Es un espléndido manantial de magnífica seda [...]Ibn al-Jatib
Salvo la seda, no hay otro comercio en esta ciudad,
por lo cual los forasteros no permanecen en ella y
sólo la habitan sus propios vecinos.
Seda del párpado, seda de la ingle,
seda roja del cielo de la boca,
seda blanca, escondida, de la nuca,
la pieza con pequeños lunares de la espalda,
crisálida de seda del ombligo,
el ovillo del pubis, la seda que se adentra,
el encaje de seda de la axila,
la organza de los labios,
la piel como sedante,
las palabras sedosas,
el sedal sin anzuelo de los brazos,
piel de fibra tensada tarea de hilandera
del gusano inquilino, el tejedor del gremio
de los sastres futuros que destejen
la vieja seda rota y desvaída,
del trapero que rasga y que descose
los últimos recortes, los retales,
la mortaja de seda apolillada.
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