Quiero para mis labios esta piel de gladiolo,
quiero para mis brazos este cuerpo de luz,
si desnuda no vienes, que me llamen Pocholo,
si desnuda no vienes a mis brazos en cruz.
Y si vienes, tu cuerpo me fulmina al trasluz
y con todo tu cuerpo me quedaré tan solo
como si el mundo entero volcara un arcaduz
o como si un relámpago desenroscara el polo.
Nada más deslumbrarme, nada más embeberme
de esta luz recobrada de tu canon de oro,
las cucharas doradas de tus nalgas y el cloro
con que sacia mi sed tu boca al poseerme:
no he vivido de luces para morir sin verme
nuevamente en tus brazos, nuevamente en el oro.
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