martes, 1 de enero de 2019

"Cuán bellos son tus pasos, y el de tu andar", de FRAY LUIS DE LEÓN (ESPAÑA, 1527-1591)

Fragmento del Capítulo VII de la traducción del "Cantar de los Cantares" del rey Salomón.



Cuán bellos son tus pasos, y el de tu andar,
los tus graciosos pies, y ese calzado,
los muslos una aljorca por collar,
de mano de maestro bien labrado:
tu ombligo es una taza circular,
llena de un licor dulce muy preciado,
montón de trigo es tu vientre hermoso,
cercado de violetas, y oloroso.

Tus pechos son belleza, y ternura,
dos cabritos mellizos, y graciosos;
y torre de marfil de gran blancura
tu cuello, y los tus ojos tan hermosos
estanques de Esebón de agua pura,
que en puerta Batrabim están vistosos:
tu nariz una torre muy preciada,
del Líbano a Damasco está encarada.

Tu cabeza al Carmelo, levantado
sobre todos los montes, parescía:
y el tu cabello rojo, y encrespado,
color de fina púrpura tenía:
el Rey en sus regueras está atado,
que desasirse de ahí ya no podía:
¡Oh cuán hermosa eres, y agraciada,
amiga, y en deleites muy preciada!

Una muy bella palma, y muy crecida
parece tu presencia tan preciada,
de unos racimos dulces muy ceñida,
que son tus lindos pechos, desposada.
Dije, yo subiré en la palma erguida,
asiré los racimos de la amada,
racimos de la vid dulces, y hermosos
serán tus pechos lindos, y graciosos.

Un olor de manzanas parecía
el huelgo de tu boca tan graciosa,
y como el suave vino bien olía:
tu lindo paladar, oh linda Esposa,
qual vino que al amado bien sabía,
y a las derechas era dulce cosa,
que despierta los labios ya caídos,
y gobierna la lengua y los sentidos.

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