Dulces labios hermosos,
que mill veçes estáis mill besos dando,
y a mi alma alegrando,
con un sonido manso,
juntamente matáis y dais descanso.
Porque si me besáis,
en besos me lleváis envuelta el alma,
y si muriendo ceso,
mill vidas me volvéis con sólo un beso.
Y pues que a puros besos me habéis muerto,
resucitadme, ¡oh labios amorosos,
más dulces que la miel y más sabrosos!
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