¿Quién tu rostro divino, Fili hermosa,
que en esplendor venciera el claro día,
intentó marchitar con mano impía
sembrando gualda en su azucena y rosa?
Tus ojos de paloma cariñosa,
que do quieran llevaban la alegría,
¿quién los pudo eclipsar, di, vida mía,
empañando su gloria luminosa?
Venus fue la que en cólera y fiereza
ajó tu flor con pecho vengativo,
envidiando tu lumbre y gentileza.
Pero Amor, que es tu guarda compasivo
te volvió con un beso tu belleza,
aumentando con otro tu atractivo.
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