Torna a decir, Morena, cuanto decías.
Como yo soy la noche, abre los ojos.
Cierra los ojos, ciérralos, porque yo soy el día.
Torna a decir, Morena, tu canción.
Como te amo, dame a aspirar el humo de tu pensamiento.
Si no te amase, ya me darías tu corazón.
Torna a decir, Morena, tu luz y tu mentira.
Como yo no te creo, será una bella historia.
Si te creyese, serías tú, serías sólo tú misma.
Torna a decir, Morena, tu dolor único.
Si eres ajena, dame tus labios secos.
Si fueras mía yo te hurtaría los labios húmedos.
Torna a decir, Morena, tu dolor.
Si eres ajena, dame tus labios, dame;
Si fueras mía te daría mi compasión.
Torna a decir, Morena, torna, torna a decir.
Como yo soy Gautama, da lo mismo.
Lo mismo da: soy Harún-el-Rashid.
Lo mismo da, mi Negra Sheherazada,
mi Dinarzada Oscura: da lo mismo.
Pero dame, dame tu boca para besarla.
Torna a decir, morena, tu rapsodia.
Como yo soy la noche, abre tus ojos.
Mas soy el día: préstame tu boca.
Abre tus ojos para ver la noche,
si no me amas. Como sí me amas,
abre tus ojos... para ver la noche!
Danza, Morena. Danza, mi Tanagra,
mi Figulina: el sobrio cuerpo ondula:
tras de tus siete velos recatada,
si eres ajena, te veré desnuda...
Mas si eres mía, oh mía, danza sin velos, danza:
Gautama soy, Gautama, el propio Budha!
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