Una vez inventé un beso.
Un beso largo...
expansivo y milimétrico
-minucioso dibujo de mis labios sobre tu piel-
inmenso beso que te recorría todo.
Un beso húmedo como el mar
que te envolvía de sal
y te bañaba.
Un beso de amor...
horizontal,
que no tenía límites escritos
ni lugar.
Era un beso infinito,
intemporal.
Un beso eterno
que no puedes olvidar
-si te despierta-
porque aún no lo termino de soñar.
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