En todos sus rosales
la madre primavera
jamás a rosa alguna
miró con más terneza.
En mil graciosos rizos
¡cuán varia purpurea
sobre el regazo amante
del botón que la estrecha!
Cómo en silencio suben
desde el pie contrapuestas
dos bien labradas hojas,
y se mecen sobre ella.
Una, tal vez, se dobla,
gira y, fugaz, la besa.
La otra lo ve cobarde,
y quiere, y va, y no llega.
Ella, entretanto, ríe
mil fragantes esencias,
y a su reír, ¡oh cuántos!,
¡cuántos deseos vuelan!
¡Oh rosa, honor del año!
Tu singular belleza,
¡oh cuán feliz sería
si Filis te quisiera!
-Tómala, Filis, toma,
y deme en recompensa
la dulce miel de un beso
tu boquita risueña.
Ya vale más la rosa.
-No te la doy, no; suelta,
que el beso fue, y lozana
mi flor aquí se queda.
-Seis besos y otros tantos
me has de pagar por ella.
-Es poco.
No; tú ignoras
los ayes que me cuesta.Fui y, al cortarla, impías
me hirieron dos abejas
de un numeroso enjambre
que a par giraba de ella.
-¿No ves cuán lastimada
está mi triste diestra?
¡Ay Filis! Sí; mi rosa
precio mayor desea.
Un beso, ¿y qué es un beso?
Quiero por cada abeja
del numeroso enjambre
que a par giraba de ella.
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