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lunes, 13 de septiembre de 2021
"Bella zagaleja", de CRISTÓBAL SUÁREZ DE FIGUEROA (ESPAÑA, ¿?1571-1644, d.n.e.)
Bella zagaleja
del color moreno,
blanco milagroso
de mi pensamiento;
gallarda triguera,
de belleza extremo,
ardor de las almas
y de amor trofeo;
suave sirena,
que con tus acentos
detienes el curso
de los pasajeros;
desde que te vi
tal estoy, que siento
preso del albedrío
y abrasado el pecho.
Hasta donde estás
vuelan mis deseos
llenos de afición,
y de miedos llenos,
viendo que te ama
más digno sujeto,
dueño de tus ojos,
de tu gusto cielo.
Mas ya que se fue,
dando al agua remos,
sienta de mudanza
el antiguo fuero.
Al presente olvidan;
y quien fuere cuerdo,
en estando ausente
téngase por muerto;
y pues vive el tuyo
en extraño reino,
por ventura esclavo
de rubios cabellos,
antes que los tuyos
se cubran de hielo,
con piedad acoge
suspiros y ruegos.
Permite a mis brazos
que se miren hechos
hiedras amorosas
de tu airoso cuerpo;
que a tu fresca boca
robaré el aliento,
y en ti transformado,
moriré viviendo.
Himeneo haga
nuestro amor eterno,
nazcan de nosotros
hermoso renuevos.
Tu beldad celebren
mis sonoros versos,
por quien no te ofendan
olvido mi tiempo.
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viernes, 10 de septiembre de 2021
"Despedida", de LUIS ZALAMEA BORDA (COLOMBIA, 1921-2013, d.n.e.)
"...es tan corto el amor y es tan largo el olvido... " Pablo NerudaTe fuiste.
Como se va la primavera.
Como se van todas las cosas.
Como se pierden en el mar las velas.
Y yo me quedé solo,
con las uñas clavadas en la arena,
viendo como se alejan las mareas.
Te fuiste.
Ni tu nombre recuerdo,
ni el color de tus ojos.
Sólo que por las tardes leíamos a Neruda;
aún me llega el timbre de tu voz profunda,
y el alarido de tu dicha, suelto,
huyendo a medianoche por la playa.
Te fuiste.
Irremediablemente huiste de mi vida.
Fue el océano tu cómplice fortuito:
zarpaste al borde de un balandro cualquiera
una tarde cualquiera.
Yo me quedé sobre la playa dilatada,
salpicado de ocaso, solitario en la arena.
Te fuiste.
Nos habíamos amado con la furia de los 25 años.
Todo fue cerca al mar:
besos de sal y yodo,
mordiscos de medusa enloquecida,
saltos de delfines en celo,
abrazos hasta brotar la sangre marinera.
Te fuiste.
Como se fueron también la rada familiar,
las velas madrugadoras de los camaroneros,
el lecho duro de nuestros combates clandestinos.
Hasta el mar cambió de rostro y de fragancia;
la codicia del hombre corrompió las aguas.
El aire mismo se llenó de venenos y de miasmas.
Te fuiste.
Como se van todas las cosas.
Y yo me quedé solo,
con las uñas clavadas en la arena,
viendo como se alejaban las mareas.
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jueves, 9 de septiembre de 2021
"Soneto: Galanio tú sabrás", de FRANCISCO DE ALDANA (ESPAÑA, 1537-1578 d.n.e.)
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lunes, 6 de septiembre de 2021
"Será mi cuerpo", de MAYTE SALGUERO (ESPAÑA, 1972-, d.n.e.)
Será mi cuerpo
el que abra tus rutas,
al placer que las apura
y al apuro de tus besos.
Será mi cuerpo
el sagrario y la culpa,
de la bendita locura
donde nos encontremos.
Será mi cuerpo
la llave de tu paraiso,
tu pecado y tu permiso
para soltar tu sueño.
Será mi cuerpo
la arcilla de tus manos,
el lugar exacto
donde volver al estreno.
Será mi cuerpo
la piel de tu fiebre,
el lenguaje que queme
tu impulsivo verso.
Será mi cuerpo
la cama de tus lunas,
la codicia intrusa
que desee tu cuerpo.
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sábado, 4 de septiembre de 2021
"La tormenta", de FRANCISCO MARTÍNEZ DE LA ROSA (ESPAÑA, 1787-1862)
¿Hubo un día jamás, un solo día,
cuando el amor mil dichas me brindaba,
en que la cruda mano del destino
la copa del placer no emponzoñara?
Tú lo sabes, mi bien: el mismo cielo
para amarnos formó nuestras dos almas;
mas, con doble crueldad, las unió apenas,
las quiso dividir, y las desgarra.
¡Cuántas veces sequé con estos labios
tus mejillas en lágrimas bañadas,
tus ojos enjugué, y hasta en tu boca
bebí ansioso tus lágrimas amargas!
Con suspiros tristísimos salían,
mezcladas, confundidas tus palabras;
y, al repeler mi mano con latidos,
tu corazón desdichas presagiaba...
Todas, a un tiempo, todas se cumplieron;
y si tal vez un rayo de esperanza
brilló cual un relámpago, el abismo
nos mostró abierto a nuestras mismas plantas.
¿Lo recuerdas, mi bien? Morir unidos
demandamos al cielo en noche aciaga,
cuando natura toda parecía
en nuestro daño y ruina conjurada:
la tierra nos negaba hasta un asilo,
la lluvia nuestros pasos atajaba,
bramaba el huracán, el cielo ardía,
las centellas en torno serpeaban...
¡Ay! Ojalá la muerte en aquel punto
sobre entrambos el golpe descargara,
cuando sin voz, sin fuerzas, sin aliento,
te sostuve en mis hombros reclinada.
«¿Qué temes? Vuelve en ti; soy yo, bien mío;
es tu amante, tu dueño quien te llama;
ni el mismo cielo separarnos puede:
o destruye a los dos, o a los dos salva».
Inmóvil, muda, yerta, parecías
de duro mármol insensible estatua;
mas cada vez que retumbaba el trueno,
trémula contra el seno me estrechabas;
en tanto que por hondos precipicios,
casi ya sumergido entre las aguas,
a pesar de los cielos y la tierra
conduje a salvo la adorada carga...
Ora, ¡ay de mí!, por siempre separados,
sin amor, sin hogar, sin dulce patria,
el peligro más leve me amedrenta,
la imagen de la muerte me acobarda:
ni habrá un amigo que mis ojos cierre,
veré desierta mi fatal estancia,
y solo por piedad mano extranjera
arrojará mi cuerpo en tierra extraña.
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viernes, 3 de septiembre de 2021
"Gacela del amor imprevisto", de FEDERICO GARCÍA LORCA (ESPAÑA, 1898-1936, d.n.e.)
Nadie comprendía el perfume
de la oscura magnolia de tu vientre.
Nadie sabía que martirizabas
un colibrí de amor entre los dientes.
en la plaza con luna de tu frente,
mientras que yo enlazaba cuatro noches
tu cintura, enemiga de la nieve.
Entre yeso y jazmines, tu mirada
era un pálido ramo de simientes.
Yo busqué, para darte, por mi pecho
las letras de marfil que dicen siempre.
Siempre, siempre: jardín de mi agonía,
tu cuerpo fugitivo para siempre,
la sangre de tus venas en mi boca,
tu boca ya sin luz para mi muerte.
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jueves, 2 de septiembre de 2021
"Delicta carnis", de AMADO NERVO (MÉJICO, 1870-1919 d.n.e.)
Carne, carne maldita que me apartas del cielo;
carne tibia y rosada que me impeles al vicio;
ya rasgué mis espaldas con cilicio y flagelo
por vencer tus impulsos, y es en vano, ¡te anhelo
a pesar del flagelo y a pesar del cilicio!
Crucifico mi cuerpo con sagrados enojos,
y se abraza a mis plantas Afrodita la impura;
me sumerjo en la nieve, mas la templan sus ojos;
me revuelco en un tálamo de punzantes abrojos,
y sus labios lo truecan en deleite y ventura.
Y no encuentro esperanza, ni refugio ni asilo,
y en mis noches, pobladas de febriles quimeras,
me persigue la imagen de la Venus de Milo,
con sus lácteos muñones, con su rostro tranquilo
y las combas triunfales de sus amplias caderas.
¡Oh Señor Jesucristo, guíame por los rectos
derroteros del justo; ya no turben con locas
avideces la calma de mis puros afectos
ni el caliente alabastro de los senos erectos,
ni el marfil de los hombros, ni el coral de las bocas!
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miércoles, 1 de septiembre de 2021
"Canción nocturna", de JULIO FLÓREZ ROA (COLOMBIA, 1867-1923, d.n.e.)
Oye: cuando en las sombras del vacío,
en la noche, a lo lejos, oigo un canto;
algún canto de amor, a veces mío,
de esos que ha tiempos escribí con llanto,
mi memoria despiértase y se aclara;
y al sentir que resurge mi tristeza,
por los áridos surcos de mi cara
el viejo lloro a resbalar empieza.
Y es porque mi recuerdo ávido evoca
tus manos, tu mirada taciturna,
los ósculos quemantes de tu boca.
Tu garganta, tu cuerpo frágil urna
de marfil que mi mano ya no toca...
¡Todo lo aviva la canción nocturna!
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