(...) y glorioso de ver el bien que toca
puso en ella los labios de la boca
y fue de suerte el gozo que sentía
de ver el bien sin par que allí gozaba
que el agua que a los ojos acudía
el testimonio de su gusto daba.
Quisiéralo decir mas no podía
que tan turbado y fuera de sí estaba
que hizo para no quedar con mengua
de entrambos a dos ojos una lengua.
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