Cierta señora se soñó durmiendo
que su querido amor tenía en la cama,
y para mitigar no sé qué llama,
enzima se quería andar poniendo.
Subió, metiolo, diole lengua y, viendo
el amorosso fuego que le ynflama,
para cobrar buen crédito y más fama,
juega de lomos esto le diziendo:
“¿Qué me hazes, mi vien, que assí me saue?
¿Vienes comigo? Mira que te aguardo.
Dámelo. Apara, apara. Agora, agora”.
Y estando en este gusto más suave,
hiruió el puchero y derramóse el caldo,
y almidonósse en valde la señora.
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