Capítulo II.
Yo prefiero un hombre joven para hacer el amor;
que sea todo coraje y que tenga una sola ambición,
que su miembro sea fuerte para desflorar a una virgen,
que sea ricamente proporcionado en todas sus dimensiones
y que tenga una cabeza ardiente como un brasero.
Enorme, como no hay otro en la creación;
fuerte y duro, con su cabeza redondeada.
Preparado siempre para la acción y que ésta no decaiga;
que nunca duerma, debido a la violencia de su amor;
que suspire para entrar en mi keuss
y que se derrame en mi vientre;
que no pida ayuda y no requiera de nadie;
que no tenga necesidad de un aliado
y que permanezca solo en sus fatigas,
que nadie pueda dudar de sus esfuerzos.
Que lleno de vigor y vida se sostenga en mi keuss;
que su trabajo allí sea constante y espléndido.
Primero por delante y luego por detrás;
que su presión sea enérgica y vigorosa;
que roce su cabeza en la entrada de mi keuss.
Que acaricie mi espalda, mi vientre y mis caderas;
que bese mis mejillas y luego muerda mis labios.
Que me abrace y me lleve a su lecho;
que me tenga entre sus brazos como su amada,
y que cada parte de mi cuerpo reciba su amor;
que me cubra de besos encendidos
y me encienda con su mirada.
Que abra mis muslos y bese mi keuss
y ponga su dekeur en mi mano
para que toque en mi puerta.
Sé que pronto estará dentro de mí, gozándome.
Me tomará e iluminará mis ojos.
Oh, mi hombre sobre todos los hombres,
el que me da placer.
Oh, alma de mi alma, eres como el viento arrasador.
Has jurado por Alá que me tomarás durante setenta noches
y se que desearás que te abrace y te abrace durante todas ellas.
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