Manuel M. Flores |
Él le hablaba en la sombra a media voz;
Sólo estaba el jardín, y la algazara
Del baile se escapaba del salón.
Al través de las hojas las estrellas
Lanzaban temblorosas su fulgor…
Yo no sé cómo fue; mas, sin pensarlo,
Se encontraron los labios de los dos.
Y encontrarse los labios cariñosos
De dos que se aman con inmenso amor,Es sentir que dos almas, que dos vidas,
Se confunden en una, y van a Dios…
¡Sonrisa de mujer, tú eres aurora!
¡Beso de la mujer, tú
eres un sol…!¡Qué dulces son tus besos, vida mía!
¡Qué hermoso es el amor!
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