Esa boca que sale de paseo
con su hambre de amor, totalitaria;
esa boca que fuma y canta un aria
me recuerda a la luz en el deseo.
Esa boca, tan dulce, que bojeo,
bien parece una fruta imaginaria;
esa boca de carne planetaria
que me obliga a temblar con su aleteo.
Esa boca lujosa, hospitalaria,
donde pongo las nubes que recreo,
tiene suaves delirios de vicaria
y chispazos de nunca en apogeo.
Es por eso que, apenas la poseo,
al besarme se vuelve una plegaria.
Leer más poemas de este autor en el blog BESOS.
Enlace recomendado:
No hay comentarios:
Publicar un comentario