mientras apretabas mi cuerpo contra el tuyo
sumergidos en la calle sin murmullos...
en la calle silenciosa y perdida.
Tu boca me arrebata el sabor
De tanta distancia y tanto desencuentro,
y mientras tus manos
dibujaban la sombra de mi cuerpo
decías —no sé qué es lo que me une al cielo.
Detenías tus ojos en lo alto
buscando no se qué en el firmamento
y la luna entrometida se apoderaba de tus ojos
y yo esperaba silenciosa el momento de tu regreso.
No sé qué me une al cielo —decías
mientras me devorabas con tu mirada
y me dolían los ojos de tanto verte,
se te ahogaba la vos repitiendo mil veces
los "te amo" más dulces...
se te agotaba el aliento de besarme y de quererme.
Y la noche avanzaba con su frío y su viento,
mientras yo te dejaba buscar en el calor de mi cuerpo
eso que decías que te unía al cielo.
Y nunca supe cuál era ese motivo
que te emocionaba al llevar tus ojos al cielo.
Nunca, porque no hubo tiempo.
El amor se marchó tan rápido...
como tan rápido nos llegó el encuentro.
Me quedé con la pregunta entre los labios,
con la agonía de los besos fugitivos,
con el calor de tu cuerpo entre mis manos.
Me quedé con la calle vacía de vos,
con el silencio de la noche sin tus pasos.
Me quedé con todo pendiente, y el llanto ahogado,
me quedé con el dibujo de tus manos en mi piel,
y con la inconciencia de tus años y mis años.
Me quedé a un costado del camino
para dejarte avanzar sin presiones
para que tus alas se abran al vuelo planeado,
para que busques qué es lo que te une al cielo
quizás mi presencia no te permitió encontrarlo.
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