Tengo un cuerpo esperando en el fondo del océano.
Tengo un cuerpo que es como un volcán,
cuyo cráter lame el agua
para que no arroje placer antes que el amor llegue.
Tengo un cuerpo que no conozco.
Puede ser un grano de arena
o un pez rojo
o una perla en una concha.
Pero voy a descubrir su sabor
con dos labios ardientes
y una lengua que entrará
y con la lava hará un sonido
como entrar en el paraíso.
En el fondo del océano,
dentro de las burbujas del deseo,
tengo un cuerpo para ti,
y tengo una mañana y una eternidad:
una mañana en la que llegarás a mí
y una eternidad en la que se abrirá la caparazón
poco a poco,
con toda la lentitud que deseo
y para la que estás capacitado.
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