Siento tu frente en la mía,
suave primero,
cada vez más intensa.
Dices que así entro mejor
en tus ideas,
en tus recuerdos,
en tus sueños.
Como si entrara en el agua.
Casi al despertar me miras,
siento que me miras
con los ojos cerrados.
Dices que así me ves más hondo.
Me hueles.
Escucho que me hueles.
Dices que estoy en el aire que respiras.
Me devoras
lentamente
con tu sonrisa afilada,
navajas desenvainadas,
los dientes.
Me abrazas,
y te mueves como oleaje
llevándome
feliz
a la deriva.
Tu beso es ancla
y tormenta.
Fuertes y suaves a la vez,
tus labios,
como esa decisión
obstinada
en tener razón
para tirarla luego
toda
a estribor
por un beso.
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