lunes, 12 de julio de 2021

"Tratado de la medusa sobre la lengua de las serpientes", de INGER ELISABETH HANSEN (NORUEGA, 1950-- d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "Hablabaror. Munnenes bok ", de fecha 1983  d.n.e.



                    I
                    
 Yo soy el lenguaje de las serpientes
                    columna de sueños lengua de agua
                    los labios a poca altura de la tierra
                    en torno al cuerpo de sonidos
                    el hipnotizado pájaro en la garganta
                    la canción es lo que se hundió
                    bajo la piel que ascendía
                    en espiral y succionaba relucientes
                    segundos como veneno
                    la canción era el rayo de llamas
                    lanzada alrededor de huesos pulidos
                    el cuerpo era lo que cantaba
                    el pájaro en el vientre
                    la serpiente
                    en al aire

                    II

    La palabra es pájaro
    Si voy a decir la palabra me llevo el pájaro a la boca.
    No lo mato sólo lo menciono por su nombre.
    Pájaro repito y entonces ya tengo el pájaro en el estómago.
    Yo soy pues lo que digo.
    ¿Qué dice el pájaro?

    Sin mí el pájaro no sería palabra.

                   III

Ahora es mi boca un archivador y las palabras números de registro.
Ahora el pájaro es sólo el número de registro del pájaro.

El número de registro no canta.

                  IV

                  La mortal era yo

                  La que nació de una ola
                  y vivió en el extremo del mundo.
                  La que llevaba serpientes en el pelo
                  y cantaba y hacía bailar a las serpientes.
                  Ella a la que llamaron peligro
                  un monstruo la llamaban.
                  Ella que dejó pesar la mirada
                  él la robó, la mirada, la pesada.
                  Fue el arma del guerrero
                  la dirigió contra otros.
                  Él mismo carecía de fuerzas
                  nunca se enfrentó a mi mirada.
                  Otros fueron alcanzados por ella
                  otros quedaron rígidos y se detuvieron.
                  Yo que no tengo cuerpo
                  mira ahora sólo puedo petrificar.
                  Mi boca no canta
                  los ojos hablan piedra.
                  La cabeza en manos del guerrero
                  no soy yo sino muerte.
                  Yo que parí demasiado tarde
                  a Pegaso fue al que estaba pariendo
                  cuando el guerrero me asestó un corte en el cuello.

                  La mortal era yo





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