Juan Ramón Jiménez |
En
el balcón, un instante
nos quedamos los dos solos.
Desde la dulce mañana
de aquel día, éramos novios.
nos quedamos los dos solos.
Desde la dulce mañana
de aquel día, éramos novios.
–El
paisaje soñoliento
dormía sus vagos tonos,
bajo el cielo gris y rosa
del crepúsculo de otoño–.
dormía sus vagos tonos,
bajo el cielo gris y rosa
del crepúsculo de otoño–.
Le dije que iba a besarla;
bajó, serena, los ojos
y me ofreció sus mejillas,
como quien pierde un tesoro.
–Caían
las hojas muertas,
en el jardín silencioso,
y en el aire erraba aún
un perfume de heliotropos–.
en el jardín silencioso,
y en el aire erraba aún
un perfume de heliotropos–.
No
se atrevía a mirarme;
le dije que éramos novios,
...y las lágrimas rodaron
de sus ojos melancólicos.
le dije que éramos novios,
...y las lágrimas rodaron
de sus ojos melancólicos.
Enlace recomendado: web oficial de la Fundación de J. R. Jiménez: http://fundacion-jrj.es/juan-ramon-jimenez/vida-biografia/
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