Capítulo I.
"¡Oh, esa ambrosía que bebo de ti,
esas caricias que recorren tu vientre,
esos besos que mi boca resecan...
Dame los diamantes de tus lágrimas,
las perlas de tu sonrisa
y los rubíes de tus labios, porque…
yo ya estoy impregnado de la sed de tu cuerpo!"
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