sábado, 2 de septiembre de 2017

"Pero yaces ahí", de EFRAÍN BARTOLOMÉ (MÉJICO, 1950- d.n.e.)

Poema perteneciente al libro "Música solar", de fecha 1984  d.n.e.




Pero yaces ahí      un poco más allá de mi piel      y no te veo:
me tocan
          con ligero aletear
                              tus movimientos

Sé de tus labios blandos
Sé del pensar solemne de tu respiración
y de la tibia caricia solar bajo tus dedos

Estoy aquí
              y no sé dónde comienza el frío
No sé si viene de los tejados negros
Si nace de la luz bajo la puerta
o de la claridad que la ventana no detiene

No sé si existe en realidad la música
o son ciertas las voces que recorren la calle

Pero todo está ahí:
la niebla gris vagando por San Diego       por la Isla y la
                                                  Almolonga
por el Arco del Carmen oscuramente antigua

Pero tú estás aquí       tan cerca de estos labios de pronto
                                                                enmudecidos

Y te amo
                 Amo el escándalo oscuro de tu cabello
La desolación pensativa de tu frente
Viajo despacio por tu rostro
                                    Vago por tus labios
Voy por la plenitud fértil de tu cuello
Amo tu carne que alimenta mis brazos
tus muslos por donde mi deseo navega
la forma hundida de tu piel bajo el vagabundear abandonado
                                                         de mis dedos

          (Qué más deseo entonces         Por qué no
                                                       estoy tranquilo
          Qué torpe eternidad estoy buscando)

Regreso             Estoy de nuevo errando por tu rostro
En cada retirada de las sombras
En los milímetros que el sol recorre borrando la penumbra

Afuera
             la niebla se deshace en los brazos del día
Bajo el balcón crece la sombra indígena que vende
Surgen voces más claras
                          Ruidos
                                 Rumor del vecindario que
                                                          despierta

Te vas entonces con la niebla
Desapareces por la hilera de cerros que bajan a Palenque
Hacia los grandes ríos
Hacia la lejanía entrañable de las imágenes.

Ciudad Real de Chiapas, diciembre de 1973


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