono.
Y los besos se fueron marchitando,
sin casi percibirlo, sin sollozos.

Y hoy sólo son costumbre, su arrebato
en retirada triste, sin retorno.


Es hora de partir; se fue la magia,
el temblor está en calma, el amor prófugo,
los besos silenciosos, tan dormidos
que no despertarán..., como nosotros.




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viernes, 15 de abril de 2022

"Canción a la bella distante", de CÉSAR DÁVILA ANDRADE (ECUADOR, 1919-1967, d.n.e.)

No era mi poesía. Mis poemas no eran.
Eras tú solamente, perfecta como un surco
abierto por palomas.

Eras tú solamente como un hoyo de lirios
o como una manzana que se abriera el corpiño.
Eras tú, ¡oh distante presencia del olvido!

Clara como la boca del cristal en el agua,
tierna como las nubes que atraviesan el trigo
por los lados de mayo.

Dulce como los ojos dorados de la abeja;
nerviosa como el viaje primero de la alondra.

Eras tú y tenías delgadas de esperanza
las manos que me huyeron.
En tu sien, extraviadas, bullían las sortijas.
En tus perfectos ojos abril amanecía.
Estoy tan impregnado de tu voz siempre viva
que hasta esta inmensa noche parece que sonríe
y percibo el borde líquido de tu alma.

Andabas como andan en el árbol los astros.
Rezabas en silencio como una margarita.

¡Oh quién te viera abriendo esos libros que amabas
con el alma inclinada a la luz de las fábulas!
Qué viñeta de rosas tenían tus mejillas
cuando abrías los labios de amor de las palabras.
Y qué resplandeciente ciudad de serafines
descubrías, de pronto, en el cielo de estío.
Quiero besarte íntegra como luna en el agua.

Mañana en los delgados calendarios de ausencia
te encontraré buscando una pedrezuela tierna
para marcar una hora lejana que aún espero.

Recuerdo aquella tarde cuando quise besarte.
Tenían los cristales un fondo de mimosas
y la antigua ventana mecía los jardines.
Las llamas de los árboles se tornaban oscuras
y un ángel de eucalipto se apoyaba en el muro.

Escuchamos de pronto la carreta profunda
que atraviesa los prados con su carga de junio.
Pienso en aquella tarde ¡y me encuentro más solo!

Las casas recogían la luz del occidente,
los caminos bajaban como arroyos en llamas,
la brisa estaba fija en el borde del álamo.
Pienso en aquella tarde y no sé por qué lloro...




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miércoles, 13 de abril de 2022

"En el comienzo", de LUIS ZALAMEA BORDA (COLOMBIA, 1921-2013, d.n.e.)

Eres el comienzo, la luz y la esperanza.
Antes de ti era la nada y no habían nacido las palomas.
Qué angustioso vacío el vivir sin saberte,
aunque mis ojos adivinaran tu mirada lánguida
y fueran construyendo mis manos tu presencia,
inventando mis sueños piel, risa y esencia de tus besos.

Sin ti andaba yo al garete, en un mar de borrasca,
cuán alejado de todo puerto conocido.
Y el mar también era la nada.
Tendrías que llegar a darle un día
el verdor de tus ojos, la sal de tus pupilas,
un hontanar de lágrimas,
y la suave madrépora que crece entre tus labios.

Sin ti mi voz no tenía forma y su eco faltaba,
era el lloro de un niño que se pierde.
Tú le entregaste acento y le fijaste rumbo.
Y entonces pude cantarte toda, con la voz que me diste.

Antes de ti, la nada, la pegajosa angustia, la voz muda.
Mas hoy comienza a respirar mi mundo,
nutrido con tu luz, fincado en la esperanza.






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lunes, 11 de abril de 2022

Soneto: "Al besar sus labios", de EDMUND SPENSER (INGLATERRA, 1552-1599)

Al besar sus labios (pues sentí esa gracia)
creí oler un jardín de dulces flores;
qué finos perfumes en torno derramaban,
dignos de damas para adornar sus recámaras.

Sus labios perfumaban cual claveles,
sus lozanas mejillas cual rosas rojas,
su rostro de nieve cual capullos de jazmín,
sus bellos ojos cual jóvenes magnolias.

Su hermoso regazo cual lecho de fresas,
su cuello cual ramo de rododendros,
sus pechos cual jóvenes tulipanes,

que despuntaban cual floridas madreselvas.
Flores de tal fragancia brindan robustos aromas,
pero su perfume de mil a todas superaba.





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jueves, 7 de abril de 2022

"Beso nocturno", de MIGUEL ÁNXO FERNÁN-VELLO (ESPAÑA, 1958--, d,n.e.)

Poema perteneciente al libro "Memorial de brancura", de fecha 1985  d.n.e.




Conozco de la mujer el beso nocturno, espiral
y térreo.
         Velocísimo labio
musculado
requema en un abismo de
húmeda luz que adentra.
Oleosa dulzura templando
la sangre más profunda, más láctea
color-de-rosa,
maculada y pura,
acrecentada.
         El beso bien nocturno
tiene perfil de serpiente
en ávida lengua,
fluyente y diluida
de simientes lunares,
esencias agridulces
o saladas e hirvientes en el abismo
conocido, en la morada
hendida que evapora un incendio
en las bocas
deslizadas al centro,
masa líquida
recurvada y ansiosa,
destilación convulsa
de inmodulada muerte en eco cenagoso,
cenizas de agua seca
en furias ondulantes,
entretejidas llamas de un gemido
quebrado, dulces ondulaciones
de un estertor de gloria,
animales tan sumergidos
enrojecen en la entraña del
placer dislocado,
instantánea grandeza
del fin en lento fulgor
de bocas fascinadas.
                    El beso
muerde arcilla espumosa y profunda
de suave quemadura
y florece encarnado
fermentando un ardor pensativo y constante
en los labios calcinados.
                        Conozco
el beso nocturno de la mujer silenciosa,
conozco los besos oscuros
hasta inflamar las bocas de una pureza extraña,
la delicada muerte de los alientos sin sabia,
sin aurora carnal, lengua de húmedo fuego,
húmeda ceniza pura, húmeda muerte
lenta
hasta la tierra sin mácula,
conozco de la mujer su beso más nocturno
hasta perder los labios consumidos de sueño
sin final ni comienzo.
  




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martes, 5 de abril de 2022

"La mujer que amo", de JOSÉ MIGUEL LÓPEZ HIDALGO (ESPAÑA, 19XX, d.n.e.)

En la mujer que amo todo es fuego y delicia: amor es su locura, pasión es su caricia. Castiga la traición, vengativa y celosa; redime en el placer, libertina y gozosa. Ella es la augusta reina que exige pleitesía; ella es la amante esclava de su pasión y mía. Ella es la dulce hermana que en días infantiles para el pecado supo hacernos más sutiles: ¡oh, la boquita trémula de la gentil princesa que jugaba a besarnos con sus labios de fresa! Besos que saboreé en el juego fingido como fruto robado de un jardín prohibido; besos que hoy devoro cuando sus labios rojos suspiran y me besa mientras cierra los ojos. Su carne perfumada como exquisito vino me abisma en el ensueño arcano del destino. En su cuerpo me pierdo como en un bosque mágico donde pasea la Luna con su delirio trágico y canta misteriosa, oculta en la espesura, el ave prodigiosa del sueño y la locura. ¡Qué dulce naufragio, qué hondo mar sereno, qué amable muerte breve, qué süave veneno! En sus ojos he visto escrito mi destino: abrasarme en la llama de este fuego divino.

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lunes, 4 de abril de 2022

"Ahora que ya estoy solo te llamo suavemente", de JOSÉ LUIS HIDALGO IGLESIAS (ESPAÑA, 1919-1947)

Ahora que ya estoy solo te llamo suavemente
y bajas a mi boca como un fruto maduro
desde el árbol eterno donde existes y velas,
con las ramas rozadas por los astros desnudos.

Ahora que ya estoy solo puedo morir. Tú sabes
que a la muerte hay que ir sin que nadie nos llore,
ocultando las rosas del amor que encendimos
y el que sólo fue sombra que soñamos de noche.
Por eso está ya el fruto temblando entre mis dientes
mas no quiero morderlo sin que tú me lo digas.

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viernes, 1 de abril de 2022

"Pájaro lejano", de PEDRO GANDÍA (ESPAÑA, 1953--, d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "Sábana Blanca-Sábana Negra", de fecha 1973  d.n.e.



Recuerdo aquel cristal de tiempo plano y frío.
Aquel amor primero.
Recuerdo su mullida voz blanquísima,
y aquellas dos columnas esbeltas de sus piernas.
Recuerdo su mirar de flores de azabache
y aquellas mariposas que, en su pecho colérico
de arena, se estrellaban.
Recuerdo la espiral violenta de su boca,
las fresas de sus besos,

y recuerdo que un día se perdió bajo tierra.
Y yo me volví loco, y se llenó mi cama
de nervios y de ardillas.




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