jueves, 31 de marzo de 2022

"VERSIÓN LIBRE DE LA INMORTALIDAD", de LUIS GARCÍA MONTERO (ESPAÑA, 1958--, d.n.e.)


En la noche profunda,
como dormida caricia que sorprende
y sigue a más,
sombras con el calor de la materia,
mordiéndose los labios, mal quitado
el pijama y ardiendo
de loca oscuridad entre los brazos.

A media luz, perfiles
como el amor de un sueño generoso
con sus protagonistas,
diseñados despacio,
mientras el pensamiento va más rápido
que los cuerpos y explica
dónde será la próxima caricia,
cuándo la paz y cómo y qué palabras.

A luz abierta, toda,
alejado de mí para mirarnos,
para mirarte hundida y encerrada
con tus propios sentidos,
hasta que abres los ojos
llenos de solitaria claridad,
y está la habitación, conmigo, atenta,
y en tus ojos comprendes
que nos gusta mirarte como a un río,
un desmayado atardecer,
un paisaje infinito.

Ni tú ni yo creemos
en la inmortalidad. Pero hay momentos
-oscuros, de penumbra o luz abierta-
donde se roza el mundo de los libros
y las ventajas de la eternidad.
Escribo este poema celebrando
que pasado y presente
coincidan todavía con nosotros
y haya recuerdos vivos
y besos tan dorados como el beso
aquel de la memoria.





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viernes, 25 de marzo de 2022

"Descripción de la perfecta belleza", de CHRISTIAN HOFMANN VON HOFMANNSWALDAU (1617-1679)

Un cabello que temerario a Berenice esquiva,
Una boca que exhibe rosas, plena de perlas,
Una lengua que emponzoña mil corazones,

Dos senos, donde el rubí alabastro tramaría.

Un cuello que en todo aventaja al cisne,
Dos mejillas, donde la majestad de Flora se agita,
Una mirada que derriba hombres, que convoca rayos,
Dos brazos, cuya fuerza al león han ejecutado.

Un corazón, del cuál no brota más que mi ruina,
Una voz, tan celestial que mi condena sentencia,
Dos manos, cuyo rencor al destierro me envían,

Y con dulce veneno la misma alma envuelve
Un adorno, así parece, en Paraíso creado,
De todo ingenio y libertad me ha privado.





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miércoles, 23 de marzo de 2022

"La última vez de Casanova", de JORGE VALDÉS DÍAZ-VÉLEZ (MÉJICO, 1955--, d.n.e.)

 Giacomo se envuelve en el crepúsculo del Florian.

            Me preguntas cuántos besos tuyos, Lesbia,
            me bastarían para estar satisfecho.
                       Cátulo
 
Mientras beso tu boca, dulce
doncella en la conquista, muerdo
las comisuras de tu madre
y los labios que tus hermanas
ceden al peso del deseo;

beso a las próximas mujeres
lejanas y desconocidas

aún por mi codicia, aquellas
que algún día serán tú en otra
tú, que ahora oprimes mis labios
contra tu máscara de niebla,

y abres el negro terciopelo
donde mi angustia deposita,
con un grito húmedo y sordo,
el rubí de mi corazón
humeante al pie de tu reflejo.

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lunes, 21 de marzo de 2022

"El viaje", de MARIA ELENA WALSH (ARGENTINA, 1930-2010, d.n.e.)

Sólo quiero tu casa de ternura,
vivir en su calor.
Eres el mar y la orilla segura
porque el único viaje es el amor.

Reconocer tu alma, qué aventura
de mágico sabor.
Allí tendré profundidad y altura
porque el único viaje es el amor.

Besos desconocidos como puertos
esperan bajo un cielo de mirada.

-Lo demás es dolor.

Hoy vuelvo de países que están muertos,
después de un mar que no me dijo nada,
porque el único viaje es el amor.


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miércoles, 16 de marzo de 2022

"Los no amados", de RAFAEL MORALES CASAS (ESPAÑA, 1919-2005)

Qué soledad del cuerpo; qué soledad del alma;
qué vacío en los ojos; qué vacío en la sangre.
Nadie escucha su pena ni su cálido aliento,
rosa ardiente en el aire.

Sus bocas para el beso, rojas de amor se abren;
sus frentes buscan manos, amorosas caricias
de algún cielo distante.

Sus manos alzan dulces, llenas de sombra, amantes;
las levantan temblando como tristes fantasmas,
amarillas de amor, rosas muertas, al aire;
rosas ciegas que buscan a través de su noche
la luz rosada y grande.

Alto vuelo de angustia, alta torre de sangre
levantan estos hombres hacia un cielo impasible
donde no habita nadie.

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lunes, 14 de marzo de 2022

Soneto: "Atardeció sin ti", de ANTONIO GALA VELASCO (ESPAÑA, 1930-- d.n.e.)

Atardeció sin ti. De los cipreses
a las torres, sin ti me estremecía.
Qué desgana esperar un nuevo día
sin que me abraces y sin que me beses.

A fuerza de tropiezos y reveses
la piel de la esperanza se me enfría.
Qué agonía ocultarte mi agonía,
y qué resurrección si me entendieses.

Atardeció sin ti. Seguro y lento,
el sol se derrumbó, limón maduro,
y a solas recibí su último aliento.

Quién me viera caer, lento y seguro,
sin más calor ni más resurgimiento,
gris el alma y frustrada entre lo oscuro.





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domingo, 13 de marzo de 2022

"Oriental: "Dueña de la negra toca", de JOSÉ ZORRILLA (España, 1817-1893 d.n.e.).


Dueña de la negra toca,
La del morado monjil,
Por un beso de tu boca
Diera a Granada Boabdil.

Diera la lanza mejor
Del Zenete más bizarro,
Y con su fresco verdor
Toda una orilla del Darro.

Diera las fiestas de toros,
Y si fueran en sus manos,
Con las zambras de los moros
El valor de los cristianos.

Diera alfombras orientales,
Y armaduras y pebetes,
Y diera.... -¡que tanto vales!-
Hasta cuarenta jinetes.

Porque tus ojos son bellos,
Porque la luz de la aurora
Sube al Oriente desde ellos,
Y el mundo su lumbre dora.

Tus labios son un rubí
Partido por gala en dos....
Le arrancaron para ti
De la corona de un Dios.

De tus labios, la sonrisa,
La paz, de tu lengua mana....
Leve, aérea como brisa
De purpurina mañana.

¡Oh, qué hermosa nazarena
Para un harén oriental,
Suelta la negra melena
Sobre el cuello de cristal,

En lecho de terciopelo,
Entro una nube de aroma,
Y envuelta en el blanco velo
De las hijas de Mahoma!

Ven a Córdoba, cristiana,
Sultana serás allí,
Y el Sultán será ¡oh Sultana!
Un esclavo para ti.

Te dará tanta riqueza,
Tanta gala tunecina,
Que has de juzgar tu belleza
Para pagarle, mezquina.

Dueña de la negra toca,
Por un beso de tu boca
Diera un reino Boabdil;
Y yo por ello, cristiana,
Te diera de buena gana
Mil cielos, si fueran mil.






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jueves, 10 de marzo de 2022

"Lugar rupestre" de CARLOS MARZAL (ESPAÑA, 1961--, d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "Fuera de mí", de fecha 2003  d.n.e.



Con la sed más anciana,
arrodillado,
para encontrarle el cauce al agua tuya,
me he bañado de ti,
linfa radiante;
me he prosternado en ti
nunca más joven.
En la gruta que parte en dos tu cuerpo,
me he marchado por fin de mis orillas,
me he sumido en tus labios,
con mis labios.
Mi saliva te hablaba sin idiomas.

Con la humedad sagrada
he dibujado,
en la pared de sedas de tu sima.
En resina salobre del deseo,
he dispuesto una rosa,
y la he mordido.
Eché a volar un ave,
y la he matado.
Un hombre había en pie,
y ahora no hay nada.



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lunes, 7 de marzo de 2022

"Pánfila", de GABRIELE D'ANNUNZIO (seud. de GAETANO RAPAGNETTA, 1863-1938)

Ya que el amor que brinda nuestra esfera
no consigue aplacar en el artista
ese orgullo viril que no tolera
ni el rastro de una sombra pasajera,
que pueda oscurecerle su conquista;

ya que la hembra, para siempre impura,
su vergonzosa herida siempre abierta
llevará, en el orbe sin ventura
nunca hallaré la femenil criatura
jamás por los humanos descubierta;

hoy el poder oculto de mi sueño,
por atediarme sin piedad evoca,
como un refugio, con tenaz empeño,
a la amada de todos, al risueño
numen que a todo amor tendió su boca,

ya en los mórbidos lechos perfumados
o las encrucijadas del camino,
donde por la pasión arrebatados
acudieron marinos y soldados
inmundos, tambaleándose de vino;

la que en el amplio lecho de caoba
fue de duques y príncipes un día,
y entre el tibio silencio de la alcoba
su veneno letal, pérfida loba,
en las más ricas sangres infundía.

Ella que del afeite con los brillos
restauró su mejilla fatigada
y consteló su pecho de cintillos
de eterna claridad, y con anillos
hizo su mano exangüe más pesada.

Por todas partes de caricias llena
y gozada de todos, del mendigo
y el amo que a sus gracias se encadena,
para mí su beldad, venga conmigo
la última flor de tu jardín, ¡oh Helena!

Todo el encanto de la edad pasada,
con sus dulces misterios soberanos,
la circuyen de luz, como a la amada
que ante los muros de llión sagrada
vieron resplandeciente los troyanos.

A esa amaré, sobre su carne impura
recogeré todo el deseo terreno,
todo el amor conoceré del mundo,
por sus ojos veré la nada oscura,
y entre la gruta estéril de su seno
oiré latir su corazón profundo.

Y besaré sus manos, esa mano
experta que en la faz de los pilotos
acarició con mimo soberano
la barba de que en día ya lejano
se cubrieron en piélagos ignotos;

o lentas erizaron con blandura
los cabellos de algún meditabundo,
si rendido de sueño por la altura
de los grandes silencios, sombra pura
divagaba su espíritu errabundo.

Sus manos besaré do inmateriales
palideces fijaron los ungüentos,
y besaré sus dedos musicales
que vertieron tal vez las inmortales
cadencias de una lira por los vientos

de Helenia, o en tus playas rumorosas
¡oh Lesbos! donde en vívida maceta
embalsamaban las desnudas rosas
a las tiernas amigas voluptuosas
de Safo, los cabellos de violeta.

Las venas más azules de sus brazos
las besaré con ávida locura,

y, en silencio, mis férvidos abrazos
a aquella boca de divinos trazos
arrancaránle la palabra impura,

más lasciva que el beso

; del olvido
rescataré los nombres delirantes
con que arrulló mil veces el oído,
entre un grito de gozo y un gemido,
en horas de pasión a sus amantes.

Y entre sus labios de encendida grana
beberé lentamente, gota a gota,
el jugo de la blonda cortesana,
do gustaré la esencia más remota
que perfume la selva más lejana.

Y la amaré, sobre su carne impura
recogeré todo el deseo terreno,
todo el amor conoceré del mundo,
por sus ojos veré la nada oscura,
y entre la gruta estéril de su seno
oiré latir su corazón profundo.




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viernes, 4 de marzo de 2022

"Las joyas", de JOAN MARAGALL GORINA(ESPAÑA, 1860-1911 d.n.e.)

Quiero cubrir de joyas tu cabello,
tu garganta y tu pecho, brazos, manos,
en memoria de todas las caricias
que te haga ahora y que te hice antes.

Como lluvia, las joyas en tus miembros,
como lluvia los besos de mi amor,
y bajo cada beso que se encienda
un nuevo resplandor, como una estrella.

Una joya por beso, que ilumine,
quieta noche, lo noble de tu cuerpo;

mas después del gran día, luego el día;
la esposa, sin las joyas, del esposo.

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martes, 1 de marzo de 2022

Soneto: "ELLA", de FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO (ESPAÑA, 1935-2014, d.n.e.)


ELLA.-
Desnúdenme tus manos lentamente
sobrenadando senos y caderas,
y desliza tus dedos diligente
entre botones, lazos, cremalleras.

Mira mis ojos y ábreme la blusa,
y descuelga los pechos prisioneros,
que mi deseo nada te rehúsa,
y ellos son del deseo mensajeros.

Se abren a ti como dos rosas tiernas,
esperando la lengua en los pezones,
y percibo temblores en mis piernas,
y un aire abrasador en los pulmones.

No hay en mi ofrecimiento ambigüedades,
va a ti sin desvergüenza o timidez,
y aunque con tinte de frivolidades,
parece siempre la primera vez.

Besa con humedad mi boca hambrienta,
y haz que ambas lenguas jueguen en contacto,

no ha de haber nada a lo que no consienta,
mía es la voluntad, tuyo es el acto.

En la espalda hay insólitos caminos
que mi mano jamás ha transitado,
y de tus dedos brotan remolinos
erizando la piel de mi costado.

En breve y delicada sacudida
mis hombros de la blusa se desprenden;
semidesnuda estoy, y enardecida,
y alzo los brazos, que hacia ti se extienden.

Detente brevemente en la cintura,
rodéame en caricias circulares,
y explora el resto de mi arquitectura,
con paso franco a todos mis lugares.

Cae la falda a los pies..., al fin desnuda...
Qué libertad e independencia siento.
No queda en mí vacilación ni duda,
sólo serenidad..., y atrevimiento.

Están mis ojos en tus ojos fijos,
y tus manos me arropan insistentes;
suaves contactos causan regocijos,
lentas fricciones llegan más frecuentes.

Aproxímate más, cúbreme entera,
encadéname a ti, y abre mi rosa,
dame un beso total, de tal manera
que resulte en fusión voluptuosa.

Quédate en pie y recibe el doble abrazo,
y al rodear tu cuerpo con mis piernas,
introduce tu furia de un zarpazo
anegando mis cámaras internas.

El ímpetu, el gemido y los sudores
me dirán que soy tuya y eres mío;
seremos mutuamente posesores,

como el cauce y las aguas en el río.


ÉL.-
Hay en tu rostro un gesto de embeleso
al ajustar tu mano mi corbata;
y me encuentro vestido con exceso
al ver tu desnudez bajo la bata.

De repente me asaltan intenciones
que sacuden la fibra del sentido,
y que encajan en las incitaciones
que el brillo de tus ojos me ha tendido.

Sin vacilar, toma hoy la iniciativa
y traduce en acciones la sonrisa,
que tu mano sensual y decisiva
me arranque la corbata y la camisa.

Deslízame los dedos sobre el pecho,
y extiéndete a la espalda suavemente;
mi instinto levantado está al acecho,
todo mi voluntad te lo consiente.

Hoy serás tú quien todo lo decida,
seré el juguete, y tú serás quien juegue,
tendrás autoridad indefinida
y no encontrarás nada que te niegue.

Ya el cinturón se siente relajado,
y tu contacto excita mi impaciencia,
siento el impulso desencadenado,
pero a él, no a ti, he de hacerle resistencia.

Es tu oportunidad, es tu momento,
será tu desnudez junto a la mía,
tus caricias tendrán el ritmo lento
de inevitable, espléndida agonía.

Y aunque te exija que me lo aceleres,
no escuches mi clamor ni mi quejido,
habré de recibir lo que me dieres,
cuando, como y en donde hayas querido.

Siento tus manos descendiendo lentas
y tú también te inclinas y desciendes,
y a mi virilidad la boca enfrentas,
y una violencia emocional enciendes.

Ese beso profundo y penetrante,
me acerca a ti de singular manera;

y aunque no puedo verlo en tu semblante,
percibo toda tu pasión entera.

Tus manos en mi piel clavan crispadas
las uñas, que de sangre se revisten;
flota tu pelo en nuevas oleadas,
los labios y la lengua no desisten.

¡Qué catarata de placer provocas
volcándose en caída resonante,
tal la furia del mar contra las rocas!
¡Qué maravilla poder ser tu amante!

Y al fin las aguas, blancas de la espuma,
tras la caída, avanzan en el río;
siento en la mente el sueño de la bruma,
y en el cuerpo el postrer escalofrío.

Levántate y abrázame, cariño,
yace conmigo en silenciosa calma,
manténme en tu regazo como a un niño,
y toma posesión de cuerpo y alma.




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