miércoles, 26 de julio de 2023

"La metamorfosis del vampiro", de de CHARLES PIERRE BAUDELAIRE (Francia, 1821-1867 d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "Las flores del mal", de fecha 1857  d.n.e.



La femme cependant, de sa bouche de fraise,
En se tordant ainsi qu’un serpent sur la braise,
Et pétrissant ses seins sur le fer de son busc,
Laissait couler ces mots tout imprégnés de musc:
— « Moi, j’ai la lèvre humide, et je sais la science
De perdre au fond d’un lit l’antique conscience.
Je sèche tous les pleurs sur mes seins triomphants,
Et fais rire les vieux du rire des enfants.
Je remplace, pour qui me voit nue et sans voiles,
La lune, le soleil, le ciel et les étoiles!
Je suis, mon cher savant, si docte aux voluptés,
Lorsque j’étouffe un homme en mes bras redoutés,
Ou lorsque j’abandonne aux morsures mon buste,
Timide et libertine, et fragile et robuste,
Que sur ces matelas qui se pâment d’émoi,
Les anges impuissants se damneraient pour moi!».

Quand elle eut de mes os sucé toute la moelle,
Et que languissamment je me tournai vers elle
Pour lui rendre un baiser d’amour, je ne vis plus
Qu’une outre aux flancs gluants, toute pleine de pus!
Je fermai les deux yeux, dans ma froide épouvante,
Et quand je les rouvris à la clarté vivante,
À mes côtés, au lieu du mannequin puissant
Qui semblait avoir fait provision de sang,
Tremblaient confusément des débris de squelette,
Qui d’eux-mêmes rendaient le cri d’une girouette
Ou d’une enseigne, au bout d’une tringle de fer,
Que balance le vent pendant les nuits d’hiver.

La mujer, entre tanto, de su boca de fresa
Retorciéndose como una sierpe entre las brasas
Y amasando sus senos sobre el hierro de su corsé,
dejaba fluir estas palabras totalmente impregnadas de almizcle:
-«Yo, yo tengo el labio húmedo, y conozco la ciencia
De perder en el fondo de un lecho la antigua consciencia.
Seco todas las lágrimas en mis senos triunfantes,
Y hago reír a los viejos con la risa de los niños.
¡Reemplazo, para quien me ve desnuda y sin velos,
a la luna, al sol, al cielo y las estrellas!
Yo soy, mi caro sabio, tan docta en los placeres,
Cuando asfixio a un hombre en mis brazos temidos,
O cuando anandono a los mordiscos mi busto,
Tímida y libertina, y frágil y robusta,
Que sobre estos colchones que se desmayan de emoción,
¡los ángeles indefensos se condenarían por mí».

Cuando hubo succionado toda la médula de mis huesos,
y lánguidamente me volvía hacia ella
para devolverle un beso de amor, sólo vi
¡un odre con los flancos pegajosos, todo lleno de pus!
Cerré los dos ojos, en mi helado terror,
y cuando los abrí a la claridad viva,
a mi lado, en lugar del maniquí poderoso
que parecía haber hecho provisión de mi sangre,
temblaron confusamente con los restos de esqueleto,
de los cuales devolvieron el grito de una veleta
o de un cartel, al final de una barra de hierro,
que balancea el viento en las noches de invierno."
[Trad. de Raúl Amores Pérez]



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