Pero yaces ahí un poco más allá de mi piel y no te veo: me tocan con ligero aletear tus movimientos Sé de tus labios blandos Sé del pensar solemne de tu respiración y de la tibia caricia solar bajo tus dedos Estoy aquí y no sé dónde comienza el frío No sé si viene de los tejados negros Si nace de la luz bajo la puerta o de la claridad que la ventana no detiene No sé si existe en realidad la música o son ciertas las voces que recorren la calle Pero todo está ahí: la niebla gris vagando por San Diego por la Isla y la Almolonga por el Arco del Carmen oscuramente antigua Pero tú estás aquí tan cerca de estos labios de pronto enmudecidos Y te amo Amo el escándalo oscuro de tu cabello La desolación pensativa de tu frente Viajo despacio por tu rostro Vago por tus labios Voy por la plenitud fértil de tu cuello Amo tu carne que alimenta mis brazos tus muslos por donde mi deseo navega la forma hundida de tu piel bajo el vagabundear abandonado de mis dedos (Qué más deseo entonces Por qué no estoy tranquilo Qué torpe eternidad estoy buscando) Regreso Estoy de nuevo errando por tu rostro En cada retirada de las sombras En los milímetros que el sol recorre borrando la penumbra Afuera la niebla se deshace en los brazos del día Bajo el balcón crece la sombra indígena que vende Surgen voces más claras Ruidos Rumor del vecindario que despierta Te vas entonces con la niebla Desapareces por la hilera de cerros que bajan a Palenque Hacia los grandes ríos Hacia la lejanía entrañable de las imágenes. Ciudad Real de Chiapas, diciembre de 1973Leer más poemas de este autor en el blog BESOS.
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