Soñaba una doncella que dormía
con un galán que amaba tiernamente,
y que él en todo andaba diligente
y descuido en todo no tenía.
Ella, aunque mal, al fin, se resistía,
diciendo: «¿Qué dirá de mí la gente?»,
En efecto cumplió con su accidente,
dando los dos remate a su porfía.
El galán la besaba y abrazaba
con más calor que un encendido leño;
lo dulce a derramar no comenzaba,
cuando se despertó, y dijo al sueño:
«¿Durar un poco más, qué te costaba,
pues para mí era gusto no pequeño?»
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