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jueves, 8 de agosto de 2019

"Ve. Ven. Así. Te beso", de RAFAEL ALBERTI MERELLO (ESPAÑA, 1902-1999 d.n.e.).

"Maja sevillana", de José Gutiérrez de la Vega y Bocanegra


Ven. Ven. Así. Te beso. Te arranco. Te arrebato.
Te compruebo en lo oscuro, ardiente oscuridad,
abierta, negra, oculta derramada golondrina, oh
tan azul, de negra, palpitante. Oh así, así,
ansiados, blandos labios undosos, piel de rosa
o corales delicados, tan finos. Así, así, absorbidos,
más y más, succionados. Así, por todo el
tiempo. Muy de allá, de lo hondo,
dulces ungüentos desprendidos, amados,
bebidos con frenesí, amor hasta desesperados.
Mi único, mi solo, solitario alimento, mi
húmedo, lloviznado en mi boca,
resbalado en
mi ser. Amor. Mi amor. Ay, ay. Me
dueles. Me lastimas. Ráspame, límame, jadéame tú a mí,
comienza y recomienza, con dientes y garganta,
muriendo, agonizando, nuevamente volviendo,
falleciendo otra vez, así por siempre, para
siempre, en lo oscuro, quemante oscuridad,
uncida noche, amor, sin morir y muriendo,
amor, amor, amor, eternamente.



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lunes, 9 de octubre de 2017

"La calera", de RAFAEL ALBERTI MERELLO (ESPAÑA, 1902-1999 d.n.e.).


Calera que das cal,
píntame de blanco ya.
Pintado de blanco, yo
contigo me casaría.
Casado, te besaría
la mano que me encaló.

Calera que das la cal,
píntame de blanco ya.
Me casé con cal-y-nieve
y ya mi boca encalada
tan sólo a besar se atreve

su alba mano blanqueada.

Calera que das la cal,
píntame de blanco ya.
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viernes, 26 de mayo de 2017

"Diálogo entre Venus y Príapo", de RAFAEL ALBERTI MERELLO (España, 1902-1999, d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "Diálogo de Venus y Príapo", de fecha 1963  d.n.e.




Príapo: ... Despierta, sí, cerrada
caverna de coral. Voy por tus breñas,
cabeceante, ciego, perseguido.
Ábrete a mi llamada,
al mismo sueño que en tu gruta sueñas. [5]
Tus rojas furias sueltas me han mordido.
¿Me escuchas en lo oscuro?
Sediento, he jadeado las colinas
y descendido al valle donde empieza
el caminar más duro, [10]
pues todo, aunque cabellos, son espinas,
montes allí rizados de maleza.
¿Duermes aún? ¿No sientes
cómo mi flor, brillante y ruborosa
la piel, extensa y alta se desnuda, [15]
y con labios calientes
—coral los tuyos y los míos rosa—
besa la noche de tus labios muda?

¡Despierta!

Venus: ¿Quién me nombra?
¿Quién persigue mis óleos seminales, [20]
quién mi gruta de sombra
y navegar oculto mis canales?

Príapo: Quien solamente puede y se desvela,
levantado por ti de noche y día,
se atiranta en candela [25]
y no se dobla hasta que el mar lo enfría.
¡Deja que te contemple!

Venus: Que te mire,
déjame a mí también. ¡Siempre eres bello!

Príapo: ¡Déjame que en tus selvas te respire! [30]

Venus: ¡Que me despeine en tu robusto cuello!

Príapo: ¿Por qué dormías?

Venus: Todo era fingido.
Mi dormir no era más que desearte.
Tú alzas mi sueño cuando estás dormido.
Nací tan sólo para levantarte. [35]

Príapo: ¡Oh noche clara!

Venus: ¡Oh clara luna llena!
¡Rayo directo que me inundas!

Príapo: Eres
taza de espuma azul, concha marina,
alga abierta en la arena,
paraíso de sal de las mujeres, [40]
secreto erizo que en la mar trasmina.
Golfo nocturno, ábrete a mí, bañadas
del más cálido aliento tus riberas.
Sabes a mosto submarino, a olas
en vivientes moluscos despeñadas, [45]
a tajamares, soles de escolleras
y a rumor de perdidas caracolas.
Sabes también...

Venus: Repósate un momento...

Príapo: El reposar es mi mayor tristeza.

Venus: También yo quiero repetir al viento [50]
toda mi admiración por tu grandeza.

Príapo: Hincho las velas. Habla.

Venus: Eres trinquete,
palo mesana, torre indagadora
y, ardido del más rojo gallardete,
cresta de gallo al despuntar la aurora. [55]
Sales de un bosque, lanza o jabalina.
Redondos aramboles, de espejuelos
te alumbran cuando cazas.
Pende en los dos la gloria masculina.
Llenas las nubes, los cargados cielos [60]
rebosan de sus tazas.

Príapo: ¡Oh, ven más cerca! ¡Ven!

Venus: ¡No! No me riegues,
amor, de blancos copos todavía.
Guarda, mi bien, esas nevadas flores
hasta que al fin me llegues [65]
a lo más hondo de mi cueva umbría
con tus largos y ocultos surtidores.

Príapo: ¿Qué quieres más?

Venus: Anhelo que me cantes
cosas que faltan. Mis alrededores
prometen sima al sur y al norte cumbre. [70]

Príapo: Hacia ellas van mis rayos penetrantes,
su flor certera, sus certeras lumbres.

Venus: ¿Qué ves, qué me iluminas?

Príapo: ¡Oh precipicio, oh noche bordeada
de oscuridad también! ¡Despeñadero [75]
que hacia las sombras sólo me encaminas!
Te miro y más se hunde mi mirada.
Si la dicha es redonda, está en tu cero.

Venus: Pasa a los altos, sube a los alcores...
¿Qué ves ahora, dime?

Príapo: Un baluarte [80]
de clavel y de nieve a cada lado.
¡Oh fortalezas! ¡Claros miradores
para clavar en ellos mi estandarte
y descender al bosque enamorado!

Venus: Dime si escondes para mi ventura [85]
cosas que acaso yo no sepa.

Príapo: Escondo,
también allá en lo hondo
de una caverna oscura,
de blancas y mordientes
almenas vigiladas, [90]
una muy dulce y de humedad mojada
cautiva...


Venus: Yo prosigo. Son los dientes
los que fijos la rondan y dan vela.
También yo otra cautiva
como la tuya guardo. ¿No la sientes? [95]
A navegar sobre su propia estela
mírala aquí dispuesta, siempre viva.


Príapo: ¡Oh encendido alhelí, flor rumorosa!
Deja que tu saliva
de miel, que tu graciosa [100]
corola lanceolada de rubíes
mojen mi lengua, ansiosa
de en la tuya mojar sus carmesíes.


Venus: ¡Flor contra flor!

Príapo: ¡Qué blandos oleajes
ya por mis flancos tu alhelí resbala! [105]


Venus: Gira la noche...

Príapo: Cantan los cordajes...

Venus: Cambia el viento... Dan vueltas los paisajes...
Príapo: Y hace en tus labios mi navío escala,
mientras tu fuente oculta, prisionera
de mi boca, entreabriendo [110]
su dócil ya y sumisa enredadera,
dulce y quejosamente va fluyendo.


Venus: ¡Oh bonanza!

Príapo: ¡Oh tranquilo
descanso ahora! ¡Calmas, aunque plenas, [115]
nuncios ya de los hondos y más duros
combates!

Venus: Desflecadas, hilo a hilo,
tus espumas descienden mis almenas.

Príapo: Tus arroyos y peces más oscuros
me corren por los labios todavía. [120]


Venus: Un sabor a jazmín me permanece
y a tallo donde nada antes crecía.

Príapo: A tallo que por ti de nuevo crece.

Venus: ¡Oh asombro! ¡Prodigiosa,
mágica fuerza!

Príapo: ¡Abismo que me atrae! [125]

Venus: ¡Oh cima misteriosa!

Príapo: ¡Cima que sólo en ese abismo cae!

Venus: ¡Qué mármol jaspeado!
¡Pálida, arquitectónica belleza!
¡Qué alto fuste estriado [130]
de azules ríos! ¡Capitel armado
para elevar el mundo en su cabeza!

Príapo: Avanzo ya.

Venus: La noche abrasa.

Príapo: Gotas
de esperma verde tiemblan los luceros.

Venus: Las dehesas remotas [135]
de la luna, sus albos ventisqueros
se llenan de bramidos.
Del cielo penden signos genitales.
La Vía Láctea rueda sus henchidos
torrentes de amorosos sementales. [140]

Príapo: Gruta sagrada, toco tus orillas.
Abre tus labios ya, siénteme dentro.

Venus: ¡Oh maravilla de las maravillas!
¡Luz que me quema el más profundo centro!

Príapo: Se confunden los bosques, las lianas [145]
se juntan y conmueven.
En el pomar revientan las manzanas
y en el jardín copos de nardos llueven.

Venus: ¡Qué bien cubres mis ámbitos! Sus muros
¡cómo me los ensanchas y los llenas! [150]
¡Qué pleamar, qué viento acompasados!

Príapo: Jaca y jinete, unísonos, seguros,
galopan, de corales y de arenas
y de espumas bañados.

Venus: Detente, amor. No infundas ese aliento [155]
tan rápido a las brisas. Aminora
un poco el paso. Da a tu movimiento
un nuevo ritmo ahora.

Príapo: Pondré en mis alas un volar más lento.

Venus: ¡Dulce vaivén! Rezuman mis paredes [160]
las más blandas esencias.

Príapo: Desasidas de sus más hondas redes,
ya mis médulas saltan encendidas.

Venus: Ten más el freno.

Príapo: ¿El freno? Querencioso,
mi caballo se pierde a la carrera. [165]

Venus: Sigo también su galopar furioso,
antes que derramado en mí se muera.

Príapo: ¡Amor!

Venus: ¡Amor! La noche se desvae.
Nos baña el mar. ¡Oh luz! El mundo canta.
Cae la luna... El viento...

Príapo: Todo cae [170]
cuando el gallo del hombre se levanta.


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lunes, 20 de febrero de 2017

"Canción de amor", de RAFAEL ALBERTI MERELLO (España, 1902-1999, d.n.e.)


Amor, deja que me vaya,
déjame morir, amor.
Tú eres el mar y la playa.
Amor.

Amor, déjame la vida,
no dejes que muera, amor.
Tú eres mi luz escondida.
Amor.

Amor, déjame quererte.
Abre las fuentes, amor.
Mis labios quieren beberte.
Amor.

Amor, está anocheciendo.
Duermen las flores, amor,
y tú estás amaneciendo.
Amor.


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jueves, 26 de enero de 2017

"Cúbreme, amor, el cielo de la boca", de RAFAEL ALBERTI MERELLO (España, 1902-1999, d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "El ceñidor de Venus desceñido", de fecha 1947  d.n.e.



Cúbreme, amor, el cielo de la boca
con esa arrebatada espuma extrema,
que es jazmín del que sabe y del que quema,
brotado en punta de coral de roca.

Alóquemelo, amor, su sal, aloca
Tu lancinante aguda flor suprema,
Doblando su furor en la diadema
del mordiente clavel que la desboca.

¡Oh ceñido fluir, amor, oh bello
borbotar temperado de la nieve
por tan estrecha gruta en carne viva,

para mirar cómo tu fino cuello
se te resbala, amor, y se te llueve
de jazmines y estrellas de saliva!


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