Y yo te daba besos
Sin darme cuenta
De que no te decía:
¡Oh labios de cereza!
¡Qué gran romántica
eras!
Pedías vinagre a escondidas
De tu abuela.
Te pusiste como una
celinda de primavera.
Y yo estaba enamorado
de otra. ¿No ves qué pena?
De otra que estaba escribiendo
Un nombre sobre la arena
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