miércoles, 14 de mayo de 2014

FÍSICA DEL BESO

Sabemos que al besarnos, combinamos tres de los cinco sentidos (gusto, olfato y tacto) y al menos, involucramos a 5 de los 12 nervios craneales. Para Sheril Kirshenbaum, "en un beso hay señales ocultas de gran utilidad. Por ejemplo, a las mujeres, que tienen un sentido del olfato y del gusto más potente, les ayuda a decidir si merece la pena profundizar en una relación. Al besar a otra persona y acercarnos tanto recibimos su olor corporal, y los expertos han demostrado que las mujeres se sienten atraídas por el aroma de un hombre con unos genes muy diferentes de los suyos. Nosotros no somos conscientes de esto,pero una pareja con mayor diversidad genética tendrá hijos más fuertes y sanos. En este sentido, un buen beso ayuda a las mujeres a encontrar su pareja ideal, evolutivamente hablando. Además, durante un beso, el hombre deposita feromonas en la boca de la mujer, y esta invade la suya de estrógenos. Así se informan mutuamente de su compatibilidad reproductora".
(Vid.: http://www.quo.es/ser-humano/la-importancia-de-los-labios)
 
Cuando nos besamos, las terminaciones nerviosas de los labios se hacen más sensibles, disparando señales hacia la corteza cerebral y liberando neurotransmisores, como dopamina, endorfinas y feniletilamina.
EFECTO DE LA DOPAMINA:
Un beso apasionado actúa como una droga al producir dopamina (esta sustancia se encuentra también en la cocaína), que es la que nos genera euforia o insomnio y pérdida de apetito, tras haber enviado una cascada de señales al cerebro, según Sheril Kirshenbaum, de la Universidad de Texas (vid.: "La ciencia de besar. Lo que dicen nuestros labios").
Al besarnos nuestros vasos sanguíneos se dilatan, se acelera el pulso y se sonrojan las mejillas.
De ahí que la dopamina es la sustancia encargada de los sentimientos de satisfacción y placer, por lo tanto, es la causante del enamoramiento, es decir, también existe una explicación química del porque nos enamoramos.
(vid.: http://www.elitemedical.com.mx/bienestar/%C2%BFque-es-la-dopamina/
EFECTOS DE LAS ENDORFINAS:
Las endorfinas, que son péptidos, alivian el dolor del cuerpo y generan euforia.
EFECTOS DE LA FENILETILAMINA:
La feniletilamina es un alcalaoide (que también se halla por ejemplo en el chocolate) que influye en nuestro estado de ánimo y atención.
Francisco Muñoz de la Peña Castrillo da respuestas a la pregunta  ¿por qué nos enamoramos de una determinada persona y no de otra?
 Innumerables investigaciones psicológicas demuestran lo decisivo de los recuerdos infantiles -conscientes e inconscientes-. La llamada teoría de la correspondencia puede resumirse en la frase: "cada cual busca la pareja que cree merecer".
Según él ese molde de circuitos cerebrales preestablecido es lo que hará que cada quien se enamore de una persona y no de otra.
 
El sexólogo John Money considera que los niños desarrollan esos mapas entre los 5 y 8 años de edad como resultado de asociaciones con miembros de su familia, con amigos, con experiencias y hechos fortuitos.
 Así pues antes de que el verdadero amor llame a la puerta, el sujeto ya ha elaborado los rasgos esenciales de la persona ideal a quien amar.
 
¿Química del amor? La propia fuente, y otras muchas indican que en la cascada de reacciones emocionales hay electricidad (descargas neuronales) y hay química (hormonas y otras sustancias que participan).
Ellas son las que hacen que una pasión amorosa descontrole la vida y ellas son las que explican buena parte de los signos del enamoramiento.
Cuando aparece la persona  deseada se dispara la señal de alarma, nuestro organismo entra entonces en ebullición.
 A través del sistema nervioso el hipotálamo envía mensajes a las diferentes glándulas del cuerpo ordenando a las glándulas suprarrenales que aumenten inmediatamente la producción de adrenalina y noradrenalina (neurotransmisores que comunican entre sí a las células nerviosas).
 
¿Cuáles son sus efectos? El corazón late más deprisa (130 pulsaciones por minuto);la presión arterial sistólica (lo que conocemos como máxima) sube, se liberan grasas y azúcares para aumentar la capacidad muscular;se generan más glóbulos rojos a fin de mejorar el transporte de oxígeno por la corriente sanguínea.
"Imbecilidad transitoria", le llamó Ortega y Gasset a ese estado transitorio  no se puede mantener bioquímicamente por mucho tiempo.
No hay duda: el amor es una enfermedad. Tiene su propio rosario de pensamientos obsesivos y su propio ámbito de acción.
Si en la cirrosis es el hígado, los padecimientos y goces del amor se esconden, irónicamente, en esa ingente telaraña de nudos y filamentos que llamamos sistema nervioso autónomo.
En ese sistema, todo es impulso y oleaje químico. Aquí se asientan el miedo, el orgullo, los celos, el ardor y, por supuesto, el enamoramiento.
 A través de nervios microscópicos, los impulsos se transmiten a todos los capilares, folículos pilosos y glándulas sudoríparas del cuerpo. El  músculo intestinal, las glándulas lacrimales, la vejiga y los genitales, el organismo entero está sometido al bombardeo que parte de este arco vibrante de nudos y cuerdas.
 Las órdenes se suceden a velocidades de vértigo: ¡constricción!, ¡dilatación!, ¡secreción!, ¡erección! Todo es urgente, efervescente, impelente...
Aquí no manda el intelecto ni la fuerza de voluntad. Es el reino del siento-luego-existo, de la carne, las atracciones y repulsiones primarias..., el territorio donde la razón es una intrusa.
El estudio del amor como un proceso bioquímico es bien joven, apenas 18 años .
Es un proceso que se inicia en la corteza cerebral, pasa a las neuronas y de allí al sistema endocrino, dando lugar a respuestas fisiológicas intensas.
 
El verdadero enamoramiento parece ser que sobreviene cuando se produce en el cerebro la FENILETILAMINA, compuesto orgánico de la familia de las anfetaminas.
Al inundarse el cerebro de esta sustancia, éste responde mediante la secreción de dopamina (neurotransmisor responsable de los mecanismos de refuerzo del cerebro, es decir, de la capacidad de desear algo y de repetir un comportamiento que proporciona placer), norepinefrina y oxiticina (además de estimular las contracciones uterinas para el parto y hacer brotar la leche, parece ser además un mensajero químico del deseo sexual), y comienza el trabajo de los neurotransmisores que dan lugar a los arrebatos sentimentales, en síntesis: se está enamorado.
 
Estos compuestos combinados hacen que los enamorados puedan permanecer horas haciendo el amor y noches enteras conversando, sin sensación alguna de cansancio o sueño.
 
El affair de la feniletilamina con el amor se inició con la teoría propuesta por los médicos Donald F. Klein y Michael Lebowitz del Instituto Psiquiátrico de Nueva York, que sugirieron que el cerebro de una persona enamorada contenía grandes cantidades de feniletilamina y que sería la responsable de las sensaciones y modificaciones fisiológicas que experimentamos cuando estamos enamorados.
 
EFECTO DE LA SALIVA:
Tras los estudios de la neurocientífica Wendy Hill (http://www.lavozdegalicia.es/sociedad/2009/02/14/0003_7528404.htm), que estableció las sustancias químicas que contiene la saliva, sabemos que la saliva del hombre contiene testosterona, que al transferirla a la mujer le despierta el apetito sexual a ésta. Los besos ayudan a reducir el estrés, disminuye el nivel de colesterol y eleva la oxitocina (conocida como la molécula del amor).
Enlace recomendado: http://informe21.com/beso/beso-apasionado-desencadena-reacciones-quimicas-nos-hacen-perder-cabeza-segun-estudio
 
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